LA ESTRATEGIA INTERNACIONAL DEL GOBIERNO ANARCO LIBERTARIO
Por: Roberto Candelaresi
Introducción
Claramente definido el rumbo de asociarse subalternamente al destino atlantista, el gobierno de J. Milei parece no advertir que el sistema mundo con regencia occidental, está claramente en declive, y es cuestionado por las potencias emergentes asiáticas, hacia donde el epicentro del poder global se está desplazando en forma unívoca.
Tal vez, motivado por el dogmatismo que lo caracteriza, y una visión derivada, el presidente toma decisiones que tensan o llanamente rompen vínculos con –paradójicamente– los socios comerciales, financieros y estratégicos del país (amén de los vecinos regionales). Incluso podemos colegir que hay un desprecio total por el pragmatismo, tanto a nivel de su marco analítico, como en la actitud empirista [antiidealista o dogmática] que suelen prevalecer en el proceso de decisiones en las relaciones internacionales de los Estados y otros actores de poder.
Aquel mundo “atlántico” [OTAN, OCDE] supuestamente “democrático” y “libre”, se torna cada vez más proteccionista, e impone nuevas regulaciones (junto a sanciones), ciertamente todo lo contrario al dogma liberal que propugna Milei. Sin embargo, a partir del discurso político del presidente argentino, se puede concluir que su adscripción a las potencias anglosajonas, tiene mas bien fundamentos ideológicos, aunque de una precariedad filosófica preocupante [elemental, maniqueo, infantil, prejuicioso, etc.].
Pero el “problema principal” que observamos en el curso y deriva de la gestión exterior del tándem Milei-Mondino, es lo que pretendemos presentar en este escrito: el ordenamiento de las potencias occidentales, ya no se nutre de una sola fuente de poder; los actores poderosos del capitalismo (lobistas y mandantes de gobiernos), ya no se nuclean en una mesa de Arturo. Existe evidencia de una escisión de la élite del poder capitalista occidental, que conforman al menos dos (2) grandes grupos, con intereses diversos, aún compartiendo el deseo de dominio sobre el sistema mundial.
Hoy existe una lucha entre aquellos intereses. Por ahora, es difícil predecir un vencedor, especialmente, cuando una vez resuelto el diferendo de las oligarquías noratlánticas, deberán enfrentar el poder creciente de otros actores no occidentales, que, naturalmente, pretenden extender su dominio hacia el régimen global.
Nueva oligarquía global
Para contextualizar comencemos diciendo que, desde hace varias décadas avanza y aumenta una brecha que refleja dos modelos económicos coexistentes: el turbo-capitalismo y el retro capitalismo. Esto es consecuencia de procesos de transformación estructural que tanto la globalización como la revolución tecnológica han producido en ese periodo [en curso].
El modelo del turbo-capitalismo [ritmo de aceleración del sistema] está sometido a parámetros como la internacionalización, la digitalización, la formación y la innovación. El retro-capitalismo, en tanto, se caracteriza por un mayor proteccionismo en cuanto a las relaciones con el exterior, y una menor intensidad tecnológica e innovadora. Las crisis las resuelve con el concurso del Estado.
Edward Luttwak, un geoestratega de mucho predicamento en EE.UU. y en el exterior, en los ’90 teorizó acerca de problemas de competitividad de los norteamericanos, adjudicando la raíz de las inconveniencias a la conjunción de la derecha libertaria de la Reganomics con el ‘mantra’ liberal sobre el libre comercio, la tecnología y las fronteras abiertas de la izquierda estadounidense.
En su análisis, destacará el desprecio por acuerdos sociales (de tipo “bismarckiano”) –que usualmente apuntan a la cohesión de los Estados–, que tanto la derecha como la izquierda del sistema político compartieron desde los ’80 en el país de los yankees. Luttwak calificó de “turbo-capitalismo” a esa alianza entre libertarios, en el campo de la economía [y creando así el vocablo], advirtiendo de sus efectos desintegradores sobre la clase media estadounidense, a la que consideraba la piedra angular de la estabilidad, la prosperidad y el liderazgo geopolítico de Estados Unidos.
La consecuencia se aprecia hoy con claridad; hay una estrecha pirámide social en cuya cúspide se asienta una pequeña clase de mega millonarios que poseen y controlan un excepcional porcentaje de la riqueza, los recursos y el poder del país, obteniendo su fortuna de la economía globalizada. En la base aparecen los trabajadores empobrecidos (antigua orgullosa clase media o trabajadora en ascenso), que muchas veces dependen de programas y subsidios para un vivir mínimamente digno [salud, educación] y sin demasiadas aspiraciones.
El Partido Demócrata es hoy -desde su propia izquierda- sostenedora del libre comercio y las fronteras abiertas, pautas que han sido claramente desfavorable para los salarios del americano promedio. George Soros y Warren Buffet financian las políticas ‘izquierdistas’ que se centran en políticas “identitarias” de minorías o desposeídos, pero no en la demanda de tangibles, como sueldos dignos o posibilidad de vivienda propia. Aquellas reivindicaciones solidifican minorías, es decir, no estimulan la unión contra los omnipotentes señores, es un modo de disciplinamiento sutil.
Mencionemos el “wokeness”, o simplemente el “WOKE”, como ideología que está en función del orden turbo-capitalista ascendente: pues ayuda a controlar clases medias y trabajadoras. Comenzó como un movimiento de vanguardia que, a través de las redes, multiplica su discurso de la “corrección política”. Estos trolls y seguidores, pretenden imponer un lenguaje nuevo (o sus acepciones aceptadas de viejos conceptos), y son de un despliegue ideológico violento, de modo que el sentido común no es arma suficiente para oponérsele. Además, los cultores fanáticos de esta ideología, crearon la «cultura de la cancelación» [destierro social] para los autores de cualquier crítica o disidencia a sus ataques a la “civilización tradicional”. Tiene mucha raigambre entre la juventud, pues predomina en las redes sociales, donde la mayoría de los jóvenes se socializan hoy, y en las que aprenden un lenguaje sesgado pero dominante en el mundo virtual, que pueden confundir con el real.
Por supuesto, el sistema lo controlan los propietarios monopolistas de las plataformas donde habitan los wokeistas. A Elon Musk y Bill Gates y Jeff Bezos y Warren Buffett y Sergei Brin y Larry Page y Lorraine Jobs no les interesa la crueldad (o la irracionalidad) de los textos publicados. Su interés radica en evitar que los Estados se fortalezcan como para gravar sus fortunas, acabar sus monopolios o impedir el flujo de mano de obra migrante y barata, o dificultar la deslocalización de sus empresas.
Por ello, en la pugna entre oligarcas de ese cuño y el menguante Estado rooseveltiano los “woke” son un instrumento útil, que organizan a la sociedad (o parte de ella) desde el Partido Demócrata, atomizándola, fraccionándola, para evitar que se una en una fuerza que amenace al control oligárquico.
La crisis internacional del globalismo y el impacto local
Como hemos anunciado precedentemente, entendemos que hay fuerzas que pujan por lograr el mayor control posible en el orbe, en áreas como la economía, la política y la defensa, a fin de imponer un orden que homogenice la construcción de nuevas sociedades, y que, a la vez, les sirva como defensa en la “querella”.
Ese contexto internacional de disputa de las clases dominantes, tiene naturalmente un impacto en la Argentina, donde ambos bloques de poder se valen de algunos personeros locales, funcionarios del actual gobierno o políticos expectantes. Lo más evidente es la influencia – o la capacidad de incidir en el proceso decisorio – que tiene el mega fondo financiero mundial y actor principal del capitalismo financiario Black Rock, sobre Sturzenegger (Asesor del Pte.), Luis Caputo (MECON) y Santiago Bausili (BCRA), quienes determinan las finanzas del país, como un poder al interior del esquema del gabinete de gobierno.
El actor financiero global, al que podemos identificar como EL GRUPO DE DAVOS [globalismo unipolar], es el que estimula las confrontaciones militares como en Ucrania, Taiwán, en Gaza y en el Mar Rojo [Yemen], pues tiene objetivos económicos para la etapa de postconflictos. En todos los frentes bélicos parece perder, por lo que aumenta la presión sobre la Unión Europea para confrontar directamente con Rusia, apuntala a Israel para anular a los Palestinos de la costa y poder explotar así en asociación con los judíos el petróleo offshore que el mar de la Franja parece albergar.
En tanto en Taiwán, siguen adquiriendo empresas tecnológicas para desafiar la expansión china. Mientras, el comercio mundial en su conjunto se desequilibra. Sus claros enemigos además, son aquellos dispuestos a disputar cuotas de poder y márgenes de libertad, como Irán, India y Arabia Saudita, lo que virtualmente totaliza EL GRUPO DE LOS BRICS+, el nuevo polo de poder mundial.
Sobre el otro gran contendiente para lograr la hegemonía unipolar, debemos referir al GRUPO DE TEXAS, tal como lo llama el académico Walter Formento, que reúne en su seno la banca comercial de Estados Unidos, con el JP Morgan, el Bank of América, Goldman Sachts y otros.
Son corporaciones productivas y financieras de gran raigambre dentro de los EE.UU., basados especialmente en la producción de energía y el crédito productivo, representativos de la economía capitalista ‘tradicional’ [retro capitalismo], pero que en la actualidad disputan agonalmente con otros holdings económicos el manejo del Partido Republicano, a nivel estadual como federal.
Este bloque de poder, asentado sobre el petróleo convencional del golfo (Texas) y las fianzas de Miami (Florida), tiene un proyecto continentalista, de hecho, influye determinantemente en el Plan de Acción del Comando Sur, [la estructura militar más poderosa en todas las américas y referencia obligada para las fuerzas de seguridad y defensa en la región], y, en el caso de Argentina, Patricia Bullrich sería su personera inserta en el Gobierno de Milei, con manejo en las áreas de defensa y seguridad. Que hoy además controla ya el ministerio de energía YPF, ExxonMobil – Techint.
Bush y Trump claramente pertenecen a este bloque oligárquico, que pretende abroquelar tras de sí a la América Toda, en la que es autosuficiente en recursos humanos y naturales, compitiendo con el resto de los bloques, y desinteresándose relativamente de sus aliados europeos. Del otro lado, Davos-OTAN, Chevron, Black Rock et al. Persiguen los intereses globalistas (no admiten la multipolaridad) y por ello, son una amenaza al proyecto continental.
Concluyendo: El escenario argentino
Hoy, marzo de 2024, podemos decir que los actores financieros globalistas, Davos-OTAN, están debilitados [ellos que manejan la tecnología de punta de factura occidental, están siendo superados por los desarrollos euroasiáticos, y en el campo de la guerra se demuestra palmariamente esta realidad], por lo que no resultan una amenaza principal.
Sudamérica debe prestar atención a las corporaciones multinacionales norteamericanas y el Comando Sur, que penetran y modelan las volubles fuerzas de seguridad y policiales de la región, además de administrar el narco local.
Los golpes de estado en Perú y Bolivia, o el creciente conflicto en el Esequibo venezolano (ExxonMobil-Comando Sur), son exteriorización de los métodos de desestabilización y confrontación que emplean para controlar Latinoamérica, los intereses financieros norteamericanos.
La ofensiva de las multinacionales que dan la impronta al gobierno fantoche de Milei, y su dividido gabinete, por ejemplo con las siguientes actitudes: la absurda retirada de los BRICS, o, a través de un DNU que atenta contra el proyecto nacional argentino, y toda posibilidad de desarrollar independencia económica Nacional, o finalmente; rompiendo la armonía de la Unidad Regional, con inexplicables faltas de respeto hacia mandatarios hermanos de Latinoamérica, nos hacen pensar que son imposiciones de urgencia, pues ninguna de esas decisiones cuentan con los apoyos institucionales requeridos.
No tienen márgenes de tiempo solo intereses objetivos, por ello, la oposición política y toda la disidencia ideológica nacional a este proyecto “anarco-libertario” antinacional, debe también acelerar su despliegue para obstaculizar el desmadre que esta gestión irresponsable está ejecutando. También en tiempos perentorios, antes de que el daño (institucional, cultural, y material) sea irreversible.