Simil-privilegios: cuando las leyes afectan y no afectan

Por: Axel Cherem

Diciembre, un mes históricamente intenso. Balances, reflexiones y cierres de año. Encuentros, virtuales y presenciales. Discusiones, futuro, aguinaldo, vacaciones y qué será de este país. Inevitablemente, diciembre es un mes acelerado y nostálgico. Es muy difícil abstraerse de los famosos y odiados balances y cualquier excusa es útil para escapar de ese estado de puro pensamiento.  

En mi caso, mi escape fue ir al supermercado y pensar en qué iba a cenar. En la góndola de los aderezos pude ver un simpático packaging que tenía escrito “No-mayonesa” acompañado de la imagen de una aparente mayonesa. Mi sensación fue de confusión, el impacto que el marketing busca generar, y recordé de la famosa empresa chilena “Not.Co” que se especializa en diseñar alimentos en base a plantas. Sin dudas que este desarrollo biotecnológico será revolucionario en el corto plazo. 

Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue ese mensaje directo pero confuso. Una especie de interpelación por la negativa, es y no es. Como lo marca diciembre, no podía evitar asociar este mensaje al desarrollo de la comunicación política de este año y del próximo, electoral. La discusión sobre los privilegios, la solidaridad y la corrección política estuvieron a la orden del día. Atravesaremos meses de una necesaria recomposición económica, política y social y la estrategia discursiva buscará tensionar entre los tratamientos de fundamentales reformas estructurales y leyes denominadas “de ampliación de derechos”. ¿Cómo se vinculan los conceptos mencionados anteriormente? ¿Es inevitable la pérdida de “capital político”? ¿Todo se reduce al discurso hegemónico “la política es corrupta”? 

Ampliación de derechos y afectación 

En primer lugar, abordamos el ala sobre ampliación de derechos en la agenda: la despenalización/legalización. Aquí nos remitimos desde la posibilidad del matrimonio igualitario, la identidad de género, cultivo de cannabis o la interrupción voluntaria del embarazo. Una serie de leyes que habilitan prácticas (muchas de ellas pre-existentes) y, además, obligan la intervención del Estado para su concreción. Estos puntos señalados son importantes para pensar una estrategia de comunicación. 

Nos podemos situar en el problema particular ya sea de salud, de identidad, o simplemente de ocio, y nos alejamos de cualquier aspecto ideológico (ya sea una creencia religiosa como partidaria) podemos detectar, en última instancia, una tensión discursiva entre la prohibición y la regulación. Lógicamente esta tensión interviene en las libertades, ya sean individuales o colectivas, y extiende una tensión discursiva entre el bien común y el empoderamiento.  

A lo largo de las jornadas del debate en comisión y en la Honorable Cámara de Diputados, se pudo detectar un contraste interesante en lo que respecta a la “afectación”. Mientras el lado “celeste” hizo referencia a cómo pueda afectar la práctica al “niño por nacer”, el lado “verde” respondió en relación a que no afectaría a quienes “no se quisieran practicar un aborto”. En consecuencia, cada parte determinó como la aprobación de esta ley subiría o bajaría los índices, respectivamente. 

Reformas y afectación 

Por otro lado, tenemos aquellas leyes mayoritariamente intervencionistas: las redistributivas. Aquí hablamos de leyes que inciden estructuralmente en la sociedad y que buscan actualizar nuevas condiciones de progresividad, incentivos y desarrollo. El neoliberalismo en países desiguales, con una fuerte informalidad y pobreza estructural estas reformas suelen ser criticadas desde el aspiracionismo individual.  

Debido a que Argentina sigue siendo un país con fuertes crisis financieras, mayoritariamente podemos pensar en reformas económicas. Sin embargo, en última instancia, se pueden pensar como reformas económicas que habilitan el cumplimiento de otros derechos como los sociales y culturales. La estatización del sistema previsional, las reformas tributarias, laborales y, desde un plano simbólico, el aporte extraordinario de las grandes riquezas pueden ser algunos ejemplos sobre este tema. 

Así como vimos el famoso gráfico que difundió la página “Unidad Ciudadana” (y que replicó inexplicablemente la página oficial del PRO), la estrategia implica demostrar la afectación de una eventual aprobación de la ley. El 0,02% de la población argentina se transformó en el argumento por excelencia y no las áreas en las que podrían recibir ese financiamiento. No sería descabellado pensar en que se repita esta estrategia en futuras reformas. 

Afectación, privilegios y lo que sigue 

Las sucesivas crisis económicas y políticas, el ascenso de nuevas expresiones militantes y el impacto que ha suscitado la pandemia va a generar fuertes cambios en políticas públicas a nivel mundial. Los gobiernos progresistas no pueden quedarse atrás de estos debates y deberán delinear dos estrategias: una política y una comunicacional.  

¿Cómo interviene la afectación en el segundo punto? El neoliberalismo, la sociedad de individuos, la desigualdad y la diversidad tensionan en las leyes de ampliación de derechos y de reformas estructurales. El “cómo me afecta a mí” termina siendo una estrategia de negación de afectación (si entendemos por “afectación” a la pérdida de libertades) sobre el destinatario. Aquí volvemos a la “No-mayonesa”, la negación como advertencia o como tranquilidad de que sus libertades, consumos y comportamientos no serán intervenidos.  

El punto de debate recae en la necesidad de negar la afectación, cuando realmente afectan a las personas. Defender estos simil-privilegios con el objetivo de no generar polémica sobre la ley y asegurar su aprobación. ¿Qué pasará cuando realmente afecten los privilegios de gran parte de la sociedad? ¿Es necesario generar consciencia de que nuestros privilegios deben ser tocados? La misma duda pasa en el otro lado. ¿Sirve la sistemática corrección política en el debate de las leyes? ¿Es pertinente en la comunicación política? 

La negación como estrategia de interpelación podrá ser efectiva. Sin embargo, así como con la “no-mayonesa”, tiene un límite revelador. Ese momento cuando el interesado lee el envase y pregunta “si no es mayonesa, ¿qué es?”.