Desde este viernes, Rusia votará por un nuevo presidente. Ante la ausencia de adversarios reales, Vladimir Putin lograría un nuevo mandato. ¿Cuál es la importancia de la campaña militar en Ucrania?
Rusia celebra del 15 al 17 de marzo las elecciones presidenciales que, a falta de adversarios reales, apuntan a darle a Vladimir Putin un nuevo mandato triunfal de seis años y consolidar su legitimidad, pese a los problemas suscitados por la ofensiva en Ucrania.
Los únicos candidatos opuestos al conflicto en Ucrania, como los liberales Boris Nadezhin y Ekaterina Duntsova, apoyados por las firmas de decenas de miles de rusos, fueron impedidos de participar, oficialmente por errores en sus expedientes.
Además de Putin, tres candidatos fueron autorizados: el nacionalista Leonid Slutski, el comunista Nikolái Jaritonov y el empresario Vladislav Davankov, todos ellos apoyan la campaña militar en Ucrania.
Según críticos del gobierno, la participación de estos tres falsos adversarios sirve para canalizar el descontento de sectores de la sociedad rusa y dar un barniz pluralista a la votación, mientras que la verdadera oposición fue aniquilada por años de represión.
Los opositores dicen que las autoridades tienen varias herramientas para controlar los resultados: amañar los votos emitidos por internet y a distancia, rellenar las urnas, falsificar actas tras el recuento y presionar a millones de funcionarios en todo el país para que voten a favor del gobierno.
Yulia Navalnaya, viuda del opositor Alexéi Navalni, llamó a sus partidarios a reunirse en los colegios electorales a la misma hora y a votar por “cualquier candidato menos Putin” o a invalidar su papeleta escribiendo “Navalni” en letras grandes.
Pese a que el resultado no deja lugar a dudas, las autoridades participan activamente en la campaña. El objetivo es reforzar la legitimidad de Putin dentro y fuera del país, demostrando que goza de apoyo masivo en las urnas y en la sociedad.
Putin intensificó sus apariciones mediáticas en las últimas semanas, apareciendo con estudiantes, en fábricas o al mando de un bombardero de disuasión nuclear. Sin embargo, no participará en ningún debate electoral, algo que nunca hizo desde que llegó al poder hace un cuarto de siglo.
Pero a fines de febrero, en su discurso anual a la nación, hizo una larga serie de anuncios en los que prometió miles de millones de rublos para modernizar la infraestructura, luchar contra la pobreza y el declive demográfico, o incluso digitalizar el país. Un programa presidencial hasta 2030, por lo menos.
Aunque la economía rusa se mostró más resistente de lo previsto a las múltiples sanciones occidentales, muchos rusos se preocupan por el aumento de precios y, en general, por la desestabilización causada por la campaña en Ucrania.
Los problemas de recursos humanos crecen con la muerte o partida al frente de miles de hombres jóvenes y cientos de miles que huyen al extranjero por oponerse al conflicto o por temor a ser reclutados al ejército.
En los últimos meses las autoridades estuvieron nerviosas por las manifestaciones de las esposas de soldados que exigen su regreso del frente, pese a las grandes sumas de dinero y las prestaciones sociales prometidas a las familias de los militares.
En espacios públicos aparecen carteles que llaman al patriotismo de los rusos para incitarlos a votar. Llevan una V, uno de los símbolos de las fuerzas rusas en Ucrania, y el lema “Juntos somos más fuertes, ¡votemos por Rusia!”.
Como de costumbre, las autoridades organizarán tómbolas con premios y espectáculos para motivar a los votantes a acudir a las urnas, en un país donde la desconfianza en la política, sobre todo entre los jóvenes, es muy alta.
Al mismo tiempo, Ucrania y sus aliados occidentales son presentados como potenciales alborotadores. En diciembre, Putin advirtió de la “injerencia extranjera” en la votación y prometió una “respuesta severa”.
Las elecciones se celebran también en los territorios ucranianos ocupados por Moscú desde 2022, un paradoja de las autoridades rusas que quieren dar una imagen de normalidad mientras llevan adelante un conflicto de alta intensidad.
Kiev afirma que los habitantes de esas zonas enfrentaron amenazas y violencia para que voten, algo que Moscú niega. Soldados rusos enviados allí pudieron emitir sus votos en las urnas en elecciones anticipadas.