ArgenTICs: ¿utopía o posibilidad?

Por Axel Cherem

Los domingos suelen ser depresivos, sobre todo por la tarde-noche. Sin embargo, no todos los domingos tenemos la posibilidad de lanzar un satélite al espacio. Mientras Argentina sube posiciones en el ranking de mayores países contagiados, la ciencia sigue siendo noticia y construyendo el concepto de futuro.

Otro de los temas que ha causado revuelo se gestó al comienzo de un fin de semana. El pasado viernes 21 de agosto, Alberto Fernández, publicó: “Hemos decidido declarar servicios públicos a la telefonía celular, a los servicios de internet y a la televisión paga”, ¡boom! Ni Ley de medios-parte 2, ni Tele-Alberto, ni Venezuela: “Yo no estoy en guerra con nadie. A Clarín lo puede afectar un poco más porque está en todos esos negocios”, aseguró el Presidente a Página/12 sobre el DNU 690/2020.

Hemos señalado, en ediciones previas de #Microdebates, la importancia en concebirse como una sociedad de la información y en la necesidad de legislar y diseñar políticas públicas con la tecnología (dispositivos y conocimiento) en el centro para desarrollar nuestras interacciones. En esta entrega, analizamos los anuncios, los avances y los errores en este tema y proponemos un triángulo que simplifique el marco tecno-regulatorio que inaugura la “Argentina del Futuro”: Acceso, Diversidad y Trabajo.

Acceso

Comenzamos por lo más reciente: la modificación de la Ley de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, mejor conocida como “Argentina Digital”. Este DNU recupera el carácter de “servicios públicos en competencia” a fin de establecer regulaciones sobre los precios, declarándolos “esenciales” y “estratégicos”, garantizando que sean “justos”, “razonables” y que la prestación del servicio sea “eficiente”. Como mencionaron diversas figuras de la política, la academia y el sector privado, lo que se busca garantizar el acceso a las TICs, como un derecho humano.

Internet, por sobre otros servicios, se ha posicionado como de carácter esencial en este contexto de pandemia, ¿y por qué no en la denominada “Nueva Normalidad” ?, por lo que su acceso se transformó en una necesidad instrumental, es decir, fundamental para poder realizar otras prácticas. A su vez, es importante resaltar la progresividad en este tipo de aplicaciones, no solo en sectores sino en actividades para la que se requiera acceso; un ejemplo de esto es el proyecto de ley presentado por el diputado Pablo Carro y la diputada Blanca Osuna, ambos pertenecientes al bloque del Frente de Todos, en la que declaran Internet como derecho humano y servicio universal e impulsan un Plan Nacional de Conectividad para zonas vulnerables y con foco en educación.

Diversidad

Este punto es quizá el menos explorado y, en consecuencia, el menos desarrollado. El acceso es importante en servicios de conectividad, pero contraproducente en producción de bienes culturales. Este aspecto fue destacado por Damián Loreti, Titular de Cátedra en Derecho a la Información en la UBA y candidato a Relator por la Libertad de Expresión ante la CIDH, en el que recordó que la televisión paga sigue bajo los principios de las TICs y no de los servicios de comunicación audiovisual, es decir, se rige bajo los parámetros de la libre competencia (OMC) y no los de diversidad cultural (UNESCO).

Vivimos en una sociedad diversa y desigual, por lo que son necesarias políticas orientadas a promover la pluralidad en la producción de bienes culturales. La emblemática Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual contó con un capítulo destinado a asegurar la diversidad, federalismo y accesibilidad en los contenidos bajo el concepto de must-carry-rules (obligación de transmisión). Lamentablemente, muchos de estos puntos orientados en garantizar la diversidad quedaron soslayados por el aspecto de desconcentración de oligopolios informativos y a mitad de camino en su plena aplicación.

Sobre este aprendizaje, medios comunitarios, organizaciones sindicales e integrantes de la academia han diseñado e impulsado un nuevo proyecto de Ley para el “Fomento de la Pluralidad y la Diversidad Informativa”. En este sentido, se plantea un camino inverso al de la “Ley de Medios” con el fin de “empezar por los últimos para llegar a todos” y generar mecanismos de financiamiento y un régimen tributario de fomento para medios comunitarios y cooperativos. La necesidad de promover contenidos interseccionales, diversos, accesibles y federales implica el desarrollo de medios alternativos a los comerciales, es decir, darles mayor vuelo para que sean un factor de peso en un mercado de bienes simbólicos hiper-concentrado.

Trabajo

Completamos el triángulo con el primer paso que se dio en esta oleada tecno-regulatoria en Argentina: la ley de teletrabajo. En la segunda edición de #Microdebates, anticipamos el rol que iba a tener como mecanismo de interpelación en esta coyuntura. Sin embargo, es importante comprender que no se busca, o no se debería buscar, una transposición de derechos presenciales hacia la lógica remota. La Ley de Teletrabajo promueve la discusión de algo nuevo, ni “bueno” ni “malo”.

La aceleración digital ha vuelto necesario un marco de protección hacia trabajadores y trabajadoras ante posibles abusos de las empresas. En este sentido, la ley 27.555 establece un piso de garantías para trabajdores/as y obligaciones para empleadores/as a fin que los sindicatos, por rama laboral, negocien mejoras adaptadas a su realidad particular.

Por otro lado, también es necesario que el Estado intervenga en el acompañamiento de este tipo de obligaciones hacia las empresas. Para eso, la Asistencia para el Trabajo y la Producción y los créditos a tasa 0 fueron importantes. Aquí volvemos al “acceso”, la regulación de precios en internet también se vuelve fundamental ya que posibilita la reducción de costos para las empresas y asegura mejor migración hacia el teletrabajo.

¿Y la economía?

El triángulo Acceso, Diversidad y Trabajo es una propuesta para abordar este nuevo marco tecno-regulatorio y diseñar una sociedad de la información que construya una Nueva Normalidad desarrollada, inclusiva y sustentable. Para eso, el corazón de este triángulo tiene que ser el desarrollo de estas capacidades técnicas. Por lo que el debate deberá ir en torno a una Ley que descansa en el Senado y puede ser clave para nuestro futuro cercano: La Ley de Economía del Conocimiento.

El cuarto componente de este triángulo, el centro, debe estar puesto en el desarrollo técnico-científico de nuestras capacidades. El gobierno de científicos se debate… ¿será real?