PANDEMIA: Saldos y retazos para un mundo en cambio

Por Roberto Candelaresi*

A)- Esfera Gubernamental
A poco más de un año que se desatara la epidemia del Coronavirus 19, prontamente catalogada como ‘pandemia’ por la OMS, en virtud de su rápida propagación a regiones geográficas extensas, ya hay suficientes datos empíricos acumulados por observación, como para -por de pronto- describir ciertos manifestaciones que el fenómeno ‘ocasionó’ en el llamado “sistema mundo”.
Podemos señalar para comenzar que se verificó una clara incompetencia de muchos gobiernos, particularmente de países centrales, para con el manejo del brote, y la subsecuente epidemia. En efecto, mas allá de los inevitables ensayos sobre el tratamiento y manejo preventivo sobre esta novísima infección, la inacción voluntaria de algunos por subestimar la capacidad de contagio del virus y sus vectores, o la improvisación manifiesta para estructurar defensas preventivas y un sistema de emergencia idóneo para tratar a los primeros pacientes, bloquear actividades de transmisión, cortar flujos de contacto e intercambio humano por transportes, etc., desnudó la incapacidad de líderes políticos y sus vacilaciones, a la vez que la insuficiencia instrumental de sus sistemas médicos, para hacer frente a un gran reto de salud pública como el presente. Y nos referimos a países centrales (*), que padecieron guerras mundiales que -en su momento- los preparó para grandes desastres.
En un segundo ‘estadío’, se impuso una suerte de “nacionalismo de vacunas”, donde gobiernos defienden las maniobras especulativas de grandes corporaciones proveedoras de las vacunas en desarrollo según el país de radicación, y, a despecho de su propia población, permite que esos grandes laboratorios (muchos de ellos pertenecientes a fondos financieros internacionales) provean cantidades ‘desproporcionadas’ a ciertos otros países
capaces de pagar mayores costos o adelantar fondos para asegurar esas remesas aún en exceso, demográficamente hablando. Caso Canadá, o Emiratos Árabes. En este mismo orden, citamos la actual disputa del Reino Unido con la Unión Europea, donde laboratorio de capitales británicos trata de incumplir las cantidades pactadas (y ya fondeadas) hasta asegurar la aplicación del 100% de la demanda de ese reino, y ello con el aval del primer ministro.
En definitiva, de una guerra comercial, entre grandes jugadores de la farmacopea mundial, que incluyó intensas campañas de “infodemia”, fake news para desprestigiar productos competitivos, y todo tipo de posicionamientos de ‘expertos’ “desinteresados”, se pasa a una visibilizada pugna geopolítica (posicionamientos estratégicos).
Todo ello deviene en abstracto la pretensión de generar una ‘vacuna popular’, diseñada y producida con un esfuerzo internacional por el bien de la humanidad, como tal vez pergeñó la OMS y otros agentes de la escena mundial.
Mientras, surgen o consolidad otras amenazas, pero no por desatención, sino por algunas fuerzas y orientaciones que han prevalecido hasta ahora y que ciertamente son previas al advenimiento de la pandemia. Ellas son, en síntesis:
I.- Peligro de Aniquilación nuclear – Hoy, tanto China como la Federación Rusa, disputan en paridad el poderío atómico táctico de EE.UU., a las que se le suman India, Pakistán y Norcorea, que se encuentran desarrollando armas tácticas nuevas; y en este ‘ambiente’ se disminuyen tratados de control de armas. Al contrario, los movimientos del desarme nuclear deben incluirse en la Agenda Mundial.
II.- Catástrofe climática – Las potencias no respetan la Conferencia de las NU sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro o, el Acuerdo de Paris. Se verifican catástrofes, incendios forestales de gran magnitud, deshielo de cascos polares y glaciares. Suben significativamente las deudas de la mayoría de los países, se agotan los ‘fondos del carbón’ cuyos efectos compensatorios, no han tenido el impacto buscado. Vemos un falta de seriedad básica por parte de la “comunidad internacional”, que no trata estos asuntos con propuestas eco amigables concretas y efectivas. 
III.- Destrucción neoliberal del contrato social – En los últimos 40 años en “Occidente”, el Estado y la función pública se entregó a especuladores y tecnócratas, y la sociedad civil ha sido mercantilizada por fundaciones privadas. Las vías de transformación social se obstaculizaron.
La desigualdad social es resultado de la relativa debilidad política de la clase trabajadora. En países centrales el gasto militar supera el social. En Medio Oriente se dilapidan fondos, y no se oyen a las Minorías. Las Sanciones ilegales (contrarias al derecho internacional) de EEUU contra países se “normalizó”, aún en crisis de salud pública, y ya ni aparecen críticos desde la Ética. Consideramos que es un fracaso del sistema político internacional, no adoptar una perspectiva global de esta emergencia. La DEMOCRACIA, resta solo de nombre, pues la ciudadanía cada vez está más
ajena al proceso decisorio.
Los problemas globales de esta escala requieren una cooperación global. Un internacionalismo (multilateralismo comprometido) para enfrentar aquellos peligros señalados, que son de extinción: una Guerra Nuclear, la Catástrofe Climática y el Colapso Social. En el escenario internacional ya no existe fuerzas en balance disponibles para esa Agenda, y ello debido fundamentalmente que tanto el hegemón como la potencia a reemplazarlo están transitando la etapa con idas y contramarchas, intentando no caer en la “Trampa de Tucídides”, por eso más que nunca es requerida la inteligencia y la visión de líderes convocantes en el plano mundial.

B)- Esfera Sociedad Civil
En ciernes podemos presumir [la política es una dinámica de acción y reacción en un continuum] que se halla un nuevo Orden Político emergente del «Distanciamiento Social» podemos llamarle.
La metáfora viene a cuento en tanto no solo alude a la medida preventiva medular para evitar la infección viral, sino que también refleja la caracterización de las masas sociales, luego de estar expuestas durante décadas a la ideología neoliberal, que lógicamente deja su impronta en la cultura cívica de los pueblos. Como decimos; se preparan los nuevos arreglos políticos y sociales que esperan a la humanidad, aunque personalmente no creo que una comunidad basada en el «distanciamiento social» sea humana y políticamente vivible.
Como caracterizamos a la nueva ‘masa’ social. Es una masa invertida, pues los individuos se mantienen distantes, pero es a la vez uniforme y pasiva. Se nuclean por la prohibición a algo. No es un individualismo empujado al exceso. De nuevo, es compacta [naturalizadas sus pautas] y pasiva [no reactiva].
Al enmarcarse en un sistema de dominación liberal, por sus actuales mecanismos de poder, no son revolucionarias.
Es un sistema ESTABLE. Tiene ese carácter porque ya no es represor, sino seductor; es decir, cautivador, no hay virtualmente RESISTENCIA, por ello no hay violencia en el modo de dominación. Ya no es tan visible, como el régimen disciplinario de la sociedad industrial (poder estabilizador).
El carácter estabilizador del sistema tiene como llave que no hay un oponente. El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. No hay lucha de clases. Por eso el ‘fracaso’ es siempre PROPIO, y vergonzante. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad. Se someten al entramado de la dominación “por voluntad propia”.
No forma obedientes, sino dependientes. Es eficiente en tanto no se basa en prohibición o sustracción, sino en deleite y realización. El sentimiento de libertad en realidad el que hace imposible cualquier protesta, es la percepción del agente lo que cuenta.
Al creerse libre el individuo, no es consciente de su sometimiento, ergo: no hay resistencia. El poder estabilizador es amable, no hay contra quien protestar, ya que no se ejerce violencia para tratar de cambiar la sociedad [preferentemente], predomina un conformismo y consenso; sí autoagresiones, como colofón; no hay revolución posible. Cada uno es amo y esclavo. La lucha de clases se convierte en una lucha interna, consigo mismo.
Hoy no hay ninguna multitud cooperante, interconectada, capaz de convertirse en una masa protestante y revolucionaria global. Hay soledad y aislamiento por el modo de producción, todo lo cual fue reforzado por la modalidad de teletrabajo, que ahora pretende generalizarse.
La batalla cultural -apoyada claro está por medios hegemónicos-, destruye la solidaridad que troca en egoísmo y mina el Sentido de Comunidad, que da identidad y comunión de intereses y características (pautas) aceptadas de convivencia.
Donde todo está mercantilizado, quien no tiene recursos queda excluido, pues no tiene acceso a compartir. En el “capitalismo en plenitud” (sistema financiero prevalente y exagerado consumismo) todo se ‘valoriza’, por tanto, incluso lo común, realizado en colaboración, lleva a ser ‘capitalizado’. Esta es la “lógica” o sentido común prevalente en la sociedad occidental.

C)- Esfera Individual
Dice el prestigioso economista serbio Branko Milanovic que los gobiernos occidentales no estaban dispuestos a adoptar la estrategia asiática contra la pandemia por culpa de su cultura de la impaciencia y sus ganas de resolver todos los problemas rápidamente asumiendo muy pocos costos. Ponencia a la que adherimos, y que, a la vez, nos abre el camino para abordar la perspectiva del individuo, frente a la peste y en su consecuente devenir.
Huelga decir, que lo que pretendemos es una caracterización parcial pero cuantitativamente significativa de la sociedad actual, un rasgo que problematizamos como objeto de estudio, estando nuestro ánimo lejos de proyectar ningún determinismo.
Destacamos entonces que una gran parte de la sociedad ‘padece’ de un desasosiego, un sentimiento de ansiedad, aquella impaciencia que mueve a muchos individuos, y es en realidad una conducta aprendida. Ciertos factores han favorecido su desarrollo en los pueblos, tales como que un nivel de activación más alto puede propiciar impulsividad en permanente competencia con ‘iguales’, intolerancia a la frustración en un sistema meritocrático, compulsión a poseer, etc., todos ellos estimulados por la sociedad de consumo.
Un elemento como expresión que sirve para comprender el comportamiento social en pandemia es la dificultad creciente para aceptar el aplazamiento de la gratificación. Se trata de la infantilización de los comportamientos sociales que caracteriza esta etapa de la construcción de subjetividad.
Las neurociencias nos enseñan que muchas veces resignar algo en el presente constituye la posibilidad de un mejor desempeño o un logro futuro, esa capacidad es atacada por el capitalismo, que atiza al consumo vía la Satisfacción Inmediata: Podemos resumir junto a Zygmunt Bauman que en la actualidad reina la tarjeta de crédito, que reemplazó la tarjeta de ahorro.
No se sacrifica algo presente para conseguir algo mejor en el futuro como mandato que rigió durante muchas generaciones, sino que se conmina a la subjetividad actual a comprometer el futuro, en aras de disfrutar el HOY. El tema del Cambio climático es un perfecto ejemplo de esa experiencia conductual.
Por esa inquietud plasmada en acción, hay sociedades que no cumplen las restricciones ni de aguantar 20 días (ciclo de vida del virus) de aislamiento real, no se respetan las normas de distanciamiento; en esas sociedades con tales inconductas masivas, tiene como efectos que las restricciones se extienden y se conforma el perfecto CÍRCULO VICIOSO. La parcialidad del cumplimiento de las medidas de prevención resulta en una morigeración, un
alargamiento de plazos para alcanzar picos infecciosos, pero no cortan de raíz el problema.
La ausencia de planificación (racionalidad inmanente) asemeja al pensamiento infantil, próximo al pensamiento mágico: el desear obtener algo (escuelas abiertas) pero sin sacrificios , como si la responsabilidad de ejecutar el proceso y las verdaderas condiciones objetivas, es un abstracto, o en definitiva, esta conducta de no aceptación escapa por la proyección de que: la culpa es de OTRO!.
ESA ES PARTE DE LA MASA CRÍTICA CON QUE HABRÁ DE CONTARSE PARA SALIR DE LA PANDEMIA EN CONDICIONES DE SEGURIDAD LÓGICAS, Y OPTIMIZAR LA REACCIÓN EN EL FUTURO PARA MEJOR PROVEER.
Los “insumos” para hacerlo posible: Mejores líderes políticos en al menos la mayoría de las naciones, sociedades que vuelvan a valorizar la vida en armonía entre sí y con la naturaleza, e individuos que acepten con madurez republicana su porción de responsabilidad.

(*) En otoño de 2019, un estudio de la Universidad Johns Hopkins aseguraba que EEUU, Reino Unido y Países Bajos eran los tres países mejor preparados para afrontar una pandemia. La covid-19 demostró que esas predicciones estaban profundamente equivocadas.

* Roberto Candelaresi es Politólogo, Administrador Público y docente universitario