A partir de hoy, Argentina no será más parte del denominado Grupo de Lima, la alianza insignia de la derecha regional, integrada por 14 países, incluidos Brasil, Colombia, Paraguay y Chile.
Después de cuestionar sus últimas declaraciones y tras negarse a firmarlas, el gobierno de Alberto Fernández renunció al grupo por considerar que las acciones que se impulsaron desde allí “no han conducido a nada” y tenían como objetivo “aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes”.
Cancillería emitió un comunicado en el que destacó que, desde la llegada de Fernández a la Casa Rosada, “la Argentina nunca participó en reuniones ni firmó documentos” del Grupo de Lima y destacó que su gestión “lo único que hizo” respecto de esa alianza fue “tomar distancia”.
Recientemente, el Presidente había remarcado la necesidad de fortalecer la Unasur, al diferenciar el espíritu y los objetivos del otro bloque regional. “El Grupo de Lima se creó por motivos ideológicos y está obsesionado con Venezuela, mientras Unasur está obsesionado con que crezca América Latina”, había dicho Fernández el domingo pasado.
El comunicado de Cancillería señala que “la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar”.
El Grupo de Lima, impulsado notoriamente por el gobierno de Mauricio Macri, se estableció tras la denominada Declaración de Lima del 8 de agosto de 2017 en el que representantes de 14 países americanos suscribieron el primero de varios documentos criticando la situación política y de derechos humanos en Venezuela.
“Una vez más, reiteramos que la mejor manera de ayudar a los venezolanos es facilitando que haya un diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular, pero sí a lograr elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional”, señala el escrito del Palacio San Martín.
Con el mismo énfasis, afirma que las autoridades venezolanas no pueden desconocer “que producir las condiciones para un diálogo que resulte productivo es primordialmente su responsabilidad”.
“Un diálogo del que deben formar parte, pero del que no puede apartar a la oposición en su conjunto. Un diálogo que sin duda se vería enriquecido con voces provenientes de los principales actores sociales del país, como la Iglesia, el sector empresario y las organizaciones no gubernamentales, sin exclusiones”, destaca el comunicado.
La Argentina sostiene además que, en “un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables”.
Las sanciones, según entiende la Cancillería, “han afectado el goce de los derechos humanos de la población venezolana, de acuerdo a lo que se constata en el informe de la Relatora Especial sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos”.
Jose Cruz Campagnoli, ex Diputado e integrante de Espacio Puebla, celebró la decisión tomada por el gobierno argentino, al recordar que “el difunto Grupo de Lima fue “inspirado por Trump, Duque Piñera y Macri para desestabilizar a Venezuela”.
“La decisión es un paso muy importante para reconstruir las instituciones de la Patria Grande como la UNASUR y la CELAC. Ahora precisamos avanzar un paso mas y nombrar un Embajador en Venezuela que represente los intereses de la unidad continental”, agregó.
El comunicado completo
En el día de la fecha, la República Argentina formalizó su retiro del denominado Grupo de Lima, al considerar que las acciones que ha venido impulsando el Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes, no han conducido a nada. Por otro lado, la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar.
Una vez más, reiteramos que la mejor manera de ayudar a los venezolanos es facilitando que haya un diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular, pero si a lograr elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional. Es claro que no pueden las autoridades venezolanas desconocer, sin embargo, que producir las condiciones para un diálogo que resulte productivo es primordialmente su responsabilidad. Un diálogo del que deben formar parte, pero del que no puede apartar a la oposición en su conjunto. Un diálogo que sin duda se vería enriquecido con voces provenientes de los principales actores sociales del país, como la Iglesia, el sector empresario y las organizaciones no gubernamentales, sin exclusiones.
En un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables. Es importante señalar que las sanciones han afectado el goce de los derechos humanos de la población venezolana, de acuerdo a lo que se constata en el informe de la Relatora Especial sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos.
Con este espíritu, la Argentina continuará sosteniendo su compromiso con la estabilidad en la región, y buscará encaminar soluciones pacíficas, democráticas y respetuosas de la soberanía y de los asuntos internos de cada Estado.