Cobertura: Bautista Monferato
Convocan a una marcha en el Congreso de la Nación el próximo Jueves 11 de noviembre a las 17 hs. La motivación principal de la movilización es pronunciarse contra del modelo de producción de alimentos nocivo para la salud humana y el medio ambiente. Proponen alternativas agroecológicas y sustentables. Red Informativa dialogó con representantes de “Fuera Monsanto Bayer” quienes organizan el evento hace 10 años.
La convocatoria se realiza desde el colectivo “Fuera Monsanto Bayer“, el cual lleva diez años de existencia expresando los mismos reclamos, afirmando notar pocos cambios sustanciales desde que comenzaron los mismos.
Red Informativa dialogó con referentes de la agrupación, quienes afirmaron: “El motivo de la convocatoria de este jueves es generar el consenso necesario para proponer una ley que proteja a todos los seres vivos del bombardeo agrotóxico. Es necesario reafirmar que todas las personas tienen derecho a vivir en un entorno saludable”.
“Más de 500 millones de toneladas de agrotóxicos desertificando y enfermando a la gente de los pueblos y la ciudad, no pueden ser ningún proyecto de país. Queremos apoyar a la agroecología a gran escala como modelo productivo en equilibrio con el ambiente, generando trabajo sano y digno, y reafirmando la soberanía alimentaria, al tiempo de resolver la crisis habitacional y de desempleo”, expresaron.
“Al mismo tiempo repudiamos a las empresas conjuntamente con sus cómplices políticos y mediáticos, que operan escondiendo la información y los resultados de los estudios sobre los agrotoxicos con el fin de conseguir aprobaciones para una industria inhumana y lesiva. Por eso, nos preparamos con la esperanza de que la sociedad adquiera algo de sentido común, y la autoconvocatoria es para aquellas personas que se sientan interpeladas y entiendan que no podemos seguir sufriendo semejante atropello a la salud”, manifestaron, anticipando los reclamos que tendrán lugar en la convocatoria.
“No hay una organización puntual detrás de la convocatoria, que se realiza de la misma forma desde hace una década aproximadamente en Argentina. Hay personas de diferentes organizaciones que ahora se autoconvocan para continuar con una tarea indispensable como es la denuncia a este bombardeo químico, que el año pasado no se realizó a causa de las disposiciones gubernamentales”, continuaron, haciendo referencia a las dificultades que presentó la pandemia también.
Posteriormente, puntualizaron acerca de efectos concretos que produce la utilización de productos cargados de toxicidad: “Los efectos sociales, sanitarios y ambientales del uso de agrotóxicos son varios y complejos. Sin ir más lejos, en lo que respecta a la salud humana producen un abanico de enfermedades que van desde el daño genético, hasta el deterioro de la salud. Por poner un ejemplo, en el contexto de la saturación de hospitales tenemos el Garrahan con niños intoxicados, o con malformaciones, los abortos espontaneos, el cáncer temprano en niños y niñas, las enfermedades de la piel, y la lista se hace demasiado larga”.
“Quisiéramos recordar el caso del Nicolás Arévalo, un niño que estaba jugando en la puerta de su casa en Entre Ríos y piso un charco de agrotóxicos, muriendo luego en el hospital, así como los casos recogidos por el fotógrafo como Pablo Piovano, y tantos otros, ocultos por un silencio que es devastador realmente”, ampliaron.
“Además , ambientalmente se contamina la tierra, el agua y el aire, sumado a que los niveles de residuo en los alimentos son alarmantes. En Argentina hubo que intimar al Senasa (esto lo hizo naturaleza de derechos) para que diga cuántos agrotóxicos tienen las frutas y verduras. En algunas se han encontrado hasta 50 agrotóxicos diferentes, incluso varios que están prohibidos en el país, y tenemos estos venenos presentes en el 90% de los productos de supermercado”, explayaron.
“Por eso mismo consideramos que el uso de los agrotóxicos son una violación a los DDHH, pero sobre todo la falta de control sobre los mismos. Porque atentan contra la salud, además de que lo ocultan con todo un aparato corrupto y criminal”, sentenciaron desde el colectivo, en clara muestra de indignación.
Así, ante la consulta de los cultivos más contaminados y las regiones más afectadas por los mismos, respondieron: “Principalmente son afectados por las fumigaciones de forma secundaria y como daño colateral, los cultivos orgánicos, la industria apícola y vitivinícola entre varias de importancia, creando un escenario complejo que genera una situación de conflicto. Desde la organización social y la protección del desarrollo regional, es una situación completamente injusta que beneficia a empresas que contaminan”.
“Mueren las abejas, contaminan cultivos orgánicos, contaminan el agua, los frutos de las manos trabajadoras de la tierra que no adhieren a la agricultura tóxica pero conviven con ésta, y que son productos que terminan en las mesas de todas las personas sin distinción. Además las semillas transgénicas compiten de una forma muy poco ética con los cultivos tradicionales. Uno de los grandes problemas es no haber contado con una ley proteccionista sobre los suelos americanos”, extendieron.
“Estos cultivos tradicionales sometidos a un escenario que se crea con la saturación de agrotóxicos en las diferentes regiones, rompiendo el equilibrio de la vida, complejizan el ejercicio de la agricultura tradicional, empujando siempre a la lógica de los agrotóxicos. sin embargo, primordialmente, los cultivos que se realizan con fumigaciones de agrotoxicos y que reciben directamente estos millones de toneladas de venenos, son la soja, el maíz y el algodón”, continuaron.
“La tierra y la gente alrededor de estas hectáreas son quienes reciben la mayor cantidad de estás toneladas de agrotoxicos. Pueblos fumigados, escuelas fumigadas y rutas fumigadas por las que se dirigen a las escuelas desde las maestras, niños y niñas, ordenanzas, la gente de los pueblos, los mismos aplicadores y hasta banderilleros, como fue Fabián Tomasi”, relataron.
“En Argentina hoy se está exigiendo un debate honesto y urgente sobre el trigo BH4 transgénico, de Bioceres. El impacto por el uso, de, por ejemplo, el glufosinato de amonio, un veneno más tóxico que el glifosato y que penetra a las napas de agua, genera un costo de salud que además, en este país, pocas veces se paga. Y pagándolo tampoco se resolvería”, afirmaron.
“En menor escala, pero también es un problema, se usa en jardinería doméstica. Gracias a la propaganda, o la desinformación, productos que incluso cuentan con prohibición en el pais, pueden usarse como insecticidas para flores y jardines, o en la vía pública, plazas y parques”, resaltaron.
Especificando sobre las provincias del país que más padecen esta contaminación, dijeron: “Las ciudades más afectadas por las fumigaciones, se encuentran en Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, Chaco, la provincia de BsAs. En cualquier lugar en el que se siembre semillas transgénicas dependientes de los agrotóxicos”.
Asimismo, vinculado a la regulación, aclararon que existen “ordenanzas particulares en algunos pueblos o ciudades o provincias, aunque hay casos dónde no se regula y hacen uso libre. Existe la Ley 27279 que parece un chiste. Proponen lavar 3 veces los bidones que son miles de millares, por lo que además de irrealizable, no soluciona nada”.
“Igualmente, hay países que prohíben las sustancias que demuestran efectos dañinos a la salud de sus pueblos, y someten incluso a un riguroso examen a la comida que importan. Existe una ONG que se llama Pulso Sustentable, que monitorea el uso de herbicidas en todo el mundo, cuenta más de una veintena de países que limitan su uso”, agregaron.
“Italia lo prohibió en áreas públicas y en rociados de precosecha, Francia lo retiró de los espacios verdes, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Portugal y los Países Bajos también pusieron barreras. Incluso, hay restricciones adicionales en países de Asia como Tailandia, Vietnam, Sri Lanka, Omán, Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes, Bahrein y Qatar, o África (Malawi, Togo). Latinoamérica no se queda afuera, ya que en Colombia, Costa Rica, El Salvador, Bermudas, San Vicente y las Granadinas hay regulaciones de mayor firmeza. El glifosato también está prohibido en distintas zonas de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Escocia, España, Australia, Nueva Zelanda, Malta, Eslovenia y Suiza, y Alemania restringirá uso de pesticidas ratificando intención de prohibir el glifosato.”, puntualizaron.
“En 2019, Austria se convirtió en el primer país europeo en prohibir el insecticida. Por otro lado, en nuestro continente, la noticia más reciente al respecto apunta a México, que ordenó en enero pasado la prohibición del glifosato para 2024”, contabilizaron, agregando que: “En Argentina, los agrotóxicos no solo siguen permitidos, sino que según información brindada por Naturaleza de Derechos, en 2019 y 2020, el volumen comercializado ascendió un 20 por ciento aproximadamente en total”.
“Este tema silenciado y embarrado con intereses monopólicos choca de frente con el futuro de agroecologia, sanidad y soberanía alimentaria. Este jueves marchamos por todo esto, y por cada historia que viven de forma directa 14 millones de argentinos y argentinas, y que la totalidad de la población está obligada a consumir”, concluyeron