De Justicia patriarcal y otros males

La forma de impartir justicia que existe en Argentina es, por lo menos, cuestionable. El machismo imperante dentro del Poder Judicial afecta el juicio de los y las magistradas y así también sus fallos. El rol de la mujer es visto desde una perspectiva totalmente patriarcal. Los casos contra mujeres violentas o asesinas se resuelven de manera express, pero cuando se trata de hombres que cometieron abusos sexuales o femicidios la Justicia parece relentecerse o mirar para otro lado. El impactante caso del asesinato de Lucio Dupuy desnudó las más cruenta de las miserias del ser humano y como, desde distintas instituciones, algunas veces se mira hacia otro lado.

Por: Patricia Cuesta
Edición: Diego Adur

Existe una cierta confusión respecto al término Justicia patriarcal. No necesariamente se hace referencia a una justicia que está del lado del hombre. En realidad, lo que se cuestiona es la mirada patriarcal que tiene el Poder Judicial sobre lo que representan las distintas formas de relacionarnos en sociedad.

Veamos un caso concreto. Nahir Galarza, la mujer que fue condenada a cadena perpetua por asesinar a su pareja. Aquí nadie discute el asesinato en sí o la pena a la que se la sentenció a Nahir. Lo que sorprende es la celeridad con la que fue condenada. Lo que se plantea es cómo puede ser que el caso de una mujer que mata a un hombre se resuelva tan rápidamente, cuando en cientos de casos de hombres violentos pasan los meses, pasan los años, pasan las denuncias y la justicia no llega. O cuando llega, ya es tarde.

En el caso de Nahir Galarza, la defensa dice haber presentado pruebas de que ella venía denunciando situaciones de abuso por parte de su pareja y violencia de diferente índole, pero nunca había obtenido respuesta.

En el caso del asesinato de Lucio Dupuy a manos de su madre, Magdalena Espósito Valenti, y su pareja, Abigail Páez, también hay una mirada patriarcal. Lo que primó en este caso sobre cualquier otra cuestión fue la mirada de los jueces y de la Justicia sobre el rol de la mujer.

La madre había delegado la tarea de cuidado de Lucio en su tío paterno, hasta que un día decidió llevárselo. Extorsionaba a la familia paterna del niño; Si querían verlo, debían pagar, si querían realizar una videollamada, lo mismo.

Hay que revisar el accionar de la Justicia, hubo denuncias de vecinos respecto a situaciones de maltrato que no fueron tomadas en consideración. Sólo se consideró lo que decía la mamá. El problema es que esta Justica patriarcal de la que hablo, ve en la mujer una serie de “bondades maternales” que no necesariamente todas tienen.

Numerosos son los casos en los que niños y niñas son separados de alguno de sus progenitores, muchas veces es en beneficio de ellos y ellas, pero no siempre. Ocurre a menudo que son tomados como rehenes, como trofeo, se los utiliza como forma de hacer sufrir al/la ex, pero, en definitiva, sólo se logra herir al niñe.

Durante la pandemia muchos divorcios sucedieron y en algunos países aumentaron las denuncias de SAP. Esta sigla refiere cuestionado “síndrome de alienacion parental”, donde uno de padres separa a su hijo/a del otro padre, inventando al menor historias de maltrato y abuso. Muchos psicólogos y trabajadores sociales cuestionan este supuesto síndrome, ya que el asunto es delicado por la tematica que presenta, pero, ademas, porque quien instituyó esta figura fue Richard Gardner, un psicólogo norteamericano que defendía abiertamente la pedofilia. Muchas de las denuncias de SAP son consideradas falsas y desechadas. Entonces, será necesario buscar otra terminología para padres y madres que vuelcan a sus hijos y a sus hijas en contra del otro progenitor, porque es una cuestión existente y que repercute en la vida de niños y niñas.

El Caso de Lucio

En el caso de Lucio, la Justicia tiene las herramientas necesarias para hacer justicia, solamente tiene que tomar la decisión de aplicarlas. Hay que atender las denuncias del caso, como la de vecinos, de familiares y del propio padre. Las atrocidades que vivió esta criatura no eran de ahora. No fue un día en el que “se le fue la mano” como dijeron algunos cercanos al entorno de las asesinas. El nene tenía lesiones de todo tipo y hace tiempo. Hay un video que muestra a Lucio en el colegio con la cara golpeada y un yeso en la mano porque tenía fracturado un dedo. ¿Dónde estaba la institución educativa en ese momento? ¿Dónde estaba el centro de salud al que recurrian periódicamente con el niño golpeado?

Las denuncias que llegan a la policía, fiscalia o donde sea que la mujer o familiares de víctimas de violencia puedan hacerla, tienen que ser recibidas y tener seguimiento. En muchas ocasiones las denuncias ni siquiera se toman y así se van resignando algunas cuestiones.

La cuestión económica también es una barrera a la hora de enfrentar estas situaciones en la justicia. La posibilidad de contratar un abogado o abogada y hacer frente a los gastos de un juicio no son acequibles a todos.

¿Es cultural?

Esta mirada de la Justicia no es una mirada local. No es tan solo algo que pasa en nuestro país, sino que pasa en el mundo.

Hace unos días una judoca francesa, Margaux Pinot, campeona olímpica, fue golpeada salvajemente por su ex pareja, que además era su entrenador, Alain Schmitt. Después incluso que la policía corroborara las lesiones de la atleta y hallara las manchas de sangre en la casa de la víctima, el hombre fue absuelto. ‘Es la palabra de ella contra la de él. No había prueba suficiente’, dicen desde los sillones. Mientras tanto, el agresor está libre.

Mientras tengamos una justicia que se hace la distraída, mientras tengamos jueces de menores que les dicen a las mamás que el relato de sus hijos e hijas no es confiable porque son demasiado pequeños, vamos a seguir lamentando casos como el de Lucio. Hay montones de Lucios en nuestro país, golpeados, maltratados y abusados sexualmente. Y hay jueces que se hacen los distraídos, comunidades enteras que se hacen las distraídas.

Es hora de que, por sobre cualquier otra diferencia, el foco se ponga en los derechos de niñas, niños y adolescentes para que no tengamos que volver a vivir estas cosas. Para que no tengamos que horrorízanos cada vez que aparece una madre, un padre, abuelos, denunciando maltratos y abuso de su niña o niño.

Hay equipos suficientemente preparados en los juzgados para hacer las evaluaciones correspondientes y saber qué es lo mejor para ellos y ellas.

Pedimos que las leyes se cumplan, pedimos que la prioridad sean las niñas, los niños y los adolescentes.

Imagen: Colectivo Manifiesto