El incremento de la población de castores (Castor canadensis) en el Ártico preocupa, y mucho, a los científicos, puesto que lo consideran otra señal de los cambios irreversibles que está provocando el cambio climático. Y es que según demuestra un nuevo estudio publicado por la revista Environmental Research Letters , la atípica presencia de estos roedores en regiones a las que no pertenecen puede acabar provocando un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero.
Una de las consecuencias del aumento de las temperaturas en el Ártico es que muchos animales y plantas se están adaptando a condiciones que cambian rápidamente. En lo contrario, se enfrentan a su extinción.
Ahora, un grupo de investigadores de universidades en Alemania y Estados Unidos han descubierto que, en los últimos años, los castores se han expandido a muchas regiones de la tundra donde nunca antes se los había visto. Se establecen en la zona y construyen nuevos diques, creando una gran cantidad de nuevos cuerpos de agua.
Esto, advierten los científicos, podría acelerar la descongelación del permafrost -la capa del suelo de las zonas polares que está permanentemente congelada- y, por lo tanto, intensificar los procesos que contribuyen al cambio climático.
“Por supuesto, sabíamos que los castores allí se habían extendido sustancialmente en las últimas décadas”, explica el coautor del estudio, Ingmar Nitze, del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina, en Potsdam, en declaraciones a The independent.
“Esto se debe en parte al cambio climático. Con el aumento de las temperaturas, cada vez más hábitats ofrecen los arbustos que los animales necesitan para alimentarse y material de construcción. Además, los lagos, que solían congelarse, ahora ofrecen condiciones más favorables para los castores, gracias a su capa de hielo invernal estacional más delgada. Por último, los roedores no son cazados tan intensamente como en el pasado. Como resultado, es un buen momento para ser un castor en el Ártico. Pero nunca hubiéramos soñado que aprovecharan la oportunidad con tanta intensidad”, explica el científico.
Para su estudio, los investigadores utilizaron imágenes satelitales de alta resolución de un área de 100 kilómetros cuadrados cerca de la ciudad de Kotzebue. Así comprobaron que de los dos diques existentes en 2002, se ha pasado a 98 en 209, lo que representa un aumento del 5.000 por ciento. En otra de las zonas estudiadas, que cubre todo el norte de la península de Baldwin, también se ha observado el boom de los diques construidos por los castores, y se calcula que el número de estas estructuras se duplica aproximadamente cada cuatro años.
En la región polar se está produciendo un fenómeno de sobrecalentamiento cíclico conocido como amplificación ártica. Este provoca el aumento rápido de las temperaturas, lo que provoca grandes estragos ecológicos.
A medida que el hielo y la nieve se derriten, descubriendo extensiones cada vez más grandes de océano y tierra, los mares se calientan y el permafrost se derrite. En este proceso, se libera metano y surge el combustible que da pie a los incendios forestales, cada vez más habituales en la zona. Por si fuese poco, el fuego libera carbono almacenado y agrava aún más la situación.
Las emisiones provocadas por incendios en el Ártico entre junio de 2019 y junio de 2020 ascendieron a 30,5 megatoneladas de carbono, una cantidad mayor que el contaminante liberado por todas las emisiones de incendios en la zona entre 2003 y 2018, que fueron de 29 megatoneladas de carbono.
Fuente: Noticias Ambientales