Incendios en la Patagonia: una amenaza que se hizo realidad

La Patagonia se prende fuego. Las denuncias de los y las vecinas apuntan a la falta de acción de parte del Estado. Exigen que se utilicen más aviones hidrantes para apagar el fuego. Miles hectáreas de bosque incendiado. El calor y el viento que lo complica todo

Por Diego Adur

El clima cálido –entre 30 y 34 grados a la tarde- y los fuertes vientos patagónicos hacen que los focos activos de fuego se propaguen mucho más rápido. La falta de respuesta del Estado y de los gobiernos provinciales preocupa a la población, que de manera autogestiva están realizando tareas de auxilio en las zonas de mayor poder de fuego y conflictividad. 

Chubut, Neuquén y Río Negro son las provincias más afectadas por los incendios forestales. En la zona del lago Aluminé, Neuquén, se quemaron más de 4000 hectáreas. En el Lago Steffen, al sur de Bariloche, también son cientos las hectáreas incendiadas.

Eliana Sabbataro, vecina del Manso Medio, Río Negro, habló con el medio de comunicación La Retaguardia y pidió ayuda urgente para frenar los focos activos del incendio: “Necesitamos que por favor Nación active las máquinas que están paradas. Necesitamos que la provincia de Río Negro le pida a Nación que vengan las maquinarias necesarias que están paradas para trabajar en los corta fuego. Los aviones hidrantes tienen que estar lo suficientemente alerta para trabajar en los momentos en que no hay humo, de manera urgente”. Además, contó que la ayuda y el sostén a quienes trabajan en erradicar el fuego lo da la propia gente del lugar: “Los vecinos le están dando de comer a todos los bomberos y a toda la gente que está laburando. No mandaron nada”, reveló.

En El Bolsón, el panorama es preocupante porque las condiciones climáticas no ayudan a combatir el fuego: “Estamos amenazados y rodeados por incendios. La amenaza es permanente. La sensación de vulnerabilidad ante el poder devastador de un incendio es muy fuerte. Impresiona mucho sentir los aviones y las sirenas. Los incendios avanzan. Los logran delimitar, pero la temperatura no ayuda y junto a los fuertes vientos son un coctel fatal para el bosque. Es muy triste saber que el bosque está siendo devastado por estos incendios”, lamentó Rubén Rodríguez, vecino de la zona.

Hoy, los focos activos de los incendios se encuentran en 3 zonas específicas del sur de nuestro país: Aluminé, Neuquén; Cushamen, Chubut; y Bariloche, Río Negro. Además, en la provincia de Santa Fe también se registraron focos activos. En el reporte diario que elabora el Estado nacional se informó que el resto de los focos están contenidos o controlados.

Entre Río Negro, Chubut y Neuquén se repartieron más de 200 brigadistas que se encuentran trabajando en las zonas para combatir el fuego. También se enviaron aviones hidrantes y aviones de observación y traslados.

En lo que va del año, se vieron afectadas por incendios más de 300 mil hectáreas en todo el país. En la Patagonia, lamentablemente, las condiciones climáticas no ayudan a combatir los incendios: En los próximos días se esperan fuertes vientos y escazas lluvias.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación aseguró que enviará a las zonas de mayor conflicto más brigadistas y recursos para controlar los focos activos de fuego.

Todos los años, en esta época, se producen incendios forestales en distintos puntos de nuestro país. “El 95 % de los incendios forestales son producidos por intervenciones humanas. Entre las primeras causas se encuentra el uso del fuego para la preparación de áreas de pastoreo. Otras causas que prevalecen son el abandono de tierras, las fogatas y las colillas de cigarrillos mal apagadas. Los factores climáticos, como la falta de precipitaciones, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad, las heladas constantes y los vientos fuertes, inciden en la propagación del fuego. Cuando se dan estas condiciones, debemos extremar las precauciones”, remarca el reporte de incendios de la Nación (https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/reporte-27-12.pdf)

Foto: Diario Jornada

En el mismo informe, se consideran las consecuencias más inmediatas de los incendios en los bosques y lagos del sur patagónico: “El fuego genera una alteración significativa en el sistema natural que provoca: la pérdida de biomasa, estructura vegetal, fragmentación de hábitats y pérdida de especies endémicas de la región. Se ven afectados los servicios ecosistémicos que brindan los distintos ambientes, como los valiosos servicios que aportan humedales y bosques. El impacto más notorio sobre la fauna se presenta en la pérdida de su hábitat y nichos ecológicos, reduciendo la diversidad y su abundancia relativa, con un efecto prolongado en el tiempo luego del fuego. Por otro lado, mientras la destrucción de los hábitats de los animales afecta fuertemente a las especies con menor movilidad, otras escapan del incendio refugiándose en otros sitios. A su vez, generan una presión sobre el nuevo ambiente en el que se refugian y provocan desequilibrios en el ecosistema. Asimismo, la competencia entre especies es mayor, escasean fuentes de agua y especies para la alimentación, afectando consecuentemente las redes tróficas del sistema. Bajo otra perspectiva, la biomasa en combustión genera transferencia de calor al sistema suelo. Los organismos del y los procesos relacionados al fuego están fuertemente condicionados al régimen térmico e hidrológico del medio en que habitan. La temperatura que va tomando el suelo en profundidad depende de la intensidad del fuego, de la carga de combustible vegetal, de la duración del fuego y de la humedad retenida en el suelo. Finalmente, las alteraciones biológicas se inician a un rango de 40-70 ºC con la degradación de las proteínas y la muerte de los tejidos. La muerte de las semillas puede ocurrir en un rango de 70-90 ºC, dependiendo del tipo de organismos. La muerte de microorganismos ocurre a temperaturas entre 50-120 ºC, siendo los hongos menos resistentes que las bacterias. Los microorganismos facilitan el ingreso de importantes nutrientes a las plantas y están involucrados en la sustentabilidad de un suelo en términos de almacenamiento, ciclado de nutrientes y procesos biogeoquímicos de un ecosistema”.

Está claro que la amenaza del fuego ya es una realidad. El clima no ayuda y la ayuda no llega con la velocidad que debería. El riesgo es grande y ya lo estamos viviendo. Quedará esperar por una mejor respuesta del Estado y de los gobiernos provinciales y rogar que el clima mejore para que los incendios no continúen propagándose.