Un exjefe del Ejército brasileño reveló una conspiración militar contra Lula

El exjefe del Ejército de Brasil, Eduardo Villas Boas, reveló una de las tantas arbitrariedades a las que fue sometido el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en este caso, la amenaza de la cúpula militar al Poder Judicial.

Según confesó, la cúpula militar brasileña articuló en 2018, año de elecciones que finalmente llevaron al mando a Jair Bolsonaro, una amenaza para que el Supremo Tribunal Federal no aceptara un habeas corpus para liberar a da Silva, que se perfilaba como candidato favorito en las encuestas.

La revelación está incluida en una entrevista de 13 horas divulgada este jueves que Villas Boas concedió para un libro del Centro de Documentación Histórica de la universidad Fundación Getulio Vargas (FGV). Allí confesó lo realizado por la cúpula castrense.

Allí, justifica la amenaza contra la máxima Corte con el argumento de que había movimientos golpistas que pedían una intervención militar en caso de la liberación de Lula, detenido tras ser condenado por corrupción por el exjuez Sérgio Moro.

El texto (o amenaza), que en ese momento se difundió por Twitter, “fue sometido a mi staff y luego a los jefes militares de área (de todo el país) antes de su publicación. Se trataba de una advertencia, mucho más que una amenaza”, dice en el libro el ex general del Ejército, quien llegó al cargo máximo en el Gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016) y luego, en 2019, tras su retiro, se convirtió en asesor presidencial de Bolsonaro.

El 3 de abril de 2018, en vísperas del juzgamiento del habeas corpus para liberar a Lula que realizó el Supremo Tribunal Federal (que fue derrotado por 6 a 5), Villas Boas, entonces jefe del Ejército de Michel Temer, alertó en un tuit: “hay que preguntarse quién está pensando en el bien del país y en las generaciones futuras, y quién apenas en intereses personales”.

“Aseguro a la Nación (como el bolsonarismo llama a Brasil) que el Ejército brasileño juzga compartir el anhelo de los ciudadanos de bien en repudio a la impunidad y respeto a la Constitución, a la paz social, a la democracia, así como se mantiene atento a sus misiones institucionales”, decía el mensaje de Twitter de Villas Boas.

En ese momento había preocupación en el empresariado y en sectores de las Fuerzas Armadas por la liberación de Lula, según explicó en la extensa entrevista que se difundió este jueves el exjefe del ejército.

El mensaje en Twitter, señaló Villas Boas, habría sido para intentar descomprimir esa presión. “Teníamos un aumento de demandas por una intervención militar. Era muy prudente prevenirlas porque después seríamos empleados en contenerlas. Internamente actuamos en razón de la porosidad de nuestro público interno, todo inmerso en la sociedad. Ellos compartían una ansiedad semejante”, confesó.

En el libro, sin embargo, se negó a revelar una charla en la que Bolsonaro le habría agradecido por la elección. “Lo que conversamos morirá entre nosotros, les aseguro que no es nada conspiratorio”, manifestó el general retirado.

Bolsonaro dejó el ejército como capitán por indisciplina en 1988 y levantó desde entonces la bandera de la agenda salarial de las Fuerzas Armadas. Su Gobierno es, además, el de más presencia castrense desde el fin de la dictadura.

Según Villas Boas, la victoria de Bolsonaro se debió a que luchó contra “lo políticamente correcto”.Ejemplificó, con argumentos polémicos y sin cifras que lo respalden: “Cuanto más igualdad de genero, más crece el femicidio, cuanto más se lucha contra el racismo, mas este se intensifica, cuanto mayor el ambientalismo, más se agrede el medio ambiente”.

En abril de 2018, cuando fue publicado el tuit de Villas Boas, no hubo manifestaciones del poder político del Gobierno de Temer sobre la advertencia a la Corte, que terminó dejando a Lula en la cárcel por 510 días tras una condena por corrupción de Moro.

Este ex juez, que adhirió al bolsonarismo, se fue de la magistratura para ser ministro de Justicia, cargo que finalmente dejó en mayo pasado por diferencias con el Presidente.

Ahora es consultor de la empresa jurídica estadounidense Alvarez Marsal, encargada de administrar la quiebra de Odebrecht, constructora eje de la operación Lava Jato.