Si bien mucha gente suele operar en el mercado del dólar blue, pocos conocen cómo funciona realmente y quiénes integran esa cadena de compraventa ilegal de moneda estadounidense.
En el marco de un contexto cambiario muy caliente, el Gobierno llevó a cabo este miércoles un raid de operativos varias “cuevas” que operan dólar blue en la Ciudad de Buenos Aires. Y es que, si bien muchos ahorristas han ido más de una vez a una cueva y no se han sentido delincuentes, ni nada por el estilo, ese mercado de la moneda estadounidense es ilegal y quienes operan en él infringen la Ley Penal Cambiaria.
Se vieron imágenes de personas munidas de miles de billetes de dólares en fajas y se conocieron algunos resultados de los operativos. Parece de película y la intriga es grande. ¿Qué hay detrás de las cuevas o arbolitos y cómo funcionan realmente?
Se trata del dólar de mercado blue o paralelo, que en otras partes del mundo es más conocido como “dólar negro” y que, en Argentina, donde la gente casi no tiene acceso al billete estadounidense de forma legal, y la moneda local, el peso, pierde valor cada semana, es una de las principales referencias económicas.
Asimismo, dadas las trabas de acceso al mercado de cambios que existen en la Argentina y a la escasa educación financiera, muchos eligen esa opción pensando que es una manera fácil de conseguir dólares y proteger su capital. Está naturalizado el acceso a esa plaza y una fuente del mercado describe que “el dólar blue es lo más vintage que hay en materia cambiaria”.
Explica que funciona como los mercados los de antes, sin pantallas y toda la locura asociada a ellas y tiene distintos actores que forman parte de la cadena. Está dividido en corredores (corretas), cambistas, cuevas y chiquitajo.
“El ‘correta’ no hace comisión, su trabajo no es mover dólares, sino hacer precios. No son más de siete los corredores más importantes, y no mueven un dólar, sino que se dedican a hacer precio”, detalla la fuente.
Explica que esos actores son los más cercanos a cómo está la oferta y la demanda y con ellos hablan los que quieren comprar y vender: desde importadores y exportadores hasta empresarios y, a veces, cuando interviene gente vinculada al gobierno también.
“Antiguamente, los ‘corretas’ solían ser ex banqueros, por ejemplo, tipos que se habían retirado del sector financiero, pero, ahora, hay gente más joven. Algunos operan desde sus despachos en barrios cerrados y otros en edificios de primer nivel en la City”, comenta.
En tanto, asegura que el cambista es el laburante mayorista, el que se para en el offer del cambista, el que demanda por la mañana al correta y luego le oferta. Éste trabaja con precios de referencia del corredor y le suma $2, por ejemplo. “Este es el famoso mayorista, ayuda a formar precios y hace al volumen, pero no es quien fija los precios”, aclara.
El cambista, que es quien da precios para los portales, por ejemplo. “La categoría de cambistas abarca un abanico enorme: desde agencias de cambio, hasta ex directores de ALYCs, pasando por financieras que hacen transferencia al exterior”, cuenta esta voz de la City.
Explica, además, que el cambista tiene la particularidad de que opera más monedas que el corredor, que se enfoca en dólares y, a veces, en euros, mientras que el cambista opera monedas de países limítrofes también. “Suelen trabajar en oficinas de microcentro y el corredor norte y son muy recelosos con quienes pueden ser sus clientes”, agrega.
Otro eslabón diferente es el de las cuevas. “Éstas tienen una diversidad enorme: van desde financieras chicas, hasta una empresa textil, por ejemplo. Cuevas hay en todo el país, y es donde está el volumen sin registro”, explica. Y agrega que, en este punto de la cadena, el precio puede tener un diferencial más grande, que llega a ser de hasta $10 respecto del valor del corredor.
“El cuevero hace su diferencia en que toma sin importar las cantidades, desde u$s200, mientras que un cambista te puede pedir desde u$s1000 en adelante y un ‘correta’, ya opera bloques grandes de hasta 3 ceros”, comenta la fuente. Sin embargo, todas las cuevas toman precio de referencia de un cambista y aplican una comisión extra. Es decir que no son importantes para la fijación de precios, pero sí son las dadoras de liquidez.
Muchos operan con arbolitos, que son quienes están parados en la calle al ritmo del “Cambio, cambio”. Son quienes están más expuestos por lo general. Suelen andar con mochilas y, cuando hay rumores de operativos o allanamientos, como en los últimos días, usan las riñoneras o fajas, que son tiras con bolsillos donde guardan miles de billetes escondidas bajo la ropa.
Esta modalidad es similar a la que usan los delivery. En el último, tiempo, por otro lado, desde la pandemia, muchas cuevas implementaron este servicio para operar. Llevan el dinero en pesos o dólares (según se trate de una operación de compra o venta) a la puerta del cliente y le cambian ahí los billetes. Esa era una modalidad que antes estaba reservada para clientes grandes, pero se popularizó para solucionar el problema que presentaba el aislamiento.
Y, finalmente, está “el chiquitaje”, que paradójicamente, es enorme. “Puede ser cualquier persona que haga cambio, desde un compañero de trabajo hasta alguien en un kiosco de diario, es el que suele poder vender en un cambista montos chicos”, detallan.
La compraventa de dólar blue ilegal y está penalizado por la Ley Penal Cambiaria, que castiga a quienes incurren en esa falta. Las penalidades van desde multas por hasta diez veces el monto de la operación en infracción, la primera vez que se cometa, prisión de uno a cuatro años en el caso de primera reincidencia y de uno a ocho años, por la segunda.
Quien inicia el sumario es el BCRA pero la sentencia luego es dictada por un juez penal económico. Así, el primero está a cargo de realizar la recolección de pruebas y luego remite todo al segundo para que emita una sentencia en el marco de una causa penal por falsas declaraciones en operaciones de cambio, ya que la persona que compró esos dólares no tiene autorización para hacerlo.
Los jueces no suelen apuntar al comprador minorista por cuestiones de magnitud del daño económico (es un delito que se comete por bajos montos en general), en cambio, sí reprocha la mayoría lo que hace una cueva que vende fortunas en dólar blue.