David Lipton, quien aprobó el mega crédito al Gobierno de Macri, publicaba en simultáneo un artículo en el que alertaba por el impacto de la fuga de capitales en la economía global.
El debate sobre la fuga de capitales como impedimento para llevar adelante una política económica tuvo hace unos años un exponente inédito. En septiembre de 2019, a un año de que se otorgara a la Argentina un préstamo récord del FMI que terminó en fuga, el entonces número dos del organismo multilateral y hoy asesor del Tesoro estadounidense, David Lipton, publicaba un artículo titulado “Con el dinero fuera de las sombras, mejora la gobernanza”. Como ex subdirector gerente del Fondo hizo la vista gorda durante la fuga récord del macrismo, algo que el organismo reconoció como falta de rigurosidad en los controles de capitales del país.
En la Revista Finanzas y Desarrollo del Fondo, Lipton ofrecía dos datos clave: 1) “Un total de 7 billones de dólares, equivalente al 8% del PIB mundial, representa el monto estimado que se esconde en centros financieros offshore, gran parte del cual probablemente proceda de actividades ilícitas”; y 2) 1 billón de dólares, es la ganancia en ingreso público que podría lograrse si se redujera en un tercio la corrupción en todo el mundo. Mientras publicaba este artículo, el Fondo le desembolsaba a la Argentina 44.500 millones de dólares a un gobierno que finalizó con 86.000 millones de fuga.
El entonces número dos FMI bajo la gestión de Chrtistine Lagarde es actualmente asesor directo de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y la persona destinada por el Gobierno de Joe Biden para analizar el caso argentino ante el organismo.
Lipton apuntaba en 2019 sobre “el dinero que escapa al alcance de los recaudadores de impuestos, reguladores y organismos de orden público”. “También son las ganancias ilícitas de sobornos, el producto del arbitraje regulatorio y las utilidades de domicilios fiscales que algunos consideran equivalentes a la evasión fiscal. En su conjunto, van en detrimento del bien común. Es dinero perdido que podría utilizarse para mejorar la vida de la gente”, detalló en su publicación.
En el actual acuerdo con el gobierno de Alberto Fernández para refinanciar los compromisos con el organismo que dejó el macrismo, se hace alusión a un mayor regulación de los flujos de capitales para evitar la opacidad fiscal. “El aumento de las finanzas digitales, los criptoactivos y el ciberdelito se suma a estos desafíos. Consideremos la denominada ‘web oscura’, un mercado oculto que lo abarca todo, desde identidades robadas hasta armas y estupefacientes. Estas prácticas, ilícitas o legítimas, tienen un gran impacto en los ingresos públicos de todo el mundo, y se insta cada vez más a la comunidad internacional a eliminar las zonas grises regulatorias”, afirmaba Lipton hace casi tres años.
“Están aumentando las necesidades de recursos públicos para estimular el crecimiento en algunas economías avanzadas, construir infraestructura en los mercados emergentes y mejorar la salud y la educación en el mundo en desarrollo. Por lo tanto, la pérdida de billones de dólares representa una amenaza para nuestro bienestar. Contribuye al debilitamiento de la confianza en el gobierno y socava su capacidad para abordar problemas económicos clave, como la desigualdad y la pobreza”, señalaba en sus artículo.
Los estudios del FMI muestran que los países con niveles más bajos de percepción de corrupción tienen mucho menos despilfarro en obras públicas. Entre los países de bajo ingreso, la proporción del presupuesto dedicado a educación y salud es un tercio más baja en los países más corruptos. Eso reduce la eficacia del gasto social.
Lipton conoce como pocos la Argentina. En marzo de 1985 integró un grupo de funcionarios del Fondo que negoció su apoyo al Plan Austral. En 1995 fue parte de la comitiva, cuando se desempeñaba como subsecretario del Tesoro de la administración de Bill Clinton, para negociar apoyo del FMI al gobierno de Carlos Menem tras el efecto Tequila en 1995. Como número dos del FMI, bajo la administración de Donald Trump, entregó en 2018 a Macri el mayor apoyo financiero de la historia del organismo, que terminó alimentando una fuga que no tenía control.
El ahora asesor principal de la secretaria del Tesoro Janet Yellen sostenía en 2019 que se trabajaba “en estrecha colaboración con autoridades nacionales, organismos multilaterales y el sector privado durante casi dos décadas para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo”. “Hemos liderado los esfuerzos para fortalecer la transparencia fiscal y, cada vez más, para combatir la corrupción”, detalla en el artículo que publicó en el blog del FMI.