Este lunes comienza en Paraná, Entre Ríos, el juicio por el femicidio de Fátima Acevedo, la mujer de 25 años que fue asesinada en marzo de 2020 tras denunciar seis veces a su expareja por violencia de género.
Jorge Nicolás Martínez, de 35 años, está imputado por “lesiones graves, defraudación en grado de tentativa y homicidio agravado por el vínculo y en un contexto de violencia de género”, por lo que se enfrenta a una condena de prisión perpetua.
El cuerpo de Fátima fue hallado en un pozo de la capital entrerriana, luego de ocho días de intensa búsqueda, según habían confirmado desde la Procuración General.
Había sido enterrada a 18 metros de profundidad por su femicida, el cual ya la tenía amenazada, y quien la asesinó por estrangulamiento manual, según indicó la autopsoa.
“Pueda ser que cuando termine muerta por culpa de él, la policía y el juzgado y toda la mierda que tienen que hacer algo, puedan hacer algo. Mientras tanto, tenemos que seguir pagando las consecuencias con el gordo”, había anunciado en un audio la víctima de otro de los tantos femicidios que podrían haberse evitado.
Fátima siguió el camino de las denuncias, una y otra vez, para terminar con el círculo de violencia con Nicolás Martínez, un hombre que antes de matarla dejó sembradas las evidencias de lo que pensaba hacer: el 31 de enero previo, la amenazó con un cuchillo e intentó tirarle ácido muriático en la cara. El gordo de los audios es el hijo en común, de dos años y medio, que hoy está institucionalizado.
El femicidio de Fátima dejó al descubierto la desprotección que sufren las mujeres de parte del estado, del sistema judicial, de los entornos sociales que escuchan los gritos, conocen las acciones de los violentos y sin embargo, dejan que las cosas pasen, consideran que no llegará a mayores, especulan con que se calmará.
Seis denuncias había hecho Fátima Florencia Acevedo contra su agresor. Había evidencias de la escalada de violencia que sufría. Por eso, estaba alojada en la Casa de la Mujer de Paraná. Había recurrido incontables veces a pedir ayuda.
“Me dieron un papel de 2018 que no me sirve ni para mierda”, cuenta en otro audio enviado a una amiga. Ese papel, la medida perimetral, había sido notificada seis días después de una de las denuncias. Debió ocurrir algo más para que le dieran el botón antipánico, que necesitaba de un celular con datos o wifi para activarse. Esos requisitos fueron comunicados (pero sin chequear que la joven contara con ello) por la oficina que brindó el dispositivo. No hubo tobillera ni pulsera electrónica para controlar el accionar del femicida.
La tardía reacción de la justicia solo lleva a esperar que ahora sí actúe correctamente y se tomen las medidas pertinentes en el juicio que comienza.
El debate se desarrollará en el marco de un juicio por jurados, por lo que la decisión final estará a cargo de 12 jurados que durante cinco jornadas escucharán los argumentos de los fiscales Leandro Dato e Ileana Viviani, el abogado defensor Jorge Sueldo y los querellantes Alejandra Pérez y Milton Urrutia.
El juicio comenzará a las nueve de la mañana de este lunes y será transmitido en vivo por el canal de YouTube del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos.