La modelo Florencia Cocucci denunció que fue amenazada para ocultar el nivel de vida de Nisman

Confirmaron el procesamiento de Leandro Santos, el manager de Florencia Cocucci.

La Cámara Federal, en voto dividido, confirmó el procesamiento del manager de modelos Leandro Santos por el delito de amenazas agravadas. La denunciante fue Florencia Cocucci, una chica que viajó con Alberto Nisman a Cancún y, de acuerdo a la causa, la amenaza consistió en publicarle fotos y hasta afiches de relaciones sexuales para que no declare en la justicia que hubo un vínculo sexual-económico con Nisman, intermediado por Santos.

El punto clave es que no salga a la luz el increíble e inexplicable nivel de gastos de Nisman, algo que no sólo surge de esta causa sino del dinero oculto en Nueva York, en una cuenta bancaria con más de 600.000 dólares. El juez Sebastián Casanello fue quien instruyó la causa y el primero en procesar al manager. El magistrado transcribió algunos de los mensajes: “Estás incumpliendo tu parte del trato. Si seguís así lo único que vas a ganar es que mostremos las fotos de vos con Nisman. Salí a callarte, a limpiar la gente que te ayudó, si no vas muerta”.

Un dato llamativo es que en las 16 páginas no hay mención alguna a lo que descubrió la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos de Inteligencia, presidida por Leopoldo Moreau, que detectó que la Agencia Federal de Inteligencia siguió a Cocucci con el argumento de que pertenecía a una célula islámica. Se ve que el gobierno de Mauricio Macri también estuvo interesado en ocultar el nivel de vida, que no se podía justificar, del fallecido fiscal Nisman.

Los votos que confirmaron el procesamiento de Santos fueron de Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. Ambos encuadraron la situación en un fallo anterior de la propia Cámara en la que procesaron al manager por encabezar una organización de trata de mujeres.

Bruglia y Bertuzzi se reincorporaron a la Cámara Federal después del fallo  de la Corte Suprema - Infobae
Buglia y Bertuzzi Foto: Infobae.

Por un lado, tuvieron en cuenta los hechos denunciados por Cocucci, a través de su abogado Omar Saker:

  • Que Santos abordó a la chica dos veces, una en Mar del Plata y otra en CABA, exigiendo que no lo nombrara en su declaración judicial en relación con Nisman. El manager fue la última persona que habló con el fiscal antes de que se disparara a sí mismo, en la madrugada del 18 de enero de 2015.
  • Está claro que había un vínculo entre Santos y Nisman relacionado con las chicas que viajaron con el fiscal a Cancún. Parece claro que hubo un acuerdo económico para que dos modelos estuvieran con Nisman.
  • Según la denuncia, Cocucci empezó a recibir mensajes amenazándola con publicar videos sexuales y un afiche con tres hombres. También hay una amenaza de muerte, más o menos explícita.
  • Las amenazas se hicieron a través de dos celulares, uno de los cuales –según la investigación– fue adquirido por Santos. El otro fue un pre-pago cuyo comprador no se pudo identificar, pero por el contenido de los mensajes también parece pertenecer al manager o uno de sus allegados.

Del otro lado, Bruglia y Bertuzzi tuvieron en cuenta otro expediente en el que Santos fue procesado por liderar la banda internacional de trata de mujeres, una investigación que llevó a que existiera una orden de captura de Uruguay.

Dicen los camaristas que la metodología de la amenaza era una de las formas de garantizar la impunidad de la organización de trata y que por lo tanto los hechos de esta causa les resultan coherentes con la investigación anterior. A eso sumaron la identificación de uno de los celulares de los que salieron las amenazas como perteneciente a Santos y convalidaron dos testimonios, de un hermano y de una amiga de Cocucci, que presenciaron un apriete.

El tercer camarista, Mariano Llorens, se pronunció por revocar el procesamiento del manager sosteniendo que, antes de hacer la denuncia, Cocucci declaró dos veces en la justicia que no había sido amenazada. Además, los defensores de Santos, Alejandro Novak y Eugenio Blanco, sostuvieron que la modelo tuvo un abogado provisto por Santos, lo que demuestra que la relación no era conflictiva. A esos argumentos, Bruglia y Bertuzzi contestaron que esa conducta de la modelo era propia de una mujer dominada por una organización y que, de entrada, no se anima a denunciar.

“Deviene natural que quien se siente amenazada de muerte niegue tal circunstancia ante el temor de la posible represalia. Y no es contradictorio que quien le exigió que no lo nombre (Santos), luego oriente sus esfuerzos a propugnar que la víctima limpie su nombre y luego desaparezca de los medios”. En esto último justamente consistieron las amenazas.

Lo que no mencionaron los magistrados es que durante el macrismo, la AFI siguió y espió a Cocucci con el argumento de que era parte de una organización yihadista, en concreto el Estado Islámico (ISIS). Para hacerlo, le pidieron autorización al juez Sebastián Ramos, quien otorgó el permiso, pero ante la falta de resultados del seguimiento –por supuesto Cocucci no tenía ningún vínculo con ISIS–, ordenó terminar con ese espionaje. Pero lo que se demuestra es que el gobierno de Macri también estuvo interesado en silenciar a la modelo y ocultar la ostentosa vida de Nisman quien pagó los pasajes a Cancún y los gastos de Cocucci y otra modelo –Constanza Antonucci– en días en los que supuestamente estaba trabajando ya que no se tomó licencia.