La cámara de diputados aprobó el texto base y solo falta la sanción de Bolsonaro.
El documento aprobado ayer por la Cámara de Diputados de Brasil autoriza la compra de vacunas por parte de empresas privadas y gobiernos regionales y municipales.
De acuerdo con el texto aprobado en el día de ayer por los funcionarios brasileños, el 100 por ciento de las vacunas compradas por el sector privado serán donadas al sistema de salud pública.
Sólo una vez que se confirme la inoculación de los grupos prioritarios especificados por el Plan Nacional de Inmunizaciones (PNI) las empresas podrán comprar, distribuir y administrar las vacunas, siempre de forma gratuita. En esta etapa también deberán donar un 50 por ciento de las dosis al sistema público.
El proyecto de ley también determina las compañías y los gobiernos regionales y municipales cuentan con autorización para obtener el fármaco por cuenta propia, también permite que asuman la responsabilidad civil por los efectos adversos de la vacuna.
En ambos casos los inmunizantes deberán estar previamente avalados por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
Actualmente Brasil atraviesa un proceso de inmunización ralentizado. Mientras tanto el país volvió a registrar un récord de muertes diarias por covid-19 con 1.641 personas que murieron en las últimas 24 horas.
La iniciativa fue aprobada el mes pasado en el Senado y Diputados discutió algunas modificaciones
El dictamen del diputado Igor Timo (Pode-MG) propuso la aprobación del texto sin cambios y remarcó que “no hay posibilidad de saltarse la cola dado que se harán donaciones del 100% para que los grupos de riesgo se vacunen de forma prioritaria y, en un segundo momento, el 50% de toda la vacuna que esté adquirido, siguiendo los criterios del Plan Nacional de Inmunizaciones”.
Según la propuesta, los gobiernos locales pueden contratar seguros privados para cubrir los posibles riesgos de las condiciones impuestas por los proveedores contratados.
Este es un requisito de algunos laboratorios, como Pfizer / BioNTech y Janssen, cuyas vacunas aún no llegaron a Brasil.
El ministro de Salud, Eduardo Pazuello, cuestionó algunas de las condiciones impuestas por el laboratorio de Pfizer para vender su vacuna, entre ellas la falta de responsabilidad ante el laboratorio en caso de retraso en la entrega o posibles efectos secundarios del inmunizador.
Parte de la oposición criticó la iniciativa, entre ellos legisladores del Partido de los Trabajadores (PT).
“No podemos permitir que una empresa, por ejemplo, compre 50.000 vacunas, done 25 mil vacunas al SUS y, con las otras 25.000 haga una fila para sus empleados, que pueden ser menos adinerados que los ancianos que están en la fila, para los que no tienen vacunas. Entonces, la cola tiene que ser única”, evaluó el petista Henrique Fontana.