El sábado 28 de septiembre, el ejército israelí anunció la eliminación de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, en un ataque aéreo contra el comando central del grupo en los suburbios del sur de Beirut. Este golpe representa una gran pérdida para Hezbolá y su principal aliado, Irán, que contaba con Nasrallah como una figura clave en la región.
En las últimas dos semanas, más de 1.000 personas han muerto y más de 6.000 han resultado heridas debido a los ataques israelíes en Líbano, según el Ministerio de Salud. Además, cerca de un millón de libaneses han sido desplazados, con cientos de miles huyendo desde el viernes.
El presidente sirio, Bashar Al-Assad, lamentó la muerte de Nasrallah, destacando su legado como un símbolo de resistencia y dignidad. “Los grandes líderes dejan un sistema ideológico que perdura más allá de su muerte, guiando a las futuras generaciones en la lucha”, expresó en un comunicado.
Por su parte, Ismail Qaani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (CGRI) dijo que Irán apoyará al movimiento de Resistencia libanés Hezbolá hasta la plena liberación de Palestina.