La Fundación Vida Silvestre Argentina envió una carta al gobernador de la provincia de Chubut, Mariano Arcioni, para solicitar la inmediata derogación de la Ley XVII-Nº 52, que dispone el uso de fondos públicos para exterminar a la fauna nativa y lanzó una campaña para juntar firmas de la ciudadanía y reforzar el pedido.
La entidad ambientalista expresó su preocupación ante las políticas implementadas por la provincia de Chubut de promover y recompensar la caza de zorros colorados y pumas, con el objetivo de solucionar el conflicto entre animales silvestres y ganado.
Mediante una ley anacrónica, pero que sigue en vigencia, el Gobierno de Chubut fomenta la caza de animales silvestres nativos con incentivos monetarios, a razón de $1.000 pesos por cada piel de zorro, y $5.000 por piel y cráneo de puma.
Entre otras implicancias, la ley incluye las capacitaciones para colocar adecuadamente trampas para los animales, así como también obligar a los propietarios de campos a controlar a estos depredadores o a colaborar para que otros lo hagan.
Vida Silvestre advierte que además de utilizar fondos públicos para la matanza de animales silvestres nativos, la ley establece una Comisión de Control de las especies depredadoras de la ganadería, donde están ausentes la comunidad académica y científica, así como organizaciones ambientales y sociales.
La organización explicó en un comunicado que el conflicto entre productores agropecuarios y animales silvestres es “tan antiguo como la actividad misma”. Sobre este conflicto Manuel Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre, manifestó que “el incentivo económico para la matanza de animales silvestres nativos demuestra grandes retrocesos en nuestra sociedad y acentúa la preocupación sobre prácticas productivas negativas para el ambiente”.
Jaramillo pide “elaborar planes de manejo de estas especies que estén basados en información técnica sólida para evaluar su situación poblacional, identificar claramente los problemas o conflictos con las actividades productivas, y analizar diferentes alternativas para solucionarlos”.
Los predadores tope -como los zorros y pumas- son un eslabón fundamental en los ecosistemas y esto incluye sinergias positivas incluso con la actividad agropecuaria, sostiene la organización. En la práctica, la mayoría de zorros y pumas no predan sobre animales domésticos y previenen explosiones demográficas de otras especies como liebres europeas y guanacos.
Y en cuanto a los perros domésticos o asilvestrados advierten que “suelen generar mayores daños que los carnívoros nativos, contribuyendo y perpetuando la confusión y estigmatización de los carnívoros silvestres“.