Un estudio internacional alertó sobre la rapidez con la que se están talando los bosques tropicales de montaña intactos de África y las consecuencias climáticas que supone la deforestación de terrenos que almacenan altos niveles de carbono.
La investigación, encabezada por la doctora Aida Cuni-Sánchez, de la Universidad de York y de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida, descubrió que si bien los bosques de montaña africanos almacenan unas 150 toneladas de carbono por hectárea, éstos están desapareciendo muy rápido.
“Los resultados son sorprendentes porque se esperaría que el clima de las montañas diera lugar a bosques con bajas emisiones de carbono”, aseguró Cuni-Sánchez a la Agencia DPA.
Se indicó que mantener una hectárea de bosque en pie ahorra emisiones de CO2 equivalentes a las de 100 hogares con electricidad durante un año, por su preservación es importante para el ambiente.
Los científicos midieron 72.000 árboles en 44 lugares de montaña de 12 países africanos, desde Guinea a Etiopía y al sur de Mozambique y a partir de ahí determinaron que los bosques africanos disponen más carbono por unidad de superficie que la selva amazónica.
“Al contrario de lo que esperábamos, los árboles grandes -de más de 70cm de diámetro- siguen siendo abundantes en los bosques de montaña y almacenan mucho carbono“, explicó Cuni-Sánchez. Este descubrimiento es especialmente importante para los diez países africanos donde los únicos bosques tropicales que tienen son los que se encuentran en las montañas, indicaron.
Sin embargo, destacaron que en los últimos 20 años, se perdieron 0,8 millones de hectáreas, principalmente en la República Democrática del Congo, Uganda y Etiopía, emitiendo más de 450 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, consignó la DPA.
“Alrededor del 5% de los bosques tropicales de montaña de África han sido talados desde el año 2000, y en algunos países la tasa supera el 20%”, detallaron. En este sentido, advirtieron que si se mantienen los actuales índices de deforestación, para 2030 se perderán otros 0,5 millones de hectáreas de estos bosques.
Por ello sería conveniente revisar las directrices existentes para estos territorios, ya que subestiman en gran medida su papel en la regulación del clima mundial, señalaron a la DPA.
Al respecto, el coautor el doctor Phil Platts, del Departamento de Medio Ambiente y Geografía de York y del Grupo de Especialistas en Cambio Climático de la UICN, señaló que además “estos bosques son el hábitat de muchas especies raras y en peligro de extinción, y proporcionan servicios hídricos muy importantes a millones de personas río abajo“.
Por su parte, el doctor Martin Sullivan, del Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad Metropolitana de Manchester, anheló que “estos nuevos datos fomenten los mecanismos de financiación del carbono para evitar la deforestación en las montañas tropicales” que debería “ser una prioridad”.
Por último, el coautor doctor Gerard Imani, del Departamento de Biología de la Université Oficielle de Bukavu, en la República Democrática del Congo, expresó que “los mecanismos de financiación del carbono podrían ayudar a mejorar las intervenciones de conservación sobre el terreno; incluso dentro de las áreas protegidas, la deforestación, la degradación de los bosques y la defaunación siguen siendo un reto”.