La autoridad monetaria entregó a Alberto Fernández el informe sobre fuga de capitales y deuda externa. Asegura que con Macri la fuga se triplicó. Además, identificó a 100 agentes de mercado responsables de fugar casi 25 mil millones de dólares en cuatro años. Habrá impacto en medio de la corrida cambiaria y el diálogo por la reestructuración de la deuda.
Por Randy Stagnaro –
Finalmente, el Banco Central (BCRA) entregó al presidente Alberto Fernández el informe en base a la investigación que llevó adelante sobre fuga de capitales y deuda pública que el mandatario anunció y pidió el 1 de marzo, en su discurso de apertura de sesiones del Congreso.
El trabajo, que debió estar listo 15 días después, según la orden de Fernández, asegura que durante el cuatrienio que va de 2015 a 2019, es decir el gobierno de Mauricio Macri, se fugaron 86 mil millones de dólares.
Ahora bien, detrás de esa cifra –que ya había sido calculada por distintos centros de investigación privados y académicos- se esconde una fuerte concentración. “Un reducido grupo de 100 agentes realizó compras netas por USD 24.679 millones. Por su parte, la formación de activos externos de los 10 principales compradores explica USD 7.945 millones”, indicó el BCRA a través de un comunicado.
La “formación de activos externos” es como se conoce en la jerga financiera a la compra de dólares para atesorar. En tanto, por “agentes” se entiende a firmas autorizadas a realizadas operaciones financieras, incluidas las que se hacen con moneda extranjera. Es decir, se trata de “personas jurídicas” o sociedades. Según la investigación del Banco Central, 85.279 personas jurídicas adquirieron divisas entre 2015 y 2019.
Otra forma de ver lo enormemente concentrada que está la fuga de divisas en la Argentina surge de otro dato del comunicado del BCRA: las compras realizadas por el 1% de estos agentes o sociedades, es decir unas 850 personas jurídicas, alcanzaron a 41.124 millones de dólares en cuatro años.
La autoridad monetaria, que dirige Miguel Pesce, también informó que existe una fuerte concentración en la adquisición de dólares y otras monedas extranjeras por parte de las personas humanas, antes conocidas como personas físicas, o sea, los particulares. Así, en los cuatro años de macrismo, 6.693.065 personas compraron dólares, pero 67.000 explican compras por la friolera de 16.200 millones de dólares en cuatro años, a un promedio de 241 mil dólares por cabeza, es decir, unos 60 mil dólares por año.
Políticas hechas con ese propósito
El Banco Central explicó que esta enorme fuga de divisas se realizó al amparo “del conjunto de políticas económicas que se aplicaron desde diciembre de 2015” que fueron las que “facilitaron la fuga de capitales (…) y crearon las condiciones para la irrupción de un nuevo episodio de crisis por sobreendeudamiento externo”.
Para el BCRA, “El incremento de la formación de activos en el exterior de los residentes fue el resultado de un profundo cambio de paradigma impuesto por la política cambiaria, monetaria y de endeudamiento tendientes a una desregulación de los mercados que impulsó el gobierno de Mauricio Macri”.
Agregó que “La sumatoria de estas medidas provocó una grave crisis que afectó a la economía del país y que se tradujo en menor crecimiento e inversión, mayor desempleo y un deterioro en la distribución del ingreso”.
La autoridad monetaria recordó que “Al asumir en 2015, el gobierno de Mauricio Macri impulsó una primera fase de ingreso de capitales que duró hasta comienzos de 2018. De cada 10 dólares que ingresaron en esa etapa, 8 tenían su origen en colocación de deuda y capitales especulativos. El ingreso de divisas por deuda pública, privada e inversiones especulativas de portafolio sumaron USD 100.000 millones en el período. Con la reversión de los flujos de capitales a principios de 2018, las autoridades decidieron recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), que desembolsó un préstamo récord de USD 44.500 millones”.
El circuito de endeudamiento y fuga se mantuvo aceitado durante todo el mandato de Macri. Así, el BCRA calculó que “durante todo el período 2015-2019, la fuga de capitales se triplicó”. La fuga fue fuerte en todo momento. Siempre se considera que la fuga de capitales es la respuesta de los “agentes económicos” a la incertidumbre y la volatilidad. Sin embargo, los datos del Banco Central muestran que gozó de buena salud en los dos primeros años de Macri, cuando el flujo de capitales externos era continuo y los mercados voluntarios de deuda prestaban sin chistar, lo cual era difundido por el gobierno como la muestra de confianza de los prestamistas en su política.
“Incluso durante la primera etapa de auge de ingreso de capitales, la formación de activos externos de los residentes alcanzó los USD 41.100 millones. En la etapa de aceleración de salida de capitales, a partir de mayo de 2018, alcanzó los USD 45.100 millones”, concluyó el BCRA.
Impacto
A través de su comunicado público, el Banco Central dio a conocer apenas algunos datos. Se supone que la investigación del BCRA incluye los nombres de todos esos “agentes” que adquirieron arriba de 60 mil millones de dólares entre 2015 y 2019 y que, por lo tanto, puede rastrear si operaban por sí o para terceros y el origen de los fondos. La misma trazabilidad puede desarrollar con el puñado de personas que adquirieron un cuarto de millón de dólares, en promedio, en esos cuatro años.
La investigación cae en medio de la actual corrida cambiaria que –se presume- estarían realizando los mismos agentes y las mismas personas que concentraron la fuga en los años anteriores.
Además, aparece en momentos en que el Ministerio de Economía dialoga con los acreedores externos en torno a la reestructuración de la deuda púbica, buena parte de la cual fue generada para alimentar la demanda interna de dólares que se terminarían fugando, según la investigación del Banco Central.
Es de esperar que este insumo, ahora en manos del gobierno nacional, sea empleado en una profunda investigación de los comportamientos financieros bajo el gobierno macrista y que no se repita la frustración que dejaron informes anteriores sin consecuencia por la falta de voluntad política.
Fuente: Tiempo Argentino