La Coalición por la Igualdad de Derechos (ERC) publicó un informe basado en la investigación de los movimientos antiderechos, aquellos que se oponen al avance de derechos de los colectivos LGBTIQ+ y feministas.
La Coalición por la Igualdad de Derechos es un organismo intergubernamental que cuenta con 42 estados miembros y tiene como objetivo la protección de los derechos de las personas LGTBI. Se fundó en 2016 en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de las Personas LGTBI que tuvo lugar en Montevideo.
Recientemente dio a conocer una nota informativa encargada por las copresidencias de la sociedad civil de la ERC de 2019-2022 (Argentina y Reino Unido), para conocer los movimientos antigénero y la urgente necesidad de desarrollar respuestas y estrategias para confrontarlos.

Para desarrollar este informe se tuvieron en cuenta muchas otras investigaciones plasmadas en archivos y provenientes de activistas de todo el mundo. Por ejemplo, para definir qué son los movimientos antígenero, se prefirió la definición de Denkovski, Bernarding y Linz (2021) en Power Over Right, quienes sostienen que estos movimientos “no deben entenderse solo como una reacción a los movimientos progresistas, sino como un conjunto de proyectos coordinados internacionalmente desde hace tiempo (aunque no centralizados) para imponer “normas alternativas” en materia de derechos, desigualdades y organización social”.
Esto implica que son movimientos alineados con instituciones y coaliciones que los financian con el objetivo de definir los límites del desarrollo social, instaurando gobiernos de derecha y autoritarios, reforzando que los logros protegidos por las leyes de derechos humanos subyacen bajo la ideología de género.
La nombrada “ideología de género” sería así la responsable de querer erradicar los valores tradicionales, la nación, la familia, el orden, el sentido común y supuestamente lo que por “naturaleza” debe ser el sexo, el cuerpo y la biología. Bajo la etiqueta de “ideología de género” se nombran los derechos sexuales y reproductivos, los derechos LGBTIQ+, y la igualdad de género, que (según las fuerzas antigénero) son parte de una agenda destructiva para subvertir y transformar las sociedades. Como estrategia, eligen temas en los que es más probable que susciten miedo e ira entre el público conservador y el público general, como la ESI (Educación Sexual Integral). Ejemplo de esto es la campaña transnacional “Con mis hijos no te metas” en pro de la impugnación la educación sexual, y «Hazte oír», la asociación española de extrema derecha, de corte ultracatólico y ultraconservadora.
Según el informe: “Los movimientos antigénero aparecen de forma distinta en contextos diferentes. Por ejemplo, en los movimientos de contextos anglófonos es común que se centren en la libertad de expresión. Mientras que, en gran parte de América Latina, las campañas antigénero apelan a «miedos» con una raíz de clase, relacionando a la izquierda política actual con el comunismo”.
Quedó explicitado ya que tras los sectores que apoyan el movimiento antígenero están las fuerzas conservadoras y de derecha, pero también es indispensable remarcar que lo político está siempre ligado a lo económico; por lo tanto, la financiación proviene de grandes grupos económicos interesados en consumidores maleables y alineados con sus intereses sociales y políticos. Bloques religiosos, que buscan promover las terapias de conversión o prohibir la enseñanza sobre género y sexualidad en los centros educativos.

Dentro del amplio abanico del movimiento feminista, se encuentran las “TERF” (por sus siglas en inglés Trans-Exclusionary Radical Feminist), que son grupos feministas que excluyen a las personas trans y, peor aún, las señalan como el principal responsable de la desigualdad de género. En las sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de 2021, un movimiento transexclusionasta acusó a los movimientos progresistas de generadores de “ataques al lenguaje de derechos humanos”, “lenguaje discriminatorio” y “tácticas disruptivas en un intento de apropiarse, distorsionar o minimizar nuestros derechos”.
Por último, cabe destacar cómo estos movimientos afectan al movimiento LGBTIQ+ y feminista, dado que dentro de estos colectivos hay sectores muy vulnerados respecto a las condiciones de pobreza, falta de hogar y fuente de ingresos, exclusión social y educativa, todas estas reacciones discriminatorias realzan la vulnerabilidad y constituyen un peligro en el avance de los derechos y el reparo histórico.