Al fundador del holding Generación ZOE, Leonardo Cositorto, se lo acusa de captación de ahorro público no autorizado y manipulación del mercado.
Por: Bautista Monferato
El escándalo de Generación Zoe dio la vuelta al mundo y hoy su creador, Leonardo Cositorto, tiene pedido de captura emitido por Interpol. Si bien se hizo muy conocida en los últimos meses, lo cierto es que Generación Zoe es una organización que opera hace unos cinco años y que se presentaba en sociedad como una compañía de coaching y liderazgo, además de ofrecer paquetes educativos e inversiones financieras.
Esta empresa está dirigida por el coach Leonardo Cositorto, quien ha llevado adelante la Generación Zoe a partir de su base principal en la provincia de Córdoba, pero quien ha logrado de forma reciente una expansión internacional, en la cual ofrece desde paquetes educativos hasta criptomonedas.
Sin embargo, eso no es todo y por eso la sorpresa es aún mayor. En los últimos meses, la Generación Zoe amplió su trascendencia porque se le sumaron más “unidades de negocios”, las cuales van desde: “ZOE Capital”, a través de la cual lanzaron la criptomoneda, “ZOE Cash”, respaldada en oro porque tienen una mina propia adquirida en San Juan, “La Universidad del Trading”, “ZOE Fitness”, “ZOE Construcciones”, la cadena de hamburgueserías “ZOE Burger”, Y las veterinarias “ZOE Natural”.
Incluso, se extendió al mundo deportivo: Leonardo Cositorto formó parte del club Deportivo Español vía su entrenador, Ricardo Caruso Lombardi. Allí, Cositorto propuso a los jugadores cobrar una parte de los premios en Zoe Cash. También Miguel Ángel Brindisi y Alejandro Mancuso, ex ayudante de campo de Diego Armando Maradona, se relacionaron con Zoe en su división Deportes.
Generación Zoe también afirmaba incursionar en otros negocios, tales como la minería, la venta de autos, la salud, la estética, el real estate y el fútbol. En sus comunicaciones ofrecían retornos sobre la inversión con valores inéditos varias veces por encima de cualquier otro negocio conocido.
La forma de operar de la Generación Zoe es una de las cosas que la hizo ciertamente atractiva desde un primer momento y que, al mismo tiempo, atrajo a mucha gente. El sistema arrancaba a partir de la firma de un contrato a cambio de los servicios de coaching ontológico, espiritual y educación financiera en Generación Zoe. De esta manera, las personas que se sumaban a la organización con aportes en dólares recibían la promesa de una renta mensual supuestamente “asegurada” por encima de los valores que dejan otros negocios.
La ecuación era la siguiente, según algunas investigaciones que se realizaron y que lograron acceder a la forma de trabajo de Generación Zoe: Todo comenzaba cuando una persona realizaba un aporte de u$s2.000, los cuales quedaban inmovilizados por un año. A cambio, recibía un 7,5% en dólares cada mes, lo que sería la rentabilidad del negocio. Por otro lado, la ganancia podía crecer si esa persona incorpora dos, tres o más “inversionistas” a dicha red.
Lo que más llamó la atención de la Generación Zoe, es que esa metodología de trabajo está usualmente asociada a las estafas piramidales, y eso mismo alertó a otro gran número de organizaciones para que empezaran a investigarla. Uno de los primeros llamados de atención fue de la ONG Argentina Bitcoin, quien denunció a Generación ZOE ante la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac).
La presentación se realizó por entender que hay elementos claros para que la justicia investigue a Generación Zoe y compruebe si es que, a través del coaching coercitivo, la formación educativa y las finanzas, quienes llevan adelante la empresa establecieron algún tipo de fraude conocido como “Esquema Ponzi” o estafa piramidal.
La denuncia contra Generación Zoe establece “la posible comisión de los delitos tipificados en los arts. 172, 309 y 310 del Código Penal de la Nación” e imputa “en virtud de la complejidad de los hechos a todo aquel que sea penalmente responsable por los delitos contra la propiedad y contra el orden económico señalados”. Además de la denuncia ante la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), unos días antes, la Comisión Nacional de Valores (CNV) también había iniciado un sumario administrativo a la empresa Generación Zoe y a su titular, Cositorto, por la posible realización de oferta pública e intermediación irregular en el mercado de capitales.
Esta presentación fue acompañada por una alerta a la Organización Internacional de Comisiones de Valores (Iosco) que, a su vez, envió comunicaciones a los reguladores de Colombia, España y Paraguay, países donde los implicados tienen operaciones en marcha. De esta forma, cada vez son más las sospechas y causas que debe enfrentar Generación Zoe, mientras su máximo líder sigue en el ojo de la tormenta.
¿Cómo sería la estafa de Zoe?
El esquema ponzi o estafa piramidal al que se refieren en las investigaciones funciona como un conocido método de fraude que atrae el dinero de los usuarios con el incentivo de juntar gente en un programa que generará una remuneración económica alta, a medida que se sumen otros miembros. Es por eso que, el requisito principal para que estas estafas piramidales funcionen es, justamente, invitar personas para subir al siguiente nivel y así acceder a mayores retornos de inversión.
El problema radica en que todo el tiempo es necesario sumar nuevos socios para no ser estafado. Es decir, cada vez que alguien sube de nivel, otras personas -y su inversión- se incorporan debajo a la espera de subir también al siguiente nivel. Pero, cuando la base de la pirámide es ya demasiado grande, la cadena se rompe y el 99% de los participantes se queda sin ganancias y sin el dinero que invirtió para ingresar.
En el caso de Cositorto a través de Generación Zoe, promete retornos exagerados en dólares a través de la criptomoneda Zoe Cash. Sin embargo, varios organismos especializados en detectar automáticamente, mediante herramientas tecnológicas, si una criptomoneda está basada en un fraude o estafa, ya habían adelantado que Zoe Cash “tenía agujeros y vulnerabilidades en sus sistemas”.
Por otro lado, el papel de Leonardo Cositorto, a cargo de la Generación Zoe, es clave. Es él quien se presenta como ministro de un culto. Eso explica que, en paralelo, la organización haya creado su propia iglesia: AVIVA ZOE. Según su versión, el holding ZOE ya tiene presencia en 17 países, mantiene activas unas 65 oficinas y cuenta con 85.000 miembros.
La expansión de Generación Zoe habría comenzado en Colombia, y hoy la lista de países en la que están presentes incluye a Perú, donde ya tiene denuncias, así como también en Bolivia, México, Chile, Ecuador, España, Estados Unidos, Paraguay y Uruguay, entre otros. Por eso, tal crecimiento, abrió muchas dudas y hoy está siendo investigado con decenas de estafas.
Por su parte, el líder de Generación Zoe explica su negocio diciendo que se trata de membresías inteligentes, donde el dinero que cada persona invierte se sube a una plataforma personal en la cual puede ver los intereses generados a lo largo de los tres años que dura su formación.
Al ser interpelado sobre el alto porcentaje de ganancia que genera Generación Zoe, indica que su empresa cuenta con un fideicomiso financiero en Argentina con el que, según él, el dinero que el estudiante paga se invertiría, pues asegura que tiene sus propios brokers en el que promete un 7,5% al mes, cifra que, en la realidad, ningún broker puede prometer.
Debido a su amplio alcance, la CNV no sólo le inició un sumario, sino también emitió una alerta internacional en el portal de IOSCO, la organización internacional que agrupa a todos los reguladores del mercado de capitales del mundo- y comunicaciones a los reguladores de Colombia, España y Paraguay, donde se ha detectado actividad Zoe. A raíz de esto, autoridades colombianas confirmaron a Bloomberg Línea en Bogotá que están indagando el esquema del negocio de Generación Zoe.
Finalmente, el fiscal federal Eduardo Taiano imputó por maniobras de estafa a Cositorto, y solicitó una serie de medidas de prueba a partir de dos denuncias en las que se lo acusa de captación de ahorro público no autorizado y manipulación del mercado, según informaron fuentes judiciales. El requerimiento fue presentado ante el juez federal Ariel Lijo e incluye referencias a una denuncia derivada por el ministerio Público de la Ciudad de Buenos Aires y a otra que desató primero una investigación por parte de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac).
El expediente se inició el 12 de noviembre del año pasado a raíz de la denuncia de un particular que solicitó que se investigue una presunta estafa y defraudación económica al fisco por parte de la organización “Generación Zoe”, dado que “bajo una fachada de un supuesto culto y una falsa universidad…ofrece[ría] titulados en criptomonedas y coaching”. Allí se señaló que el objetivo del holding era “captar a jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad con promesas de obtener amplias riquezas sin tener que trabajar, tan sólo invirtiendo 1.000 dólares”.
La misma denuncia detallaba que como contrapartida de la inversión inicial se prometían “ganancias superiores a los 100.000 pesos mensuales sin hacer nada” y que para quienes no pudieran invertir debían “captar a 5 o 10 víctimas que pongan el dinero solicitado para poder ingresar”.
La complicidad mediática
Desde Infobae hasta Canal 13, desde Viviana Canosa hasta Clarín, una larga lista de medios, periodistas y conductores fueron promocionando acríticamente los emprendimientos de Zoe, que van desde una hamburguesería hasta una criptomoneda. Diarios online y programas de radio y tv definieron a Leonardo Cositorto en los últimos meses como “Senior Coach Organizacional”, “master coach profesional”, “emprendedor”, “gurú de las finanzas”, “pionero”, “consultor”, “capacitador internacional”, “analista político”, “capo”.
Ahora bien, ¿Qué puede pensar alguien que tiene dinero para invertir y se entera por su conductor de confianza de que “mi primo me contó ayer en la cancha que invirtió 1500 dólares en tu moneda y le dio 1500 dólares de ganancia por mes”?
No obstante, mientras los ahorristas se agolpan en las oficinas de Zoe para reclamar por sus ahorros perdidos, la cotización de Zoe Cash se desploma y piden la detención de Cositorto y otros siete colaboradores, acusados de delitos de estafa y asociación ilicita, los medios empezaron a informar.
En el medio entre una etapa y la otra, no hubo fe de erratas, autocrítica, ni aclaración que justificara el viraje editorial. Los medios digitales optaron por la fácil: directamente borraron todas las notas que los comprometían.
La nota de Crónica endiosando a Cositorto es de hace apenas una semana, pero ya a comienzos de enero la CNV había abierto un sumario y emitido una alerta internacional por Generación Zoe. En el infomercial Clarín decía que Generación Zoe tenía habilitación de la Comisión Nacional de Valores, cosa que no era cierta.
Asimismo, la complicidad de políticos como Santilli, a causa de supuestos financiamientos, se pusieron en evidencia desde los mismos voceros de Zoe. Éstos se han encargado de bastardear la política, iluminando tan solo el nombre de Diputado perteneciente a Juntos por el Cambio.
“Diego Santilli tiene los valores y utiliza las palabras que nosotros utilizamos”, afirmaba Gabriel González en un video que circuló hace pocos días en Twitter. El actor hizo estas declaraciones en una reunión de coaching de Generación Zoe: cuando dice “nosotros”, se refiere a la empresa, con la cual tiene un vínculo relacionado a su decisión de dedicarse a la política bonaerense junto al senador. En ese mismo video, González alaba, en tono de campaña electoral, la performance de Santilli a cargo del Ministerio de Seguridad de la Ciudad.
Voceros de Diego Santilli negaron cualquier cercanía con Zoe, pero dos episodios multiplican las sospechas. En varias fotos de la presentación del reciente libro de Martiniano Molina, exintendente de Quilmes, se puede ver a Cositorto, el cual se apuró a desmentir el vínculo en una de las últimas entrevistas que ofreció en Colombia, poco antes de pasar a su actual condición de prófugo internacional.
Por último, Nicanor Santilli Pazos, hijo del senador y piloto de TC 2000, estuvo cerca de ser sponsoreado por la fantasmal división Automovilismo de Zoe, al punto de que circularon fotos de los autos del equipo con el logo de la empresa, lo mismo que ya ocurre efectivamente con otros competidores de la categoría. El acuerdo no se concretó, pero es otro frente en el que las distancias se acortaron a un mínimo difícil de justificar.