En su columna de opinión en el programa Agenda Abierta, la licenciada Patricia Cuesta planteó la situación de desigualdad de poder que existe dentro de la Justicia en relación a las mujeres víctimas de violencia de género. Cuesta se refirió a los casos más conocidos del mundo del espectáculo para ejemplificar estas injusticias que existen entre hombres y mujeres, entre poderosos y humildes.
Por Patricia Cuesta
Edición: Diego Adur
Las mujeres que realizan denuncias de violencia de género se ven sometidas a ciertas asimetrías de poder cuando esas denuncias llegan al Poder Judicial, ya sean recibidas tanto por un hombre como por una mujer.
Thelma Fardín denunció que a los 16 años fue violada por un famoso actor de 45 años. La denuncia la hizo cuando pudo y de la manera que pudo, después de un montón de otras denuncias. Logró algo muy importante: que la Justicia de tres países se pusieran de acuerdo y se pueda avanzar en un juicio. En Brasil no hay perspectiva de género. Las 4 o 5 horas que declaró allí Thelma Fardín fueron sumamente revictimizantes. Tuvo que explicar constantemente que ella no quería estar en la situación a la que había sido expuesta. La víctima estaba puesta en el lugar de victimaria, como si ella lo hubiera buscado. La situación de esa declaración fue muy cruenta. Es muy traumatizante lo que le pasó y también lo que le está pasando ahora, atravesando problemas para conciliar el sueño y llevar una vida normal.
Entre los distintos testigos que presenta Fardín está el médico psiquiatra Enrique Stola, el mismo que intervino en el caso del Padre Grassi. Tras una de las audiencias del juicio que se desarrolló de manera virtual, Stola dijo que “la pantalla estaba dividida en cuatro partes. En una veía al juez; en la otra a funcionarias y funcionarios o al intérprete; en la tercera, al fiscal; y en la cuarta a Juan Darthés y sus tres abogados, dos hombres y una mujer. En la unidad fiscal especializada en violencia contra las mujeres, había un funcionario local y allí reconozco al abogado Fernando Burlando. Lo que no había, ni acá, ni en Brasil, era nadie del equipo de Thelma Fardín”. Con esta declaración, Stola demostró que la víctima no fue autorizada a ser querellante. No puede hablar de absolutamente nada de lo que suceda en el juicio y no puede estar ella ni sus abogados presenciando lo que dicen los demás. El violento, el poderoso, hizo la solicitud ante la Justicia para que no se le permitiera estar y el juez la aceptó. La víctima no tiene cómo defenderse y no sabe qué están diciendo y qué no. La situación es terrible. “Si esto no es asimetría de poder, no sé qué otro nombre tiene”, expresó el psiquiatra con indignación. El acusado, famoso y que cuenta con los recursos económicos necesarios, decidió cómo iba a ser el desarrollo del juicio. En cambio, la víctima, con menores recursos y traumatizada, no lo pudo hacer. Hay una asimetría de poder muy grande.
Si esto sucede en un caso ultra mediático, imaginemos lo que sucede en casos sin tanta prensa y publicidad, con mujeres que no tienen equipos de abogados ni los equipos de televisión detrás.
Esta asimetría de poder se repite en todos lados. Hacia fin de año, Fabián Gianola, que tenía varias denuncias por acoso y por abuso sexual, fue sobreseído por falta de mérito. La Justicia dijo que no había pruebas para ratificar esas denuncias. En 2016, Natacha Jaitt lo había denunciado públicamente por haberla obligado a practicarle sexo oral. Después de ella, aparecieron muchas mujeres. Una de ellas fue la Primera Dama, antes de serlo: “Yo no volvería a trabajar con Fabián Gianola. Yo sufrí situaciones que me incomodaron. Él tenía una confianza que yo nunca la había dado”, expresó Fabiola Yañez.
Ante la gran cantidad de denuncias que siguen apareciendo, los medios masivos de comunicación decidieron centrarse en Gianola en lugar de hablar de las víctimas. Muestran al actor como un hombre quebrado, sin plata ni recursos. Lo que realmente importa aquí es concluir si él es culpable o inocente. Los medios de comunicación no brindan atención al estado de las víctimas. De lo único que hablan es de lo mal que la está pasando Gianola, la persona responsable de hacérsela pasar tan mal a tantas mujeres.
Otro caso llamativo que viene a colación de las asimetrías que existen en la Justicia es el de la actriz Andrea del Boca y su hija. Desde que su hija es pequeña, Andrea del Boca viene realizando presentaciones para que no tenga vínculo con el padre. Cuando cumplió los 18 años, ella misma decidió ir a denunciarlo pero también fue sobreseído por falta de mérito. La Justicia expresó que no pudo corroborar las denuncias, que acusan al padre de ver pornografía junto a su hija de 8 años y de acostarse en la cama con ella desnuda y abrazarla, entre otras situaciones abusivas. Los argumentos para la falta de mérito es que no hay pruebas suficientes. Sin embargo, es muy difícil para las víctimas presentar pruebas suficientes cuando se habla de un delito que sucede en la intimidad y no hay testigos.
En este último caso, el de la Alerta Martín, veremos no sólo estas asimetrías en la Justicia, sino lo perjudicial que puede ser para las víctimas los tiempos lentos que se toman los jueces y las resoluciones que deciden.
Martín es un nene que denunció a su papá por una serie de situaciones a las que no se les dio importancia hasta que cumplió 7 años y le dijo a su mamá lo que estaba pasando. La mamá es una trabajadora social, con el conocimiento necesario de este tipo de situaciones. Cuando la mamá hizo la denuncia, tardaron 14 días en hacerla efectiva. Tiempo suficiente para que el violento, el abusador, presentara una escrito diciendo que la madre estaba realizando impedimento de contacto. Mientras todo esto sucedía, el niño tuvo que seguir viendo a la persona que lo abusaba. Hacia fin de año, los peritos constataron daño psicológico y daños físicos en Martín. Sin embargo, ahora obligan a la revinculación. Pretenden que ese niño vuelva a vincularse con ese abusador.
En eso consiste la asimetría. Siempre son las mujeres quienes están en una situación de poder más débil y mayor vulnerabilidad. Es indispensable que esto se modifique, que la Justicia actúe como tiene que actuar y, por sobre todas las cosas, que no se vulneren los derechos de las víctimas, en especial el de las niñas, niños y adolescentes.