La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección del conservador Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, ganó las elecciones con 65 bancas sobre 136, basta con la abstención de Vox para que sea reelegida.
El Partido Popular (PP) se anotó un abrumador triunfo en las elecciones de la Comunidad de Madrid y se encamina a imponer otro mandato para Isabel Díaz Ayuso, probablemente incluso sin necesidad de alianzas, en comicios que dibujaron un nuevo mapa, sobre todo para la centro-izquierda, que mostró una fuerte caída del socialismo y la salida de la política de Pablo Iglesias, de Unidas Podemos.
Cuando faltaban apenas décimas para el final del escrutinio, el PP sumaba un 44,72% de los votos, lo que le otorgaba 65 bancas, apenas 4 menos de las 69 que necesita para erigir nuevamente a Díaz Ayuso en la presidencia de la comunidad.
Más Madrid fue una de las sorpresas de la jornada, al relegar al Partido Socialista Obrero (PSOE) al tercer lugar, aunque por apenas un puñado de sufragios: fue 16,97% a 16,85% y cada fuerza se quedará con 24 escaños. Los socialistas tenían hasta acá 37 asientos.
Se encolumnaron detrás el ultraderechista Vox, con 9,13% y 13 bancas, y Unidas Podemos, con 7,21% y 10 escaños. La compulsa, además, marcó el fracaso de la fuerza liberal Ciudadanos, que no alcanzó el mínimo de 5% que le permitía pelear algunas plazas y pasará de sus 26 actuales a 0.
Frente a la sede partidaria y cuando los resultados empezaron a vislumbrarse, los principales dirigentes del PP, Pablo Casado y la propia Díaz Ayuso, celebraron una victoria que consideraron “un triunfo de la libertad” y un “primer paso” de cara a las próximas elecciones nacionales.
La participación en esta elección autonómica fue récord, pese a que la elección se realizó un día laborable y en plena pandemia. Más del 80,7% de los madrileños emitió su voto, lo que supone casi 16,5 puntos porcentuales más que en los comicios de 2019 y más de 10 puntos porcentuales que en 1995.
Este nivel histórico de afluencia no solo asestó un duro golpe al oficialismo a nivel nacional del jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, y marcó una debacle para Ciudadanos.
Unidas Podemos sufrió también la doble pérdida del alejamiento de Iglesias de la política y del lugar de referencia de la izquierda española, que ahora parece haberse mudado a la emergente Más Madrid, el sello de Iñigo Errejón, su antiguo socio y amigo.
“Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional”, anunció, apesadumbrado, Iglesias frente a sus seguidores en el bunker electoral en Madrid.
Aunque al PP le alcanza con algunas abstenciones para conseguir otro mandato para Díaz Ayuso, el líder de Vox, Santiago Abascal, ya adelantó que respaldarán a la dirigente del PP sin entrar al Gobierno.
El del PP y Vox era un acuerdo que todos los medios daban por hecho si el resultado obligaba a negociar para alcanzar la mayoría de la Asamblea de Madrid, ahora de 136 miembros (antes de 132) por el crecimiento poblacional.
Estos resultados son el desenlace de una campaña inusualmente dura, no solo por la confrontación discursiva, sino también por las amenazas que recibieron, con balas incluidas, Iglesias; el expresidente del Gobierno entre 2004 y 2011, José Luis Rodríguez Zapatero; y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
El nuevo Poder Legislativo de la región donde se encuentra la capital española asumirá el 8 de junio próximo y tendrá como máximo 15 días para proponer el nombre del próximo presidente del Gobierno local.
Se trató de las primeras elecciones en Madrid desde el estallido de la pandemia del coronavirus en marzo de 2020, que sacudió con especial ímpetu la capital española, que debió improvisar hospitales de campaña y una morgue en una pista de patinaje sobre hielo.
Con 15.000 muertes de un total de 78.000 en el país, la región capitalina registra una de las peores incidencias por la Covid-19, con un 45% de sus camas de terapia intensiva ocupadas con pacientes de esta enfermedad.
Pero, evidentemente, los conservadores capitalizaron la arriesgada política de medidas laxas promovida desde hace casi un año por Díaz Ayuso, que se tradujo en la apertura continuada de bares, restaurantes y salas de espectáculos, y parece que han tenido éxito.
Ella misma lo incluyó en su discurso de triunfadora: “hoy ganó la libertad y Madrid es libertad” afirmó, e insistió en que “libertad es también el respeto a las diferencias, porque no se puede hablar por todos, cerrar todo”.
También pronosticó un futuro oscuro para el socialista PSOE, al advertir que “la forma de gobernar con soberbia e hipocresía desde la Moncloa (sede del Poder Ejecutivo nacional) tiene sus días contados”, en abierta crítica al jefe de Gobierno Sánchez, a quien quisieron identificar como el gran rival de la jornada.
El líder del PP, el diputado Pablo Casado, juzgó en la misma línea la victoria madrileña como el escalón previo al triunfo nacional: “Hoy se ganó en Madrid pero mañana se hará en toda España”, confió.
“Ha ganado una forma de hacer política; ha ganado la libertad. Y ha perdido la política de la confrontación, de la crispación. Ha ganado la concordia y la convivencia”, remarcó Casado.
El dirigente recordó especialmente a las familias de víctimas del coronavirus y a quienes sufren los estragos económicos de la pandemia, y consideró que el resultado es una muestra de que “se le puede ganar a (el jefe de Gobierno, Pedro) Sánchez”.
Para Casado, “hay partido, hay futuro, hay esperanza, hay ilusión, y hay una sociedad que quiere un cambio en España”.
El resultado de estos comicios anticipados solo tendrá una validez de dos años, ya que los madrileños deberán votar de nuevo en 2023, cuando a más tardar se celebrarán elecciones legislativas nacionales. Para entonces, el PP llevará 28 años de gestión en la capital.
A la espera de esa cita, el PP, desbancado del poder central en 2018, presentó la “batalla de Madrid” como la antesala de la futura pugna electoral con Sánchez, un unto sobre el que volvieron hoy los discursos ganadores de Díaz Ayuso y Casado.