Los movimientos de neonazis en Europa vienen creciendo hace mucho. Escucharlos en idioma español impacta doblemente. Una marcha en Madrid reactiva alarmas.
Pasaron más de 75 años del final de la Segunda Guerra Mundial y dos generaciones más tarde resurgen los ideales racistas, xenófobos y peligrosos. Los neonazis ya dejaron de ser un minúsculo grupo de marginales del sistema.
En cada país europeo (y por lo que pudo verse el 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos también), van ganando terreno dentro del juego democrático con consignas que no respetan esas reglas y a las cuales se las nota algo blandas o “amables” con estas ideas que ya han demostrado lo que pueden hacerle a la humanidad no hace todavía un siglo.
Siempre está el debate sobre si se debe visibilizar a los neonazis o dejarlos al margen de las coberturas periodísticas. Esta última estrategia parece no estar dando demasiados frutos viendo como partidos con estas ideas ya son gobierno en países como Hungría e integran el parlamento en España. Y en Sudamérica hay algunas peligrosas muestras.
La ultraderecha europea se presenta de mil maneras distintas, pero ya está en casi todos los países de ese continente. Solo cinco de la Unión Europea tienen parlamentos libres de partidos de este tipo de ideas neonazis: son Irlanda, Malta, Luxemburgo, Croacia, y Rumanía. Solo hay cuatro más en los que la ultraderecha haya cosechado menos del 10% de los votos en las últimas elecciones: Portugal, Grecia, Lituania, y Chipre.
La ultraderecha tiñe el mapa de Europa: está en cinco gobiernos y 22 parlamentos de la Unión Europea.
En España su partido legal es VOX pero también hay facciones de ultraderecha que realizan manifestaciones en donde acusan “al judío” y al “comunismo” de ser los culpables de la situación a la que describen como económicamente catástrofica.
Unas 300 personas, claramente neonazis, desfilaron este fin de semana por Madrid, la Capital de España hasta el cementerio de la Almudena para rendir homenaje a la División Azul, modo en que se denominó al grupo de españoles de ultraderecha que combatieron a las órdenes de Hitler durante la II Guerra Mundial.
La España de Franco se mostró “neutral” pero muchos falangistas participaron apoyando al Reich alemán.
El acto estaba convocado por la Juventud Patriota, una organización neonazi madrileña, y fue secundado por diferentes grupos nazis y fascistas como el partido España2000 o La Falange.
La marcha recorrió varias calles de Madrid detras de una pancarta con el escudo de la “División Azul” y con la leyenda «Honor y gloria a los caídos”. Los asistentes formaron un pasillo en el cementerio hasta el monolito que recuerda a la División Azul, hicieron el saludo nazi y entonaron canciones de temática fascista.
Una de las oradoras se dirigió al público vestida con camisa azul y rodeada de banderas de España y a escasos metros de un sacerdote: “Es nuestra suprema obligación luchar por España, luchar por Europa, ahora débil y liquidada por el enemigo. El enemigo siempre va a ser el mismo, aunque con distintas máscaras: el judío. […] El judío es el culpable y la División Azul luchó por ello”.
El acto de parte de la ultraderecha española contó con un oficio religioso ante el monolito que recuerda a la División Azul en el cementerio, sobre el que se depositó una corona de flores con una esvástica nazi. El sacerdote también se dirigió a los presentes de la siguiente manera: “El marxismo, igual que ayer […] sigue intentando turbar la paz de nuestra sociedad, turbar la paz de los espíritus y, sobre todo, quitar al que es el príncipe de la paz, nuestro señor Jesucristo”.
“El judío es el culpable. El enemigo siempre va a ser el mismo”: 300 neonazis homenajean en Madrid a la División Azul
Otro de los oradores micrófono en mano, pidió a los asistentes no cumplir con las medidas sanitarias contra la COVID-19: “Hace falta que incumpláis el toque de queda, que os reunáis con vuestros familiares y amigos, que seáis más de seis como somos hoy aquí; y que os abracéis, y que cantéis y que viváis alegres. Porque el fascismo es alegría”.
Como puede verse en las imágenes, muchos de los asistentes de ultraderecha no llevaban el tapabocas obligatorio ni guardaban la distancia de seguridad reglamentaria.
Después de ser anunciada su realización, la Delegación del Gobierno español no puso ningún impedimento a este acto, ni se apreció presencia policial a lo largo de la marcha hasta el cementerio.