‘Rumbo al Infierno’: ¿Castigo divino o manipulación social?

En la nueva serie coreana de Netflix se abordan temáticas muy puntuales que sirven para analizar el funcionamiento de una sociedad capitalista en un futuro distópico del que no estamos muy alejados realmente: La religión como modo de sectarismo. El odio impulsado por las redes sociales. Los discursos dominantes y su manipulación social. Violencia extrema y el miedo como mecanismo de control. Todo eso plantea ‘Rumbo al Infierno’ en los apenas 6 episodios que tiene su primer temporada.

Por Diego Adur

Espectros que llegan a la tierra desde el Infierno para llevarse el alma de las personas condenadas después del aviso de un “ángel” que les informa el momento exacto en que ocurrirá su muerte. Contada así, la serie parece situarse más en el universo Marvel o basarse en algún relato del famoso novelista de terror H.P. Lovecraft. Sin embargo, el argumento de la nueva serie coreana que presentó la plataforma Netflix (traducida aquí como Rumbo al Infierno, Hellbound en inglés) es mucho más profundo.

Es cierto que las primeras imágenes que vemos son de una violencia inusitada y esto puede tener que ver con la necesidad de atrapar al espectador. Acción, sangre y monstruos llaman sin duda la atención de los y las curiosas que ven el primer episodio de la serie que la plataforma recomienda. Al mismo tiempo, incluso, puede ser bastante traumatizante. Es que las temáticas que narra la historia se tornan muy duras por momentos y logran conmover al espectador.

En el desarrollo de la temporada vamos viendo cómo una especie de secta denominada La Nueva Verdad relaciona estos violentos asesinatos con condenas ordenadas por Dios para las personas pecadoras. Así, la organización trata de dar un mensaje claro: Si cometés pecados te vas a ir al Infierno. Luego conocemos también a La Lanza, una secta ultraviolenta que adopta los fundamentos planteados por La Nueva Verdad y los lleva al extremo. El discurso de odio y violencia que difunde por las redes sociales La Lanza nos muestra lo más oscuro de la sociedad. Los pecadores –las personas a las que les llega “el aviso”- deben ser perseguidos y confesar sus pecados antes de recibir la condena. La explicación de estos hechos sobrenaturales que plantea La Nueva Verdad es aceptada por la mayoría de la gente. Un Dios vengativo que condena al Infierno a los y las pecadoras. Esa teoría es puesta en duda por una serie de personajes que van a ir en contra de estas sectas y sus mandamientos, cuestionando el hecho de que algunas personas merezcan ir al Infierno.

Redes de odio

Foto: Sector Cine

A través de la participación de La Lanza, la serie nos muestra el poder de influencia que tienen las redes sociales y la facilidad para destilar odio entre sus usuarios. En escenas que rompen con la linealidad de los hechos, vemos a un fanático disfrazado de demonio transmitiendo en vivo en lo que aquí sería un canal de YouTube. Este personaje estrambótico grita, golpea y salta para llamar la atención de sus seguidores. En sus apariciones toma algún hecho particular y lo saca totalmente de su enfoque para darle el sentido que él y su secta quieren. Así, por ejemplo, señala a pecadores y pecadoras, magnifica y exagera lo que sea que hayan inventado que hicieron para recibir ese castigo divino e incitan a la gente a sumarse a esta cuasi cacería medieval. Es interesante analizar de qué manera se va construyendo el relato de esta secta extremista y ultraviolenta para justificar lo que está sucediendo y también sus propios delitos. Las similitudes que existen con la realidad actual nos hacen olvidarnos por momentos que se trata de una serie donde ocurren hechos sobrenaturales ya que estamos muy familiarizados con este tipo de operación virtual-mediática-social.

Mentira, la verdad y el libre albedrío
(A continuación, spoilers)

El primer giro que da la serie es cuando el presidente Jung Jin-soo, fundador de La Nueva Verdad, le cuenta al detective Jin Kyunghun, destinado a investigar a estas organizaciones- que él mismo había recibido el aviso hace 20 años. No había sido pecador, se cuidó toda su vida de no cometer ningún acto impúdico y sin embargo el anuncio de muerte le había llegado igual. Momentos antes de la condena, el presidente le da dos opciones al detective. Puede filmar y transmitir el instante de su asesinato a manos de estos espectros del Infierno o puede irse a su casa con su hija a vivir en el mundo que ha creado para él. Con la primera alternativa, dice Jung, el mundo entraría en caos ya que una vez caída la teoría que las condenas las reciben solamente las personas pecadoras reinaría la desesperación entre las personas. La otra opción es dejar todo como está y sostener ese engaño. De esa forma, piensa el fundador de la secta, las personas vivirán su vida intentando hacer el bien y esquivando el mal.

Uno de los fundamentos de la fe cristiana asegura que Dios nos da libre elección para decidir qué camino tomar en la vida. Es la mejor manera de explicar por qué existen asesinos, violadores, torturadores  y toda clase de personas terribles en el planeta. De otro modo, cómo podría un Dios bondadoso y todo poderoso permitir que esos horrores ocurran en el mundo que ha creado para nosotros. Este concepto del libre albedrío es uno de los motivos por los que el fundador de La Nueva Verdad decide convocar al detective y darle esas dos opciones ante su inminente condena: Sostener el engaño en un mundo ordenado o desatar el caos mostrando la verdad.

Los financistas

Foto: ELLE

La Nueva Verdad mantiene los fundamentos del sectarismo, pero posee una estructura económica muy desarrollada. Cuentan con ciertos individuos que financian a la organización y son considerados VIP. A estos personajes que suelen ser invisibles en el mundo real los conocemos cuando sucede la primera condena oficial. Cuando se hace público uno de los avisos de muerte del ángel, La Nueva Verdad ofrece a la mujer que será condenada al Infierno una codiciosa suma de dinero a cambio de que acepte transmitir en vivo el momento de su muerte. Ella, desesperada y pensando en dejarles un buen futuro a sus hijos, acepta. Aquí vemos parte del poder que posee realmente La Nueva Verdad. El día de la condena se improvisa un set televisivo en el domicilio de la mujer. En primera fila dejan lugar para estos siniestros personajes, que se aparecen con máscaras y túnicas misteriosas. Como suele suceder, nunca les vemos la cara y se mantienen en el total anonimato.

De la panza al Infierno

La serie nos sitúa años después de la condena de Jung. La Nueva Verdad es una de las organizaciones más famosas del mundo y con más poder. La Lanza funciona como su brazo armado. Controlan, detienen, lastiman y asesinan a todo tipo de personas que se atrevan a cuestionar a Dios. Tienen contactos e infiltrados en todas las instituciones de poder: Gobierno, Policía, medios de comunicación y entidades financieras.

El momento más trascendental de esta nueva era gobernada por La Nueva Verdad es cuando el anuncio le llega a un bebé recién nacido. Aparece este denominado ángel en la sala de neonatología donde la madre estaba filmando un video para mostrarle a su esposo y logra registrar el aviso de que su hija morirá en 3 días y será condenada al Infierno. La pregunta inmediata es ¿qué pecado pudo haber cometido un recién nacido? Con este nuevo giro argumental tendremos muchísimos momentos de acción y emoción, sin dejar de decir que la serie nos muestra momentos bastante impresionables, sobre todo para un público susceptible

La serie del director Yeon Sang-ho ha tenido un gran éxito no solo por su impactante trama y sus maravillosos efectos, sino por la profundidad de las temáticas que aborda: el uso del miedo como mecanismo de control, las redes sociales y la tecnología al servicio de la manipulación, la religión como fenómeno indiscutido para dictar verdades.

Aun no se sabe si habrá una nueva temporada de Rumbo al Infierno, pero podemos presumir que así será porque el final de la primera quedó totalmente abierto y dejó a los y las espectadoras impactados.