Por: Roberto Candelaresi
Introito
Mas allá de la brutal arremetida contra derechos adquiridos y una inducción a la miseria y al empobrecimiento popular como nunca se experimentó en nuestra historia, en tan breve lapso, dos objetos de análisis deben llamar la atención al análisis político; el desmantelamiento de instituciones de protección y comunicación de la democracia por un lado, y por otro, la instalación de un discurso de odio en parte importante de la sociedad, que habilita decisiones deshumanizadas por parte del autoproclamado “anarco-libertario” J. Milei.
El candidato ganador lo hizo con un discurso negacionista y represivamente violento. Sigue ahora igual, como en campaña. El problema complejo es determinar el acompañamiento, o al menos, la naturalización de parte de la sociedad de esa perorata y, las acciones consecuentes.
El individualismo [autoconservación] no es condición suficiente para la supervivencia, los lazos colectivos dan una identidad y trascendencia que da sentido a la existencia. Siempre es en comunidad, en cultura es donde se anudan los destinos de cada cual.
Milei solo habla con un sector que reniega de sus vínculos históricos y actuales y promueve entonces el individualismo neoliberal, que genera la ley de la selva; solo los más fuertes en el mercado son los aptos. El resto es lo distinto; no son semejantes, sujeto de odio y por tanto excluidos. El presidente estimula pensar en el otro, “la casta” (o cualquier diversidad por caso) como enemigo. Peligroso.
La verdad no tiene importancia. Estigmatiza, discrimina, violenta. Ya es una ideología que muchos abrazan. Desaparece la empatía y se reemplaza por una lógica fascista, que busca culpables en otros sectores mediante posverdades polarizadas.
En lo material, se desfinancian los espacios del Estado que brindan contención y se eliminan las políticas de justicia social. Pero al mismo tiempo, se naturalizan medidas de control sin límites legales por parte de las fuerzas de seguridad.
Este difícil panorama, donde la resistencia colectiva está amenazada por debilitamiento de los lazos afectivos, la incertidumbre cunde en las mentes, la identidad colectiva se pierde, porque las energías se ponen para cuidarse a si mimos y a los propios, reclama de un líder que conjure el riesgo de la supervivencia. La oposición debe responder para recuperar lazos de identidad y empatía con el otro.
¿Que ven?
Aunque va disminuyendo rápidamente, aún el gobierno cuenta con el beneplácito, o al menos, con la esperanza, de la mayoría de sus votantes. Pese a toda evidencia del superlativo agravamiento de la crisis, y la enorme transferencia de ingresos de abajo hacia arriba. Es confiar en una “planilla Excel”. Un experimento inédito en manos de un insensible, ególatra y cruel.
Obsesionado por el Estado como asociación criminal, se lo propone desarticular, asfixiarlo financieramente, o llanamente cercenar sus organismos. Téngase presente que, sin Estado, la clase media desaparece y los sectores populares caen en la pobreza y la marginalidad.
Mas allá de la inoperancia en algunos casos y premeditación en otros, la guerra relámpago sigue desplegándose en distintos ámbitos, ya que cumpla o no eficazmente el objetivo, siempre desconcierta el “enemigo” [oposición] y retarda su reacción. Desconcierta a sus propios aliados incluso.
A despecho de las consecuencias sociales, las medidas se toman con “crueldad”, pero entendemos que con un fin de disciplinamiento y demostración de una inquebrantable determinación. Todo en un marco de elasticidad de la democracia, puesta a sus límites por una gestión que se parece cada vez más a una autocracia.
En lo económico fiscal, los dibujos están al día. Los incumplimientos, los ahorros forzosos, la paralización de la inversión, la suspensión de pagos, etc. resultan en una “disminución del déficit”, absolutamente ficticia, e infantilmente argumentada.
Aquella crueldad desde ‘arriba’, por ejemplo, la omisión de envíos de alimentos a los comedores comunitarios (mediante excusas burocráticas de control) es ponderada por importantes franjas de ‘abajo’ que aún suponen no serán sujetos de ajuste. Pensamiento mágico, del puro.
La abrupta caída del consumo en casi todos los rubros, alimentos y medicamentos, a la cabeza, dejan como secuela – además de la insatisfacción de necesidades – problemas de ansiedad, insomnios y trastornos de salud.
Buscando el pacto
A los fracasos legislativos, surge la iniciativa del Pacto de Mayo, una alternativa del camino fallido. Encubre una rendición incondicional de los gobernadores y de los legisladores. Es una simple extorsión, por los recursos retenidos de las provincias.
Reviviendo una de las máximas del consenso de Washington se pretende el equilibrio fiscal. Objetivo deseable, pero téngase presente que la mayoría de los países en el mundo mantiene déficit fiscal total permanente, esto incluye los países del OCDE o del G20.
Otro objetivo es reducir el gasto público a un 25%, cuando los países industrializados son siempre del 40% o más. Se observa claramente que el pregón fundamentalista de Milei, no se corresponde con los países que pretende tomar como ejemplos. Naciones que por lo demás, son proteccionistas y nacionalistas en la preservación de sus intereses, lo contrario a lo que el anarco capitalista difunde.
La eficacia de su palabra
Hijo de los medios y las redes, el mandatario Milei tiene como virtud describir [inscribir en el imaginario colectivo] con frases aptas y ostentosas, muchas de las añejas inquietudes de la ciudadanía, a la vez que se centró en la agenda pública con propuestas ‘impresionantes’ y extravagantes, que es lo que llama en tantos individuos la curiosidad y su interés, como si se tratara de soluciones disruptivas. «Estos novedosos subterfugios deben ser más eficaces que los tantos procedimientos fallidos del pasado», piensan.
Permanece con sus choques permanentes en el centro del debate, y mantiene así la ofensiva [iniciativa], pero ello es un desvío de la atención sobre las adversidades que su gestión fáctica provoca cotidianamente. Serían “efectos distractivos”. Su táctica puede ser pragmatismo político o producto de su mesianismo.
Aprovechando la incultura política de amplias mayorías – especialmente juveniles–, y falta de alternativas épicas que subyuguen, produce un discurso político demodé, propio de la guerra fría, maniqueo y con un primitivismo absurdo, sin matices. El hastío hacia “la política” (ya presente en el 2001) y la decepción del gobierno peronista-socialdemócrata de Alberto Fernández, lo habilita a Milei a levantar sus “verdades” como válidas.
En la vereda de enfrente
El peronismo está acéfalo. Hora de renovación, adecuación a los tiempos y escenarios actuales sin deponer banderas tradicionales. Nuevos diagnósticos para proponer un futuro deseable dada la actual estructura socioeconómica argentina. Un proyecto de Nación, no de colonia, como a la que marchamos en la actualidad. La Unión o Frente de sectores populares, nuevamente es imprescindible.
No es con fundamentalismos dogmáticos como se puede disputar el escenario al presidente, es caer en un patetismo del mismo género de Milei. Los dogmatismos no suelen ayudar a la comprensión de las situaciones complejas. Pueden ser efectistas por un momento, pero la originalidad fue del libertario. Emergen dentro del movimiento popular algunos personajes blandiendo el «peronómetro» para medir y calificar rivales (Guillermo Moreno). Las urnas no le respondieron, las zonceras (o el ridículo), se pagan tarde o temprano.
La preparación para ser nuevamente alternativa y administrar eficazmente el Estado, es un deber para cualquier militante que se precie; compromiso y formación. La conducción efectiva de la burocracia requiere de ambos, única condición para regular el accionar de las corporaciones que se vinculan con el Estado. El empoderamiento social asegura la participación y el despliegue de políticas progresivas. Una exteriorización de la política, que hoy está en franco retroceso.
La democratización tan necesaria para que en el peronismo participen en el proceso decisorio las verdaderas bases, no como ahora que todo es acuerdo de cúpulas que NADIE ELIGIÓ, tiene además el imprescindible propósito de auspiciar el encumbramiento de un nuevo liderazgo del movimiento nacional y popular.
No hay otra forma de construcción política y de poder. Camino unívoco para transformar la realidad a partir de la batalla cultural que hay que dar al proyecto económico e ideológico de la ultraderecha, de la que J. Milei es un agente ejecutor.
No hacerlo, y solo promover acuerdos cupulares – tal como lo insinúa el dispositivo comunicacional de la derecha –, es correr el riesgo del peronismo domesticado, como lo fue con Carlos Menem (curiosamente nuevo prócer). La tentación siempre está a mano, el vergonzoso repliegue del gobernador tucumano Osvaldo Jaldo a cambio de fondos, es harto elocuente como ejemplo.
La misma prevención habría que sostener frente a otros dirigentes que transfugan de partido en partido, incluso oponiéndose frontalmente al peronismo en contiendas electorales, pero pretenden volver al redil, cuando quedan fuera de otras opciones (Picheto como epítome). Roma no paga traidores.
Concluyendo
Parecería que salir de la crisis que afecta al movimiento nacional, agredido por los sectores dominantes desde siempre y agudizados sus ataques desde el poder de Milei, requiere una la redefinición definitiva del sistema económico, político y social argentino, que no someta el Trabajo al Capital como ocurre en esta barbarie desatada.
Se observan contradicciones entre el Capital que soporta el gobierno y cierta separación indisimulada entre el presidente y su vice. Por ahora padecemos una parálisis política del amplio espectro social vulnerable. Todavía se observa un comportamiento algo inestable respecto al poder unitario del presidente por parte de algunos gobernadores, incluso del campo nacional y popular.
Es menester no solo unirse para bloquear definitivamente el peligroso DNU 70/23 y hacer cesar de inmediato sus maléficos dictados, sino constituirse en una barrera infranqueable para el neofascismo. La cuestión federal no es solo una disputa fiscal. El peronismo debe plantear su visión fundante sobre la integración nacional, la nueva organización socio-territorial del Argentina, no solo evitar el despojo de los recursos provinciales. La defensa irrestricta de la soberanía del país, tan desconsiderada por las expresiones de la derecha vernácula procolonial como el macrismo o el mileísmo.
Las condiciones político-jurídicas específicas que pretende imponer el libertario para favorecer solo al Capital concentrado deben ser bloqueadas. La producción nacional y el gran consumo deben defenderse.
El justicialismo es la única doctrina integral con fuerza popular, para cuestionar las relaciones de obediencia en todos los ámbitos, y ese poder de veto es al que le temen los que pretenden perpetuar las relaciones asimétricas. Siempre los derechos humanos serán un objetivo, tanto como las mejores sustanciales en condiciones materiales de vida de la mayoría del pueblo. El nacionalismo popular y el progresismo siempre han sido compatibles, pese a las diatribas de propios y extraños.
La dirigencia con osadía es la convocada en esta hora.