Brasil y sus contradicciones: La potencia que no termina de emerger

Por: Roberto Candelaresi

INTROITO

Sistema partidario

Como fenómeno distintivo debemos señalar que, en Brasil, los partidos no tienen un desarrollo institucional importante, y al mismo tiempo, tampoco echan raíces profundas en la sociedad brasileña, esto es, no existen identidades políticas tan arraigadas por la tradición partidaria, no existe una cultura partidaria que los reconozca. Las coaliciones que se han formado históricamente tienen una connotación más bien poli clasista.

Lo que la reciente elección nos enseña, es que si bien, básicamente en el norte del país, agrícola y de economía primarizada, la izquierda prevalece, también penetra en zonas más productivas e industrializadas, ganando muchos municipios a la derecha. Esta, a su vez, predomina por la región sureña, más rica y ‘educada’: la fortaleza bolsonarista.

Mapa electoral del Ballotage 2022. Imágen: La Nación

En otras palabras, es manifiesta la polarización a nivel nacional entre dos coaliciones centrales, ya que los partidos por si solos, no tienen la fuerza (adhesiones) propia para consagrarse en el poder. Una de las causas más notorias, es que la mayoría de los partidos que pugnan en los distritos, no tienen alcance nacional, permanecen en un limitante provincialismo.

Desde lo estratégico, resulta una complejidad, al formar esas ligas de espacios políticos en regiones muy diversas, pero imprescindible es aliarse con lo heterogéneo, para gobernar esa enorme democracia.

La polarización implica componentes étnicos en el comportamiento electoral, y también componentes económicos. En efecto, concuerdan las regiones con mayor población indígena y morena -tradicionalmente segregados-, y las más pobres, con los votos en mayoría al PT y aliados. No siendo de extrañar tampoco por el magro resultado de la gestión de Bolsonaro para satisfacer necesidades básicas de vastos sectores pauperizados, y el recordado éxito de la campaña “Hambre Cero” instrumentada durante la administración de Lula Da Silva, la que, además, estableció normativa para mitigar la discriminación y violencia racial.

Bolsonaro y su alianza de derecha, en cambio, desde su utilitaria concepción neoliberal, han autorizado proyectos mineros en tierras ancestrales de los nativos y no manifiestan en lo social respeto por grandes minorías, como los afrodescendientes. 

Estos clivajes marcan la alta polaridad que hay entre las miradas, que no son homogéneas internamente pero que suman de un lado y del otro, y el desafío que representa al gobierno de una tal sociedad desde el 2023.

La clave para el liderazgo eficaz, tal vez sea el mantener los acuerdos que sustentan las coaliciones en lo político, pero también en lo social, debe proponerse escenarios de consensos, para no enfrentar la perpetua adversidad que parece preparar el conservadurismo.

La debilidad actual respecto a las estructuras partidarias aptas para un contexto de confrontación y de negociación, es un problema a resolver, pues su participación para construir la paz social y el apoyo a un proyecto nacional, es imprescindible. 

Análisis preliminar de los resultados eleccionarios y su consecuencia.

Los números alcanzados por el oficialismo actual, patentizan que el proyecto político de derecha popular (que incluye, pero excede al bolsonarismo) quedó consolidado en la sociedad brasileña. Existe una identidad político-ideológica de la coalición que bancó a Bolsonaro, que, además, tiene una respetable fortaleza electoral, según se verifica en las elecciones legislativas y de gobernador. 

En el Congreso, la alianza de derecha creció en cada fuerza, esto lo puede arrimar al Centrao [PSD, Uniao Brasil y el MDB], que siempre es necesario para garantizar la gobernabilidad en Brasil.

En unos 10 estados el bolsonarismo pudo imponer sus candidatos, esto implica que sus aliados o expresiones de derecha como podemos definirlas – puesto que el liderazgo puede mutar pronto –, consolidaron su dominio en algunos de los territorios más poblados y ricos de Brasil. 

Clara identidad

El voto al oficialismo, se lo reconoce – desde el punto de vista socio-económico – como un fuerte componente de clase media, pero también pobres identificados con el evangelismo. Desde lo territorial, la derecha arraigó en la zona Sur, Centro Sur (áreas modernas, prosperas e industrializadas) y Centro Sur (núcleo del agronegocio).

El votante medio que acompaña a Bolsonaro, aunque de características heterogéneas (existen contradicciones internas entre las fuerzas), apoya un proyecto conservador por sus valores (antiaborto, antidroga, no igualdad de género, etc.), promercado (liberal) y con mano dura (represiva) en materia de seguridad. Hacia el futuro parece proyectarse con coherencia, pues hoy este electorado se presenta más articulado y sólido que hace solo unos pocos años donde era una minoría difusa. Las iglesias evangélicas – pentecostales particularmente – (pro familias tradicional), están prestando el tejido conjuntivo para la organización.

Primer Discurso de Bolsonaro tras la derrota electoral. Dos días despues de los comicios.

Las redes sociales demuestran un dominio del entorno digital a favor de las expresiones de derecha, como ocurre en casi todo el mundo.

UN REGRESO TRIUNFAL, PERO CUESTA ARRIBA

Lula tendrá desde el Planalto entre otros objetivos, el de recuperar la economía brasileña y sacar a su pueblo del hambre y la violencia. Sus enemigos son más bien internos, ya que goza de un prestigio y respeto internacional, como pocos líderes en la actualidad política mundial.

Diez (10) partidos apoyarán a la nueva presidencia desde el Congreso, aunque en el pasado algunos se enfrentaron, pero el legislativo será llevado por el mayoritario Centrão (el gran centro), que ha sostenido a Jair Bolsonaro y, seguramente no facilitará la sanción de leyes, o cobrará cada aprobación. Su propio vice, Geraldo Alkmin, es un dirigente de centroderecha que incluso propugnó la caída de Dilma Rouseff, el delfín del mismo Lula, en el pasado. 

Fragmento del Discurso de Lula al conocerse los reslultados de la elección

Es decir, existen ambientes políticos y personales, que no facilitan la ciclópea tarea impuesta por el 3 veces elegido presidente. La deforestación masiva de fazendeiros y el narcotráfico sureño, más la rigidez de la élite paulista en no cambiar la estabilidad macroeconómica actual, son los desafíos primordiales.

En la actual coyuntura internacional, donde la hegemonía atlántica va cediendo ante uno nuevo dominio que emerge desde Asia, existen oportunidades para revitalizar el MERCOSUR con la Argentina, la CELAC sumando el apoyo del México,  como plataforma para negociar en bloque con las grandes potencias, la reconstrucción de la UNASUR para pacificar la región, y desde ya, su participación en el BRICS (con la expectativa de la inclusión de su socio argentino), puede proyectarlo nuevamente a su participación de un liderazgo mundial. China, finalmente puede conectar su hacienda con la nueva economía internacional. Es decir, a despecho de sus infortunios domésticos, la vía internacional le puede garantizar sus propósitos.

Pero en ese escenario, no todo es favorable a sus designios, por supuesto. A las tareas que se autoimpuso por su compromiso, y que reafirmó en su discurso de vencedor, Lula deberá enfrentarse como anticipamos, a congresistas hostiles y gobernadores bolsonaristas de importantes estados.

Panorama GLOBAL

El sistema financiero internacional, pretenderá seguir controlando la agenda tal como lo hizo hasta ahora con el oficialismo saliente. Ello se desprende de algunas tapas que le dedicaran medios neoliberales aconsejando al electo mandatario, concretamente advirtiéndole de ciertos corrimientos ideológicos que debería practicar, especialmente respecto de la economía y las finanzas del gigante sudamericano. 

Como siempre hacen, dichos medios internacionales, despliegan su campaña proponiendo futuros nombramientos en el gabinete de Lula. Los candidatos son todos personajes afines a las políticas económicas implementadas desde Temer hasta el presente.

Los numerosos agentes de la derecha infiltrados en el aparato estatal, siempre respondiendo a dictados de Wall Street y al Departamento de Estado, facilitarán la adquisición de activos estratégicos a favor de las corporaciones “globalistas”, y la constricción del espacio soberano de Brasil.

Es por ello que Lula debe rumbear por otros senderos internacionales como planteamos, para mantener o en lo posible, expandir, su margen de maniobra externo del capital especulativo, ya que el interno lo tendrá muy comprometido y limitado.

Los grandes líderes del Este (Xi Jinping y Vladimir Putin) lo respetan y seguramente lo acompañarán como líder del Sur Global, en el impulso hacia el mundo multipolar en que concuerdan. Existen una serie de instituciones que le dan marco al nuevo paradigma (BRICS, Organización de Cooperación de Shanghái y la Unión Económica Euroasiática, por ejemplo).  En lo regional, la CELAC espera su reincorporación.

Lula estará ya presente mediante una delegación extraoficial en la próxima reunión del G20, donde hará sentir su opinión. Respecto al BRICS, que será el instrumento central de su política exterior, siendo una plataforma intercontinental que aglutina potencias emergentes del mundo, y donde se espera integrar a la Argentina, y otras potencias medias asiáticas en el curso del año próximo, es además un foro de un nuevo orden paritario y buenos socios en lo comercial. Por esto último, tal vez Lula inscriba formalmente a Brasil como socio de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) [estrategia de desarrollo de infraestructura global adoptada por el gobierno chino], sin demasiado anuncio, de manera de no irritar al coloso hegemónico del Norte, con el que necesariamente, aún se debe conciliar.

BRICS, un eje central sin dudas en la geopolitica brasilera

Lo auspicioso para la Argentina, es que el presidente electo reconoce su imprescindible asociación para coordinar acciones y reunificar el polo de poder sudamericano en una agenda acordada regional e internacional, frente al mundo.

En lo interno, mucho ha de hacer en materia de negociaciones con tantas fracciones políticas y económicas para evitar resquicios favorables a la derecha reaccionaria, y poder llevar a cabo así su propuesta programática, que expresó al cierre de la jornada electoral. Como todo liderazgo carismático que conduce un movimiento popular, en este periodo deberá generar las condiciones para la emergencia de nuevos dirigentes comprometidos, para una sucesión ordenada y fiel a este campo. 

Conclusión

Reiteramos como cierre, que uno de los desafíos más importantes que tendrá Lula Sa Silva en su mandato, será conformar una mayoría estable y limpia, que le permita gobernar el país sin sobresaltos. El tema característico del Congreso ‘tropical’ es su fragmentación partidaria que le dificultará (pero no impedirá) aquella misión. Debemos tener presente, que en el Palacio Nereu Ramos en Brasilia, fue donde se destituyeron dos presidentes democráticos en Brasil; Collor de Melo y Dilma Russef.

En materia internacional, repasando lo explicado, la nueva presidencia ha de abocarse a innovar el vínculo con las potencias políticas y económicas. Comprometerse en coordinar con gobiernos afines de la región, para retomar la lógica de integración en el marco de la oportunidad que brinda la crisis energética y alimentaria actual. Esa fue la concepción votada.

Fortaleciendo lazos desde una innegable posición de liderazgo regional el Brasil, Argentina puede contribuir decididamente a superar divisiones, y poder dar así una señal clara al mundo y otros actores globales en particular, para aprovechar el contexto global, y posicionarse la región en un modo de inserción favorable ante las oportunidades que la crisis ofrece. Lula será el posible conductor de la nueva era.

Noviembre de 2022