¿Cómo puede afectar en Latinoamérica el ascenso Talibán?

Por: Osvaldo Cuesta / Edición: Agustín pons

La situación en la que queda Estados Unidos en relación con América latina, a partir de los acontecimientos en Afganistán puede resultar en una oportunidad favorable para nuestra región. Entre la desviación de la mirada norteamericana hacia otros territorios y la presencia de China a nivel internacional dispuesta a disputarle a los Estados Unidos el título de primera potencia mundial se encuentra la clave para referirnos a la posibilidad de conseguir el desarrollo de nuestros pueblos anclado en una perspectiva regionalista.

Entre 2016 y 2020 los Estados Unidos, con Trump en la presidencia, estaban teniendo una mirada militarista sobre nuestra zona. No sabemos cuán cerca estuvieron, pero la posibilidad de invadir Venezuela o la de realizar acciones militares en Cuba, por ejemplo, existió realmente. Biden cambió el eje de la situación norteamericana en ese sentido. La decisión de retirar las tropas de Afganistán fue suya, teniendo como consecuencia el avance talibán por el territorio afgano hasta la toma de Kabul. Este último hecho significó otra derrota en términos políticos para los Estados Unidos del calibre de Vietnam e Irak.

Por otro lado está China que desde hace unos años comenzó a disputarle la hegemonía mundial a Estados Unidos. El hecho de ser la gran potencia a nivel internacional hoy está absolutamente en discusión y su contraparte es justamente el gigante oriental. Pero no está sólo China, hoy Estados Unidos se encuentra muy preocupado por el accionar de otros países como Rusia, Pakistán, India, Irán y todo lo que concierne a Medio Oriente. Su mirada está puesta allí y, por lo tanto, América queda en un segundo plano.

Aquello que consideran su propio patio trasero pierde la atención necesaria y esa desviación es un punto a favor para el desarrollo de América latina. Algo similar a lo ocurrido en la primera década del siglo 21.

La necesidad de insumos materiales de minería no es excluyente de China. Es una necesidad a nivel mundial. Para poder exportar tecnología primero surge la necesidad de importar dichos insumos, siendo uno de ellos, por ejemplo, el litio. En otro orden de cosas, los chinos han generado una gran cantidad de recursos económicos que se traduce en una capacidad de inversión que hoy no tiene Estados Unidos.

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Xi Jinping

Además, en lo que respecta a las cuestiones de tecnología el 5G, en suelo norteamericano, está relativamente atrasado si lo comparamos con China. La consideración sobre la brecha entre ambos países, en este sentido, es de entre un año y medio y 4 años de distancia. Una diferencia de tiempo que es enorme para este tipo de tecnologías.

Entonces el volumen de inversión que tiene China en América Latina no la puede equiparar Estados Unidos lo cual resulta muy seductor para nuestros países. Por otro lado, a nuestras naciones se les abre una ventana de oportunidad para la cual se debe de estar muy preparado. Además de invertir China está de acuerdo en la transferencia de tecnología. Esto genera una potencialidad de desarrollo sobre la cual Alberto Fernández y el Grupo de Puebla tienen que sacar el máximo provecho.

Es una situación que no se tiene que dejar pasar en pos del desarrollo latinoamericano. El Grupo de Puebla juega un rol sumamente interesante allí. En él se encuentran varios ex mandatarios como Evo Morales o Rafael Correa, dirigentes políticos e intelectuales. Este Grupo viene creciendo, luego de que su contraparte, el Grupo de Lima prácticamente feneciera.

La estimulación de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) de reflotar la UNASUR, aquella diplomacia presidencial tan interesante que llevaron adelante Nestor Kirchner, Hugo Chavez, Inácio Lula da Silva y, luego, Evo Morales y Rafael Correa, es un acontecimiento que no hay que dejar de señalar. La importancia de reflotar estos mecanismos institucionales como la UNASUR es mayúsculo para nuestra región, así como también el planteamiento de sustituir o rediseñar a la OEA (Organizacion de Estados Americanos) , que tanta injerencia norteamericana tiene.

Recordemos que a Estados Unidos no le gustó el acuerdo entre Evo Morales y Xi Xinping, mandatario chino, en torno al litio en junio de 2019. En las elecciones de octubre de ese mismo año, la OEA a través de un informe preliminar sobre dichos comicios dio rienda suelta para que se produjera el golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia.

La situación que se está viviendo en diferentes puntos del globo es una buena oportunidad para América Latina. Estados Unidos ve tambalear, ya hace varios años, su título de primera potencia. China es una gran potencia en ascenso, cuya relación con los países de la región puede constituir un gran avance en varios sentidos para latinoamérica, siempre y cuando se trabaje en conjunto, cada uno de nuestros países, para lograr ese gran objetivo. Nuestra América, según la definición de José Martí, tiene una identidad propia, particular. Una identidad que ha sido pisoteada por ese coloniaje que nos han impuesto. Pero en el fondo esa identidad está y está latente. Hay que trabajarla con el objetivo de revitalizar y potenciar un concepto valioso de nuestra identidad.