Por: Roberto Candelaresi
Introducción al Institucionalismo
La ciencia política contemporánea, tiene hoy tres (3) grandes enfoques de investigación a saber; el conductismo basado en encuestas,los modelos de la elección racional y el institucionalismo.
Este último, se basa en la idea de que las instituciones [los valores políticos, la cultura, los hábitos, las identidades y los propósitos colectivos, etc.] moldean y determinan la conducta de los agentes y, por tanto, las dinámicas de la política.
Concretamente, en la disciplina se analiza, cómo las instituciones influyen sobre el comportamiento político y dan forma a procesos que van desde la toma de decisión a nivel parlamentario a lo propio en los movimientos sociales. El enfoque presume, que las rutinas organizacionales imbricadas, tienen un rol crucial en la asignación de recursos y estructuración de iniciativas, opciones y limitaciones enfrentadas por los participantes políticos.
Es decir, esta orientación intelectual, como objeto de estudio examina las configuraciones organizacionales, mientras otros estudiosos observan escenarios particulares aislados; también fija la atención en coyunturas críticas y procesos de largo plazo, mientras que otros solamente consideran porciones de tiempo o maniobras de corto plazo.
El institucionalismo histórico al explorar cómo las elecciones sociales son moldeadas, mediadas y canalizadas por el entorno institucional, realiza una contribución importante, haciendo visibles y comprensibles contextos más amplios y procesos que interactúan, dan forma y reforman los Estados, la política y el diseño de la política pública. Finalmente, digamos que la sociología y la economía comparten desde largo tiempo esta teoría y sus métodos.
Sirva este preámbulo, para exhibir un aporte teórico fundamental a la ciencia económica, que mereciera el Premio Nobel Asociado en Economía 2024, particularmente el de dos de los tres galardonados, los reconocidos investigadores y profesores Daron Acemoglu (MIT) y James A. Robinson (U.Chicago),trabajo que una vez descripto, trataremos de aplicar en una sucinta revista, a la situación de nuestro país como objetivo del presente artículo, tratando de extraer alguna conclusión de provecho.
Investigación premiada y su contribución a la comprensión del mundo
El trío laureado [los ya mencionadosmásel profesor del MIT Simon Johnson], lo fue según la Real Academia de Ciencias de Suecia;«por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad».
En efecto, los estudios encarados por estos economistas y el politólogo Robinson tratan de responder los siguientes interrogantes: ¿Qué determina que un país sea rico o pobre? ¿Cómo se explica que, en condiciones similares, en algunos países haya hambrunas y en otros no? ¿Qué papel juega la política en estas cuestiones?
En una forzada sinopsis, podríamos adelantar que la teoría condensada en algunos textos producidos por sus estudios analíticos y comparativos, entre países pobres y prósperos (principalmente en «Porqué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza» [2012]),postula que la bonanza en el desarrollo, no se debe al clima, a la geografía o a la cultura, sino a las políticas dictaminadas por las instituciones de cada país. Por tal motivo, los países no conseguirán que sus economías crezcan hasta que no dispongan de instituciones gubernamentales que desarrollen «políticas acertadas». En otras palabras; la principal tesis, se basa en la idea de que son las instituciones que rigen un determinado territorio las que lo van a hacer prosperar.
En sus investigaciones, estos autores profundizan en numerosos aspectos de la economía, la sociología, la política, la religión, el derecho o la historia para hacer, en materia de política comparada, un análisis de los motivos que llevan a unos lugares, naciones o territorios a prosperar sobre otros.
Verifican la forma en que las sociedades se organizan, si son respetuosas con la propiedad privada, garantizan una separación de poderes efectiva y posibilitan el correcto funcionamiento de una economía de libre mercado, concluyendo –a partir de sus observaciones históricas– que tales condiciones garantizan que la perpetuación a lo largo del tiempo en los territorios donde se proyectan (aplican) generando una buena calidad de vida en términos de Índice de Desarrollo Humano.
Esa perspectiva analítica surgió luego de una intensiva revisión de otras explicaciones por el fracaso o el éxito del desarrollo ya existentes en la literatura, fundadas en otras causales divergentes, tales como la ignorancia o sapiencia de ciertos líderes, la ubicación geográfica, la climatología, la cultura o la religión de sus habitantes, concluyendo que en todos los casos donde se pretendían explicar con esas funciones, sus hipótesis resultaron imprecisas, equívocas o faltas de una base lógica.
En cambio, descubrieron que podrían explicar la evolución (o involución) del desarrollo de los países, basándose en el análisis de las instituciones que rigen dichas sociedades. Concluyen que las sociedades fracasan cuando no tienen instituciones que proporcionan incentivos, inversión e innovación y una situación en la que la mayoría de los ciudadanos puede desarrollar su talento. Si tales sociedades tienen «elites extractivas», que confabulan con el poder político, lo más probable es que tales naciones irán a la deriva.
Un aspecto interesante de la obra de estos investigadores, es su enfoque en las dinámicas del cambio. Afirman que pequeñas diferencias causadas por una suave “deriva institucional”, dan lugar a grandes diferencias cuando un país o un territorio es afectado por una “coyuntura crítica”, una pandemia, una revolución, etc., pueden producir transformaciones en la economía y en la fuerza del trabajo, y dar lugar a reformas de las instituciones políticas y económicas existentes, que a su vez, puede dar lugar a caminos diametralmente diferentes:crean los cimientos sobre los cuales se forjarán los cambios futuros, divergentes, para ‘bien’ o para ‘mal’.
Personalidades influyentes en el mundo de la economía, clásica o liberal, han elogiado estas teorías, entre ellos los Premios Nobel Kenneth J. Arrow,Peter Diamond y Michael Spence. Otros académicos en tanto, inclinados hacia la heterodoxia o la izquierda, critican a esta teoría como ‘demasiado’ simple para un universo (de sucesos) tan enorme. También cierta falta de rigor teórico en algunos conceptos ofrecidos. Quizás la crítica principal, sea que el término de “instituciones” no esté suficiente delimitado o contaminado por algunos prejuicios culturales.
Inquietudes intelectuales y respuestas
Conscientes de las brechas abismales que existen en nuestra época entre ricos y pobres, estos académicos se propusieron reflexionar sobre los elementos que influyen en la prosperidad de los países. Todo está sometido a un proceso de constante transformación, siendo primordial buscar la razón o explicación de los sucesos hasta llegar al statu quo actual. Siendo conscientes, además, que esta tarea es inacabable, pues los procesos – como la propia historia – continúan siempre.
Como ya quedó señalado, para estos científicos, la respuesta a la pregunta de investigación es que las instituciones son aspectos significativos en el devenir de los países. Concretamente, señalan a las instituciones políticas y económicas como el factor definitivo relacionado a cuán prospero es un país. En ese orden, clasifican en dos tipos de instituciones (P y E): las que los hacen fracasar impidiendo su desarrollo o las que fomentan y aseguran el buen vivir; denominándolas:
A)- Extractivas, tanto las de naturaleza políticas (asociadas al corporativismo y al populismo de derecha), como las económicas, se apoyan mutuamente para el (des)propósito del bienestar de una minoría. En otros términos; son las que proveen ganancias a corto plazo para los que están en el poder.
Para los autores, las instituciones políticas son las reglas del juego político. Es decir, son las más importantes, porque de ellas se derivan la existencia de las instituciones económicas y que estas sean extractivas o no. Estipulan cómo se eligen los gobiernos, y las funciones de este. Lo que equivale a que su finalidad sea organizar la distribución del poder en la sociedad y los objetivos con que puede ser utilizado.Estas instituciones establecen si el poder está concentrado únicamente en un grupo o individuo, o si está plural y ampliamente repartido en toda la sociedad.
En su concepto, las Inst. Pol. son extractivas cuando concentran el poder en una elite reducida y fijan pocos límites al ejercicio del poder. A partir de ellas, crecen Inst. Económicas extractivas, y reciben ese predicado, porque su principal objetivo es enriquecer a estos grupos que aglutinan el poder. Representan entonces, privilegios para un sector, y estancamiento y pobreza para otros. ¿Suena a Latinoamérica?
B)- Inclusivas, en contraste, (asociadas con la democracia y la república) son las que hacen respetar los derechos de propiedad, crean igualdad de oportunidades y fomentan la inversión en habilidades y nuevas tecnologías. Estas instituciones inclusivas significan pluralidad en la distribución del poder, reglas de juego equitativas, igualdad de oportunidades, productividad, desarrollo y prosperidad. En este caso, crearían beneficios a largo plazo para todos.
Transmutando
Hay evidencias empíricas de que algunos países fueron capaces de romper ese círculo vicioso existente entre instituciones políticas extractivas e instituciones económicas extractivas y cómo otros casos retrocedieron en este proceso.
Un cambio a instituciones inclusivas – siempre lo deseable en el sendero eminentemente democrático – será siempre difícil, pues implica un juego de suma cero: los sectores que utilizan las instituciones extractivas a su favor,deben inevitablemente perder sus privilegios. Los mismos autores señalan que no existe una formula universal que ayude a generar ese cambio. Lo que si sabemos desde la ciencia política, es que siempre es posible un cambio de rumbo para los países.
Por sus conclusiones sabemos también, que la cesión de poder a la mayor cantidad posible de sectores de la sociedad es trascendental. Pero como queda dicho, para producir un cambio institucional en el sentido señalado (hacia la democratización de posibilidades para todos), deben confluir una serie de factores que varían de país a país. El sector socio-político que lidere el proceso de cambio, a su vez, debe ser consciente de que no puede imponer intereses sectarios, ni solo tomar el control de las instituciones extractivas. Lo que debe guiar a este grupo es una mayor cesión de poderes al resto.
Por eso mismo, la concepción filosófica de la corriente sociopolítica que encare una reforma positiva para el interés de la mayoría, debe basarse en la meta de la integración social, con vocación de composición de fuerzas con miras al bien común, y abandonar la política concebida como mecanismo de dominación sobre otros, con su eterna medición de las fuerzas entre sí,tan común en las gestiones (ocultas en sus propuestas) de la derecha.
En resumen, la conclusión del riguroso estudio llevado a cabo por los premiados, es que el único factor determinante para el desarrollo [prosperidad] de un país, es uno bien tangible: la política económica que dictaminan sus dirigentes.
Sin embargo, no diseñan una receta detallista para la prosperidad aplicable a todos los países, porque no existe tal cosa en la heterogeneidad histórica y cultural de los pueblos. Pero los autores si determinaron un necesario marco de factibilidad;consideran que la clave es la existencia de un Estado centralizado y de una democracia pluralista. Es fundamental que el poder político esté suficientemente bien repartido en la sociedad, de modo tal que las elites no tengan tan fácil el trabajo de extraer los recursos del resto de la población.
Otra condición necesaria –sostienen los eruditos– y digámoslo, en las antípodas ideológicas del actual gobierno anarco-libertario argentino, es un Estado centralizado, donde la ley y el orden se cumplan. En ese status, se estimula el surgimiento de instituciones económicas inclusivas. Aquí es clave el rol de los incentivos.
Precisamente, y tal como anticipamos, el estudio verificó la tesis de que la raíz de los problemas económicos, no se hallan en aspectos condicionantes de las sociedades o territorios, ni siquiera de una mala implementación de la teoría económica, sino en la política.
En efecto, según el tipo de política estatuida en una sociedad, se creará instituciones económica inclusivas o extractivas. Incluso, las políticas económicas quedan relegadas a un segundo plano en el campo explicativo. No importa cuanto esfuerzo se puso al diseñarlas, dado que, en la perspectiva de la nueva teoría, si las aquellas se implementan en sociedades con instituciones extractivas, cualquier política económica será ineficaz.
La clave del éxito para la prosperidad de una nación entonces, estriba no en la implementación de más y mejores políticas económicas, sino en la consumación de instituciones cada vez más inclusivas.
Nuestras conclusiones
La importante contribución de estos científicos sociales, historiógrafos y economistas, nos permite apoyarnos para exponer algunas máximas que, casualmente, hoy están en la liza de la política argentina impulsadas por el oficialismo nacional, y que pueden ser cuestionadas y refutadas por la teoría hoy aceptada por la comunidad científica, como explicativamente valedera.
Comencemos indicando que la proposición paradigmática premiada con el Nobel, rechaza la idea de la espontaneidad del funcionamiento de los mercados. Su estructura está determinada por reglas de juego que el Estado dota, por lo que su funcionamiento «libre» es solo resultado del papel determinante de aquel.
Para entender los resultados del desarrollo económico de una sociedad,siempre debe analizarse la conjugación de las condiciones materiales con las condiciones políticas. El estudio galardonado ofrece una vía ejemplar para nuevos análisis. Conforme esta nueva visión, la economía y la ciencia política son indivisibles. La perspectiva se enfocasobre las relaciones entre el poder político, las instituciones y la prosperidad. Desde luego, existen factores macroeconómicos que inciden para bien o para mal en el crecimiento, que deben ser considerados, pero no son determinantes a largo plazo.
Ante un status de estancamiento, se requieren siempre cambios institucionales para que operen como motor del despegue hacia una nueva etapa de crecimiento. Por ello, la nueva propuesta analítica es una herramienta intelectual que estimula en pensamiento lateral sobre los problemas de la sociedad.
A propósito, sociedades con un pobre Estado de derecho e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento o cambios a mejor. Tampoco aquellas cuyos gobiernos viran hacia unaciudadanía más jerárquica, comprometiendo el «ethos democrático».
Las propuestas del presidente J. G. Milei, tienen enormes dificultades de implementación en un contexto institucional frágil, como el que se vive hoy, pretendiendo cambiar las leyes y costumbres de raíz, en una “utopía libertaria”que no contempla desequilibrios estructurales, sino proponiendo la liquidación de un “Estado mágico”, como culpable de todo mal.
Es evidente que nuestro país transita un declive en cuanto al apoyo a la democracia, al menos en importantes sectores de la población. Motivados por una desilusión con la democracia como idea. Tengamos presente que también la democracia puede ser clientelista, corrupta, no necesariamente transformadora.El régimen democrático, no siempre general los incentivos correctos para fortalecer las instituciones estatales.
Existe siempre una tensión entre una visión más igualitaria de la sociedad, y otra de un ordenamiento jerárquico, donde la confianza se deposita en un líder (el Leviatán). En nuestra historia se advierte una oscilación pendular entre ambas, movimiento que se naturaliza. De cualquier manera, el utopismo libertario es un modelo que está totalmente desconectado de la realidad de la sociedad argentina, por eso es previsible su fracaso material, al menos [un colapso hiperinflacionario es potencialmente factible a meses vista].
La tecnología y la educación son dos motores de desarrollo y prosperidad, que son facilitados por instituciones económicas inclusivas. Lo razonable entonces, es que la sociedad estimule a ambas actividades para que los factores de la producción sean más eficientes. No es desfinanciando a las universidades y a la ciencia y técnica estatales, el camino idóneo hacia el crecimiento sostenido.
El último punto abordado en la nueva teoría que hasta ahora referenciamos, y tiene interés para nuestro país, es el asunto de la desigualdad, una condición que desafía el contrato fundamental de las sociedades. Los argentinos aprendimos por las ‘malas’ que es muy difícil tener una sociedad culturalmente democrática cuando existen enormes niveles de desigualdad.
Una enseñanza en este orden según las crónicas tratadas y comparadas, es que no es suficiente con distribuir lo que ya existe, sino que se debe buscar el éxito económico e invertir en educación para combatir la pobreza.La Argentina tiene oportunidades, pues tiene recursos, y el más importante en abundancia; capital humano. Se requieren nuevas estrategias para atender la desigualdad.
Por de pronto, la tarea inminente para escapar de la pobreza, es evitar que su sistema económico sea manejado por una élite extractiva, cerrada y autoritaria, que concentra en pocos los recursos, «casta» que esteriliza el progreso y la innovación. Un Estado débil conjugado con una sociedad débil, produce problemas como distorsiones e inestabilidad económica o una gestión política ineficiente.El resultado es un clientelismo para pocos (adherentes), en lugar de la provisión de bienes públicos y seguridad social, como vemos actualmente.
La respuesta para el progreso económico del país, está en mejorar el entorno institucional con otros incentivos. Los mitos ya fueron refutados.
Diciembre de 2024
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