Un documento publicado por El Destape da cuenta de un encuentro en abril de 2019 en la embajada de los EE.UU, en La Paz, donde se habló de “fraude” y se organizó instalar la idea de “desconfianza” en torno a las elecciones que se avecinaban. La reunión fue entre “funcionarios diplomáticos” argentinos y norteamericanos. Ocurrió seis meses antes de los comicios que derivaron en el derrocamiento de Evo Morales.
Las embajadas de la Argentina y los Estados Unidos tuvieron un rol clave en el proceso que derivó en el derrocamiento de Evo Morales en noviembre de 2019. Un documento reservado revela que a fines de abril de 2019 existió una reunión entre funcionarios diplomáticos argentinos y norteamericanos en la embajada estadounidense en La Paz, Bolivia, y que allí se habló de “fraude” y de difundir la idea de “desconfianza” en torno a las elecciones que se avecinaban.
La fecha es central ya que el Gobierno actual de Bolivia reconstruyó la trama del Golpe y trazó una cronología donde las conspiraciones comenzaron el 24 de julio de 2019. Este documento marca que fue antes, en abril.
El documento, que según supo este medio fue elaborado por fuentes argentinas vinculadas a la embajada en Bolivia, está fechado en mayo de 2019 e informa que en la reunión altos funcionarios de la embajada de los EE.UU. advirtieron que podría existir un fraude electoral en las elecciones presidenciales del 20 de octubre de aquel año. La excusa que se esgrimió fue la situación que atravesaba el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia.
El punto central de la operación surge de la estrategia que se coordinó para que la idea del fraude se propague: “Se sugirió a los funcionarios de la embajada argentina en Bolivia, que hagan conocer públicamente esta situación de desconfianza, reclamándose transparencias en el acto electoral y sobre el hipotético riesgo de fraude si no se toman medidas que garanticen que el ‘TSE’ actúe con independencia y capacidad técnica que permita evitar cualquier intento de fraude en las próximas elecciones”.
El dato adquiere mucha relevancia a la luz de lo que sucedió seis meses después: en octubre de 2019 Evo Morales ganó esas elecciones por 10 puntos de diferencia, justo lo necesario para evitar el ballotage, pero se instaló la idea del fraude, con manifestaciones en las calles de Bolivia y rebeliones de las fuerzas de seguridad.
El 10 de noviembre de aquel año, Morales –cuya vida corrió serio peligro- se vio forzado a renunciar a la presidencia y exiliarse. La OEA, con un informe flojo de papeles, cumplió un rol central en este proceso.
El 12 de noviembre de 2019 asumió la presidenta de facto Jeanine Añez. Por la noche de esa misma jornada viajaba a Bolivia de contrabando armamento argentino enviado por el gobierno de Mauricio Macri. Era para los golpistas, ya que las fuerzas armadas y policiales se estaban quedando sin municiones para reprimir. En los días siguientes se produjeron las masacres de Sacaba y Senkata.
Según este documento reservado, para los funcionarios diplomáticos argentinos y estadounidenses estaba claro que la situación política de Bolivia no era la de Venezuela pero “en el actual contexto regional toma importancia geopolítica”. En abril de 2019, cuando ocurrió la reunión, la avanzada neoliberal en la región de la mano de Macri y Jair Bolsonaro era brutal y Bolivia era uno de los pocos países donde había un gobierno popular.
Tan importante era el rol de Bolsonaro que, de acuerdo al documento, la posición sobre la desconfianza en el proceso electoral en Bolivia “tendría que comprender a la embajada de Brasil, al considerar que ambos son países relevantes en la región”.
Por otro lado, la embajada argentina vuelve a aparecer en el centro de la escena del golpe. El embajador de Macri en Bolivia, Normando Álvarez García, está imputado en la causa por el contrabando de armamento.
El caso del envío ilegal de municiones se destapó luego de que se encontrara una carta de agradecimiento dirigida al embajador por parte del comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, Jorge Terceros Lara, quien enumeraba el armamento recibido.
A su vez, el 29 de noviembre de 2019, dos semanas después del golpe y tal como publicó este medio, Álvarez García realizó un agasajo a los golpistas en la sede diplomática argentina cuando fue la despedida del agregado de Defensa y jefe de la Misión Naval, Miguel Alonso.
Estuvieron en aquel encuentro el alto mando militar que apoyó a la dictadora Áñez y el ministro de Defensa golpista Fernando López Julio, hoy prófugo de la Justicia. También estuvieron militares de distintos países, entre los que se cuentan estadounidenses y brasileños.