Una infante afrodescendiente de tan solo nueve años sufría una crisis emocional, cuando la policía no halló mejor manera de calmarla que esposándola, subiéndola a su patrullero y rociándola con gas pimienta.
La indignante acción tuvo lugar en Rochester, noreste de Estados Unidos, perteneciente al estado de Nueva York. Los oficiales del sitio procuraron justificar su accionar alegando que la niña sufría una crisis mental en la que amenazaba con matar a su madre y posteriormente suicidarse.
Una llamada por “problemas familiares” derivó en un nuevo uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad del país norteamericano, donde hay videos que prueban el abuso innecesario, con la menor emitiendo gritos desesperantes y llamando a sus padres. Mientras tanto, los agentes intentan retenerla.
Los policías manifiestan que acudieron al gas por no poder hacer ingresar a la niña al auto, el susto y la agitación de ella no se los permitía. Es decir, hicieron uso del producto tóxico cuando la chica ya estaba esposada y reducida. Pusieron un poco más de violencia, sobre la violencia.
En el video obtenido también se oye como uno de los oficiales reprende a cría anunciándole: “Estas actuando como una niña”. Por supuesto, la lógica respuesta de ella no tarda en arribar: “Soy una niña”.
“Es tu última oportunidad antes de que te rocíe gas en los ojos”, advierte luego la uniformada que la sostiene y forcejea. “A este punto, simplemente rocíale gas” interviene otro a modo de petición y pedido que después procedió en ocurrencia.
Afortunadamente la identidad de la nena no ha sido revelada aún, en tanto la defensa de los represores es que actuaron de esta manera por “la seguridad de ella”.
Cuando se difundieron estos hechos, el enfado y la fuerte sensación de tedio no se demoraron demasiado en aparecer. Los ciudadanos neoyorkinos soltaron todas sus quejas en las calles de Rochester, donde incluso asediaron la comisaría y derribaron una barricada policial.
Carteles en mano y gritos en alza, se mostraron bajo señales de hartazgo ante la constante violencia ejercida por parte del aparato represivo de su país. Más allá de lo relacionado con la edad de la víctima, la indignación se expresó en contra de un nuevo caso de abuso de poder contra una ciudadana afroamericana. Los manifestantes se reunieron frente al Departamento de Policía de Rochester para exigir justicia.
Las imágenes que circulaban en línea mostraban la marcha y la posterior protesta, incluido el momento en que los protestantes volcaron una barrera de metal erigida fuera de la estación policial, lo que les permitió avanzar hacia una cerca interior que rodeaba el estacionamiento de las patrullas. Los oficiales se agolparon y no reaccionaros represivamente en esta circunstancia, simplemente aconsejó a quienes reclamaban que se dispersaran.
Lovely Warren, alcaldesa de Rochester, se explayó en una rueda de prensa respecto al acto violento de los oficiales con la niña, declarando: “”Tengo un niño de 10 años. Es un niño, es un bebé. Como madre, este vídeo no es algo que una quiere ver”. Así condenó a los policías que rociaron con gas a la nena y concluyó con una promesa de investigación interna vinculada a las prácticas de las fuerzas de seguridad de la ciudad.
Los antecedentes más recientes que engloban la muerte del afrodescendiente Daniel Prude, quien según información oficial de AP y AFP, también padecía de una crisis mental en el momento de su arresto. En ese caso la policía le puso una capucha en la cabeza que le impedía observar lo que sucedía a su alrededor, luego de que él escupiera a los agentes afirmando que estaba infectado con coronavirus.
El asesinato de Prude derivó en ciertas investigaciones y también en protestas multitudinarias.
La situación de los policías del caso de la niña pareció complicarse porque la fiscal general del estado, Letitia James, calificó de “totalmente inaceptable” el uso de la fuerza contra la niña y confirmó que investiga el hecho.