Bolsonaro felicita a la Policía tras una masacre con 28 muertos en una favela de Río

El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, felicitó a la Policía por la cuestionada operación del jueves pasado en un favela de Río de Janeiro que dejó 28 muertos, entre graves denuncias de abusos por parte de los agentes.

En sus redes sociales, el mandatario rechazó tratar como “víctimas” a los 27 presuntos criminales que murieron en el operativo, el más letal de la historia de Río de Janeiro, según organizaciones de derechos humanos.

Asimismo, aprovechó el brutal suceso, en el que también murió un inspector de Policía, para atacar a la prensa y a las fuerzas políticas de izquierda.

“Al tratar como víctimas a traficantes que roban, matan y destruyen familias, la prensa y la izquierda los iguala al ciudadano común, honesto que respeta las leyes y al prójimo”, afirmó el jefe de Estado, en su primera manifestación pública sobre el asunto este domingo 9 de mayo.

“Es una grave ofensa al pueblo que hace mucho que es rehén de la criminalidad. ¡Felicidades a la Policía Civil de Río de Janeiro!”, añadió en su perfil oficial de Twitter.

El líder ultraderechista defiende la mano dura contra el crimen y considera que aquellos policías que en el ejercicio de sus funciones maten a delincuentes deben tener garantías para no responder judicialmente por ello, según ha manifestado en más de una ocasión.

Jair Bolsonaro sí expresó sus condolencias a los familiares del fallecido inspector André Leonardo de Mello, quien, según dijo, “perdió su vida en combate contra los criminales” y “será recordado por su coraje”.

La acción policial en cuestión se extendió durante nueve horas en la favela de Jacarezinho, en la zona norte de la capital fluminense, y tenía por objeto combatir el reclutamiento de menores por parte de una banda de traficantes.

La matanza histórica en Brasil por orden de su Presidente

Sin embargo, según relatos de vecinos y videos publicados en las redes sociales, durante la operación, los agentes invadieron domicilios sin autorización judicial, dispararon a personas que se habían rendido y confiscaron los celulares de los testigos.

El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, pidió el viernes al gobernador de Río, Claudio Castro, y a otras autoridades de la región que “esclarezcan las circunstancias” de la operación, ante las múltiples denuncias de abusos cometidos por los agentes.

Por su parte, el juez Luiz Edson Fachin, de la Corte Suprema de Brasil, afirmó haber visto indicios de “ejecuciones arbitrarias” en videos que analizó.

Amnistía Internacional y Human Rights Watch condenaron los hechos, mientras que La Oficina de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos denunció posibles intentos de las fuerzas de seguridad para evitar que se pueda llevar a cabo una investigación independiente sobre lo ocurrido.

La Policía Civil ha negado todas las acusaciones de abusos y afirmó que actuó de forma planificada y bajo la supervisión de la Fiscalía.

Además: Bolsonaro lideró una multitudinaria concentración en plena segunda ola de coronavirus

El presidente brasileño, encabezó este domingo una multitudinaria caravana de motociclistas en Brasilia, en una nueva movilización de sus simpatizantes para apoyar a su gobierno, fuertemente cuestionado por la gestión frente a la pandemia de coronavirus, que causó casi 420.000 muertes.

Rodeado de un fuerte operativo de seguridad, el mandatario de 66 años partió de la residencia oficial Palacio de Alvorada junto a cientos de motociclistas para recorrer durante una hora el centro de la capital, en una convocatoria para conmemorar el Día de las Madres.

“Tuvimos un problema gravísimo el año pasado, algo que nadie esperaba, la pandemia, pero poco a poco estamos venciendo. Pueden estar seguros: como jefe supremo de las Fuerzas Armadas jamás mi Ejército irá a las calles para mantenerlos dentro de casa”, dijo Bolsonaro a sus seguidores, concentrados en las afueras del Palacio de Alvorada tras el recorrido.

Al final del recorrido, el presidente ultraderechista, férreo crítico del confinamiento social para enfrentar la pandemia, se tomó fotografías, estrechó manos con decenas de seguidores -muchos entre quienes, al igual que el mandatario, no llevaban el barbijo de protección-, y agradeció el “apoyo a un gobierno que se identifica en gran medida con el Ejército”, reportó la agencia de noticias AFP.

“Estoy participando del acto en apoyo a todo lo que [el gobierno] ha hecho en estos dos últimos años para rescatar a Brasil”, dijo Carlos Toledo, de 61 años, tras el recorrido, en el que muchos motociclistas llevaron la bandera brasileña, convertida en símbolo de las movilizaciones pro Bolsonaro.

Bajo el embate de una segunda ola de la pandemia, Brasil se ha convertido en el país con mayor índice de mortalidad en el continente americano y en el Hemisferio Sur, aunque el ritmo de contagios se ha reducido en las últimas semanas.

El sábado 1 de mayo los seguidores de Bolsonaro realizaron multitudinarias marchas y caravanas motorizadas en ciudades como Brasilia, Sao Paulo y Rio de Janeiro, solo tres días antes de que una comisión del Senado comenzara a investigar las acciones del gobierno para enfrentar la pandemia en Brasil.

En su declaración el martes ante el Senado, el exministro Luiz Henrique Mandetta, destituido en abril de 2020 por defender el distanciamiento social para contener el virus, afirmó que alertó “sistemáticamente” al presidente Bolsonaro sobre las “gravísimas consecuencias” de sus posturas frente a la pandemia.

Al día siguiente, el exministro Nelson Teich, que sucedió a Mandetta por casi un mes, dijo que su renuncia a la cartera de Salud se debió a la presión del mandatario para prescribir cloroquina contra la Covid-19, pese a ser un remedio ineficaz contra el virus y potencialmente peligroso.

Para el viernes próximo está prevista la declaración del exministro Eduardo Pazuello, un militar destituido en marzo último en medio de fuertes críticas a su gestión, principalmente debido a la demora de Brasil para negociar vacunas.

Para el sábado próximo se prevé otra gran movilización de los seguidores del gobierno.