La fiscalía había solicitado que, quien supo ser presidente de Francia entre 2007 y 20212, fuera condenado a cuatro años de cárcel.
El ex mandatario de derecha fue condenado este lunes a tres años de cárcel, uno de ellos de cumplimiento efectivo, por un tribunal de París que lo halló culpable de los delitos de corrupción y tráfico de influencias.
Fiscales habían pedido que Sarkozy fuera penado con cuatro años de cárcel, dos de ellos firmes, por haber intentado sobornar a un juez con un puesto muy codiciado a cambio de información sobre un proceso en su contra.
El tribunal dictaminó efectivamente hubo un “pacto de corrupción” entre el mandatario, de 66 años, su abogado habitual Thierry Herzog y el exmagistrado Gilbert Azibert. Pero condenó a todos a tres años de cárcel, uno de ellos de cumplimiento efectivo, informó la agencia de noticias francesa AFP.
Nicolas Sarkozy estaba acusado de haber intentado corromper, junto con Herzog, a Azibert, cuando éste era juez del Tribunal Supremo.
Según la acusación, el exmandatario buscaba obtener informaciones cubiertas por el secreto profesional e influir en las diligencias abiertas ante la alta jurisdicción relacionada con el denominado caso Bettencourt, por el cual fue sobreseído a fines de 2013.A cambio, habría ofrecido a Azibert su ayuda para obtener un puesto de prestigio al que éste aspiraba en Mónaco, aunque nunca lo obtuvo.
Sarkozy, que se retiró de la política en 2016, rechaza las acusaciones y ante el tribunal afirmó que “nunca cometió el más mínimo acto de corrupción”.
Este juicio contra él fue inédito, ya que se trata de primer expresidente de Francia desde la instauración de la Quinta República (1958) en sentarse físicamente en el banquillo de los acusados.
Antes de él, solo Jacques Chirac, su antecesor y mentor político, fue juzgado y condenado por malversación de fondos públicos cometida cuando era alcalde de París, pero debido a problemas de salud nunca compareció ante la corte.
Esta decisión de justicia será crucial para Sarkozy que se enfrenta a un segundo juicio el 17 de marzo en otro caso, llamado “Bygmalion”, relativo a los gastos de su campaña presidencial de 2012. Esta acusación podría extender su condena.
Igualmente, el expresidente francés, quien durante el juicio se declaró víctima de encarnizamiento de la Fiscalía y de los jueces, evita la prisión y podrá cumplir la sentencia en su domicilio y con medidas de seguimiento electrónico.
El tribunal reprochó a Sarkozy que “hubiese utilizado su estatuto de antiguo presidente de la República y las relaciones políticas y diplomáticas que tejió cuando estaba en ejercicio para gratificar a un magistrado que había servido a su interés personal”.
También es grave, según los jueces, que quien cometió los hechos en cuestión fuese alguien que, cuando ocupó la jefatura del Estado, era “el garante de la independencia de la Justicia”.
El tribunal consideró probado, tras el juicio celebrado a finales de 2020, que tanto el ex mandatario, como Thierry Herzog y Gilbert Azibert, participaron en un “pacto de corrupción” desvelado gracias a las escuchas en una línea telefónica secreta que usaban Sarkozy y Herzog, y que estaba registrada bajo el nombre falso de Paul Bismuth.
Sarkozy está imputado también por el caso de la supuesta financiación, con dinero de la Libia de Muamar el Gadafi, de la campaña que en 2007 le llevó al palacio del Elíseo.
La condena complica los intentos del conservador Sarkozy, de 66 años y presidente de la República entre 2007 y 2012, para influir en la política francesa e incluso regresar a la batalla electoral. El antiguo jefe de Estado coqueteaba con la idea de ser candidato a las presidenciales de 2022 si el actual presidente, Emmanuel Macron, desistía de presentarse, o estallaba una gran crisis en el país.