La inveterada geopolítica presente

Por: Roberto Candelaressi

Aunque no esté en la preocupación del hombre común, la realidad que condiciona la vida material de los pueblos está marcada por las relaciones de poder mundial y sus resultantes. Hoy la geopolítica está ante un punto de inflexión. El mundo que ya enfrentamos se caracteriza por su menor previsibilidad, es más impulsivo y caótico y, más dependiente de actores no estatales (en muchos aspectos). 

Además de las guerras o conflictos armados tradicionales, la humanidad estará expuesta a influencias, riesgos y amenazas de todo tipo que se traducirán en un mayor número de disputas, mayor polarización social, menos consensos y más decisiones unilaterales de los que se verificó en décadas pasadas. Razón de más para reflexionar acerca de cómo afectará el nuevo orden mundial, o como se presenta el futuro en el escenario internacional. Se debe prever que marcará la seguridad, la estabilidad y la dinámica económica del mundo en los próximos años.

La política de los poderosos se vuelca siempre sobre los territorios, básicamente por el interés de sus recursos, aunque no lo anuncie ni nadie lo denuncie, – al menos frecuentemente–, la globalización [comercio-económica] que siguió al fin de la guerra fría bipolar es muestra de ello, aunque haya tomado más herramientas del poder blando (e-commerce, inteligencia artificial, cooptación cultural, etc.).

Bajo la premisa del desarrollo y el crecimiento, algunos países se desregularon (debilitando su poder) para recibir inversiones y otras supuestas bondades del proceso globalizador, que solo sirvieron para someterse a dominios extranjeros. La globalización nunca fue NEUTRA.

Por otra parte, en diversas regiones del orbe, en los últimos 30 años se sucedieron típicos conflictos político-territoriales; Rusia en Crimea, o Georgia, y en el Ártico, EEUU retraído en la pandemia y acaparando insumos, en Irak y Afganistán, Intervenciones directas en Libia, Siria, ex Yugoeslavia, la expansión de la OTAN, etc. Estos hechos de orden geopolítico, solo a título de ejemplo, luego mencionaremos tantos otros, determinan la vigencia de la disciplina geopolítica en su esencia: la que se enfoca en el territorio desde los intereses políticos y el poder nacional de los Estados.

Para ubicarnos en la actualidad, como principal área de tensión o potencial conflicto mencionamos el caso de Afganistán (que hemos tratado en otras notas), que, dado el cambio de poder doméstico sufrido [aún inestable] y su ubicación clave en la región, este actor se tornó en un pivote geopolítico que puede –dependiendo del juego de fuerzas que sus vecinos desplieguen, bien para contenerlo, bien para aprovechar sus recursos– generar un acontecimiento trascendental para sur Asia y el mundo. Actores relevantes como China, Pakistán, Irán y Rusia impactarán en la evolución.

En el frente europeo cuya unidad soporta una crisis existencial, y el enfrentamiento (básicamente impulsado por EE.UU. pero que por la OTAN no pueden desistir los no muy convencidos europeos) con Rusia en Ucrania, por el riesgo que desemboque en una expresión militar. Lo paradójico es que, en este contexto, Alemania –la principal potencia europea– y Rusia, reafirman su alianza vital (Nordstream 2).

La región del cuerno de áfrica y la región subsahariana, sumados a la península arábiga, padecen múltiples conflictos. 

También la del del Asia-Pacífico, cuyos principales protagonistas son China y Estados Unidos. La emergencia de China como superpotencia económica y militar, pero lo más relevante desde el punto de vista geoeconómico es su proyección a todo el continente euroasiático, bajo su programa de la “Ruta de la Seda”, que reconfigurará como proveedor primario de los bienes públicos internacionales, algunos Estados a voluntad, proceso en el que EE.UU. no tiene demasiadas armas para influir.

Bandera de China en Pekín (RT)

Y nuestra América Latina, es preocupación en el escenario de los analistas, por los cambios políticos de bloque, que regularmente suceden al interior de sus países sobre el eje izquierda/derecha, que trae inestabilidad institucional e irregularidad en la marcha económica. 

TRANCES GEOPOLÍTICOS EN EL FUTURO INMEDIATO

 Volviendo –por el momento– a lo global, repasemos algunas tendencias que pueden marcar la agenda mundial, y que seguramente serán insumos para el análisis y la acción geopolítica de los Estados y otros actores.

La multipolaridad se consolida

Dejando atrás definitivamente (y pese a los esfuerzos del hegemón) a la unipolaridad conducida por EE.UU. desde el fin de la guerra fría (1991). La conflictividad entre USA y China es estructural ya y será permanente por mucho tiempo. La diplomacia de las vacunas y la competencia por liderar la tecnología climática son complicaciones para la relación entre ambos y ampliar las tensiones. La lenta pérdida de hegemonía por parte de la superpotencia americana, puede dar lugar a una riesgosa competencia entre potencias (trampa de Tucídides) que incluya una escalada militar (EEUU, principalmente contra Rep. Pop. China, Federación Rusa, por otra parte; Unión Europea, India, Pakistán, Indonesia). Estados Unidos seguirá empeñado en evitar la transición hegemónica, para lo cual –además– buscará nuevos aliados. 

Grandes multinacionales tecnológicas son los nuevos actores en el concierto mundial.

Los que eclipsarán a los no gubernamentales tradicionales, organizaciones rebeldes o terroristas, ONGs, sindicatos y asociaciones de intereses comunes. Ello debido a su disponibilidad de la BIG DATA sobre gran parte de la población mundial, serán protagonistas y hasta marcarán agenda por la sensibilidad y utilidad de ese recurso.

Cambio de tácticas de Guerra. 

Ya la guerra convencional, se redujo a escasos conflictos dispersos en el planeta, las acciones armadas de los Estados son raras. La guerra híbrida es la nueva estrategia, donde las acciones centrales tratan la desestabilización política y la disrupción económica. Hoy son mucho más frecuentes tácticas como la desinformación, el ciber espionaje, la compra-venta de empresas o la imposición de sanciones económicas. Las guerras de carácter comercial –hoy ejemplarizada por la lisa entre EE.UU. y China– van a ser habituales.

La administración de la BIG DATA definirá el gran poder de quienes la ostenten. 

El uso masivo de tanta información (que siempre se traduce en poder) individual, ya se está usando para manipular mensajes comerciales, pero también políticos. Y esto último es el gran problema. Para los Estados u organizaciones que posean este recurso a gran escala, es un factor diferencial al desplegar su poder. El riesgo de la manipulación de la información es la desinformación. Se generan ambientes tóxicos con dificultad de discernimiento acerca de lo verdadero o falso. Circulando información falsa o descontextualizada se produce polarización social y el descrédito de actores [gobiernos, empresas, partidos políticos, medios, etc.] todo lo que repercute en un incremento de la inestabilidad política y social. En cuanto a las herramientas estratégicas que ya han sido probadas, con la excusa (razón) de limitar la propagación del Covid-19, están los sistemas de reconocimiento facial, apps, tobilleras electrónicas, y metadatos.

Nuevos riesgos y amenazas mundiales.

Desde lo natural, en que los estados no han tenido acciones correctivas o paliativas serias, el tema medioambiental –cambio climático mediante– es y será preocupación a monitorear. Vertidos químicos tóxicos, sequías, inundaciones, terremotos y volcanes erupcionados, impactarán con más frecuencia en nuestras vidas. Ello también derramará problemas económicos y sociales, como la hiperinflación, desocupación, crisis alimentarias, epidemias y migraciones forzadas.

Pero también desde lo tecnológico, aquello que nos facilita la vida y el confort como los sistemas en red [en la actualidad virtualmente TODO es conducido o automatizado en modo digital], es vulnerable a fallas, caídas o ‘apagones’ por ciberataques, que desnuda una dependencia tecnológica que expone a todos al desastre. Finalmente, por la cerrazón estratégica de los principales países demostrados en la etapa epidémica, podemos proyectar que la transición energética estará dominada por la competencia y la falta de coordinación. El ciberespacio no es perfectamente estable, precisamente porque nadie lo maneja enteramente, es un objeto de disputa, en donde no prevalece ninguno de los grandes actores, USA, Rusia y China. El ciber conflicto es una posibilidad en un futuro cercano.

Los efectos de la Pandemia pueden anticipar una gran crisis económica

La economía de (libre) mercado es cíclica, y desde la irrupción de la peste, casi todas las economías nacionales han sufrido un impacto hacia la baja de la producción y consumo. Algunas empresas perdieron parte de su capital por lo que es de esperar decisiones más conservadoras, retener inversiones, no tomar más personal, etc. generando el fenómeno de la profecía autocumplida, es decir precipitando la caída del ciclo. Se verá cuan pronta sea la recuperación del consumo que la morigere.  Por de pronto, la pandemia, exacerbó algunas tensiones comerciales entre las dos mayores potencias económicas del mundo. La pandemia dejará un legado de alta deuda pública, desempleo y descontento social. Probables crisis financieras en mercados emergentes.

Conflictos “normalizados”. 

Lo ocurrido recientemente en Europa central y Estados Unidos, con masivas manifestaciones populares, es signo de contagio de movilizaciones sociales comunes en otras latitudes (países árabes, medio oriente, Latinoamérica), lo que hace previsible un incremento mundial de este fenómeno y la cronificación de conflictos, algunos violentos incluso, que puede resultar en fractura de sociedades.  Todo ello consecuencias de las crisis institucionales y de liderazgos que se observan en muchos países, tanto como el desapego de sus ciudadanos hacia instituciones que ya no le sirven, lo que, a su vez, redunda en el avance de partidos escépticos y marginales, pretensiones de independencia regionales o autonomismos centrífugos para las naciones.

Medio Oriente y sus conflagraciones perpetuas. 

Siria, Yemen, Palestina, en eternas contiendas internas, pero con participación de potencias regionales y agentes extranjeros, que no muestran posibilidades de salir del estancamiento. Turquía con problemas financieros proyecta su poder en su zona, participando en litigios con Chipre, Grecia, Siria e incluso Francia en el mediterráneo. Se trata de una potencia media cuyo despliegue puede ser significativo y alterar el balance regional.

Los precios de la energía. Lo que es positivo para las economías desarrolladas y otros países, los precios bajos del petróleo, puede significar problemas macroeconómicos severos para los países productores de la zona y Nord África que agravarán sus inestabilidades políticas y sociales.

La salida de escena de Angela Merkel

Líder indiscutible para mantener la cohesión europea, al retirarse del gobierno dejará un vacío de poder no solo en Alemania, cuando en Europa se verifican tensiones en algunos países del Este, que desafían normas democráticas que son base del propósito comunitario. Crisis en ciernes.

And last but not least:

Angela Merkel, ex canciller alemana (France24)

Latinoamérica polarizada. 

En nuestra propia región tan heteróclita, se viven diversas realidades nacionales, y a causa de eso en su conjunto, se desaprovecha su relevancia geopolítica y no se salda el destino común, o sea definir su papel en el sistema mundial, con vaivenes ideológicos tampoco se termina de resolver ni la desigualdad creciente, y la violencia inmanente. 

La caída de la economía en la mayoría de los países de la región fue récord mundial, no todos tienen acceso a las vacunas en cantidad suficiente como para lograr aceleradamente la “inmunidad de rebaño”, y en algunos casos con sus sistemas de salud saturados o sin posibilidad de ampliar equipamiento y estructura, por abandono y desinversión en la esfera pública. 

Existe indudablemente una crisis de legitimidad en algunos modelos políticos y económicos, de allí la incesante pugna entre facciones. Conspirando contra la unidad de acción para la solución de los problemas, es la división ideológica de derecha e izquierda que se alterna según el periodo.

En definitiva, a nivel grupal y por la heterogeneidad política creciente, se hace difícil proyectar un posicionamiento geopolítico común, por lo contrario, se puede prever conflictos internos ante las profundizadas divisiones sociales por la pandemia, que pueden derivar en protestas violentas e intervenciones represivas, sin descartar el desborde hacia conflictos interestatales. 

Las elecciones legislativas en Argentina y México, y las presidenciales en Chile a fines de este año (2021), serán condicionadas por el deterioro fiscal, pero más que nada, por su impacto en el crecimiento de la pobreza, la progresiva desigualdad y alto desempleos.

Argentina en foco

Adicionalmente, existe en ciernes un conflicto geopolítico a resolver que nos atañe a los argentinos. En efecto, las autoridades chilenas, haciendo gala de su tradición expansiva, pretenden extender la plataforma continental del sur trasandino (emitieron decreto), avanzando sobre la delimitación territorial continental argentina, nunca disputada, y resguardada conforme el Tratado de Paz y Amistad de 1984, sin mencionar la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar que garantiza soberanía nacional sobre la porción pretendida.

Se debe tener presente que, más allá de los sistemas democráticos que ambos países gozan, que suponen la propensión al diálogo y al consenso, y las políticas de buena vecindad sostenida durante décadas, esa iniciativa parece estar inscripta en la teoría del realismo en las relaciones internacionales, donde un Estado nunca sabe cuáles son las intenciones de otro u otros Estados.

CONCLUSIÓN

Como se advierte, a pesar de aquella preanunciada “muerte de la historia”, porque la globalización universal teñiría al mundo de un solo y uniforme color, donde compartiendo los mismos principios (aceptando el mercado como regulador de la vida social), se minimizarían los conflictos entre actores estado-nación cada vez más lánguidos, y reemplazados por organismos y empresas civiles que negociarían pacíficamente los términos del crecimiento (¿?), la geopolítica estaba destinada a ser un mero instrumento de estudio histórico. Sin embargo, acontecen muchos hechos de orden territorial en el mundo. No pretendimos agotar los inúmeros sucesos, solo se exponen algunos que consideramos interesantes para someterlos a la reflexión. 

Reflexión que, para resultar verdaderamente útil a la conducción política, no puede estar influida por voluntarismos y aspiraciones, sino por la consideración de aquellas variables que rodean y nutren al poder: el interés, la seguridad y las ambiciones de cada actor.

Octubre de 2021