Por: Roberto Candelaresi
Caracterización de los Actores
Los líderes de La Libertad Avanza, Javier Milei y Victoria Villarruel, hoy encarnando el Poder Ejecutivo argentino, parecen auto percibirse como alguna suerte de héroes de historietas, de hecho, ambos, especialmente el presidente, se ha exhibido en uniformes de tales personajes míticos, incluso hasta en la campaña proselitista, y la vicepresidenta posa como heroína (norte)americana en algún corto que ella misma promueve.
Pero más aún, Milei, pretende contar con algún lazo o conexión con algo trascendente como la propia divinidad, y estar amparado por las “fuerzas del cielo” en su derrotero hacia la libertad absoluta. Su analogía personal –o la de su hermana– con Moisés como profeta es elocuente. Una iconografía inédita en el escenario político nacional.
Esa percepción lo ubica en una condición de divulgador del pensamiento de Dios, a quien define como “libertario”. Como Moisés, toma represalias descargando su ira, cuando el pueblo, o incluso, sus dirigentes, desobedecen sus dictados o “su ley”. Pero, esas tablas de mandamientos (libertades irrestrictas), no son aceptadas por todo el mundo, lo que irrita sobremanera a quien ha hecho de un discurso político propagandístico un credo y un culto.
Y ello es así, en virtud de que, junto a su carisma, demanda la confianza del conjunto por contar con la facultad de verdad, o sea, su palabra es verdadera. Su proverbial enemigo, el Estado, está siendo autoritariamente conducido, porque Javier Milei se arroga su representación, personaliza una construcción institucional eminente de la política, y pretende despolitizarla. De nuevo, una intersección entre política y religión carismática. Un simbolismo que, en realidad, se puede rastrear en la historia del movimiento nacional y popular, y, desde hace unos años, en movimientos conservadores, como el macrismo. Pensemos en el discurso de tono evangélico y empleando toda la panoplia y escenificación que suele caracterizar esas expresiones religiosas protestantes, cuando el expresidente Mauricio Macri lo hacía, seguramente para reforzar sentimientos de identificación y pertenencia.
Los líderes profetas, no son proclives a la negociación, pues sus programas o proyecto político se someten solo a una fe religiosa. Se trata del BIEN contra el MAL. Son verdades absolutas las que ‘defienden’, por ello no son susceptibles de ser discutidas, su discurso propalador es de tono bélico para todo lo que se conoce como política.
Su enemigo entonces, es la encarnación de todo aquello que roba o saquea a quienes generan riqueza en el mercado, la gente de bien, que otro por supuesto que el Estado, o sea; el mal absoluto como figura también religiosa, articulada con su rol mesiánico del que viene a destruir el mal.
En esa misión profética “antisistema” es acompañado por Victoria Eugenia Mujer Maravilla Villarruel, una figura más seductora, aunque de una actitud siempre gladiatoria. En todo caso, estas figuras heroicas, que pueden ser motivo de subestimación y hasta tratadas con hilaridad, entre avezados de la política y en la academia, deben ser analizadas a la luz de lo que producen en la sociedad del llano actual, con todas las mutaciones socio-culturales resultantes de la pandemia.
El amplio respaldo que obtuvieron en las urnas en el ballotage, habla de una cierta efectividad. Deben completarse nuevos abordajes teóricos. Por ahora, la realidad del fenómeno Milei, ya gestionando y liberando las ‘fuerzas del mercado’ y la creatividad individual sin compensaciones para actores sociales mayoritarios, desafía las prácticas y saberes de la política.
La visión iconoclasta sobre LA POLÍTICA y sus herramientas.
Para el presidente el Congreso Nacional es un simple nido de ratas. Simple y contundente. Reservorio de la Casta. Despreciando en ese decir, el trabajo de los representantes electos popularmente (más allá de las faltas de ética de algunos), y pone en tela de juicio las instituciones y hasta el mismo sistema DEMOCRÁTICO.
Su uso no es inocente, invoca la imagen de una alimaña, algo que en general produce rechazo y hasta fobia en gran parte de la población (sea o no justificada esa percepción, solo destacamos acá el ‘efecto’ en la sensibilidad popular). El «nido» será en el imaginario colectivo, un ámbito repugnante que, aplicado a seres humanos, unívocamente remite a la idea de asco e inmoralidad en el comportamiento.
Es evidente que el presidente percibe al congreso, como otra forma del «mal», durante la campaña, lo pensaba así por albergar a gran parte de la casta que vive del Estado y sofoca las libertades, tal como los sindicatos y toda organización que defienda intereses colectivos sectoriales y brinde alguna protección. Seguramente en la actualidad, reforzó su inquina contra el poder legislativo, por no hacer lugar a sus pretensiones autocráticas que fueron discutidas en ese espacio, y en el que evidenció ideas opuestas, críticas y opiniones de modificación, como si no existieran disidencias e intereses diversos en el panorama político argentino.
La Gestión en Desarrollo
Curiosamente, el presidente Milei, proclamó recientemente, que el resultado de su mandato en las primeras 10 semanas, ha sido una «fiesta». Y esa ponderación, sería en virtud de los buenos resultados básicamente financieros, el superávit primario, se logra siendo una de sus metas míticas. Destacando también, la estabilidad del tipo de cambio, y alguna mejora en la cotización internacional de los bonos argentinos, que redunda también en la “auspiciosa” baja del índice de «riesgo país».
Lamentablemente la economía real, que implica todo lo que el grueso social logra con su labor, inversión y ahorro, concretamente, implica la verdadera producción, distribución y comercialización efectiva de los bienes y servicios materiales, tiene sus indicadores muy a la baja. De hecho, que la tasa de pobreza, como la de la indigencia, subieron agudamente.
Por lo demás, el resultado financiero positivo es ficticio, toda vez que el poder ejecutivo pisó pagos, recortó aumentos, no giró fondos específicos a las provincias, bajó tasas, cortó todo avance de obra pública, demora en pagar a proveedores y ajustó a la baja el gasto social, de un modo alarmante e insensible.
Auto lisonjearse por NO CUMPLIR CON PAGOS Y OBLIGACIONES para contar con superávit, es ridículamente infantil. Claro que como siempre, cuenta con una generalizada actitud pasiva de la gran prensa hegemónica, que oculta cualquier análisis serio sobre este panorama.
La Hoja de Excel de los Caputo’s boys no puede ser usada como verdadero e idóneo tablero de control, que toda buena administración debe contar. Por su parte, por la inoperancia dolosa de la Corte, y las maniobras dilatorias de la vicepresidenta en el senado para postergar su tratamiento, el nefasto DNU 70/23 sigue siendo efectivo en muchas de sus disposiciones, arbitrarias y autoritarias, perjudicando a muchos clientes, consumidores, pacientes, usuarios, inquilinos, etc., en favor de unos pocos capitales híper-concentrados que distorsionan – más aún de lo habitual –, el imperfecto mercado de bienes y servicios argentino.
El proyecto político que carece de todo enfoque social, y se funda en planillas de cálculos, está ajustando para “buenos resultados” principalmente a los jubilados / pensionados como variable principal. Para una muestra, en enero 2024, el monto de los intereses abonados superó al monto del total de las jubilaciones pagadas. No se verifica esa prédica de que “su política se diseña desde una perspectiva moral.” Objetivamente; todo lo contrario.
El retroceso del poder adquisitivo es feroz, incluso algunos cálculos destacan que la pérdida supera en dos meses, toda la merma del periodo de M. Macri (que no es poco decir). La abrupta devaluación pegó directo a los precios TODOS del consumo, sean con insumos importados, o no. Ya se sabe como se mueve el mercado argentino y su «economía bimonetaria».
La marcha hacia menor inflación (luego de índices salvajes del primer trimestre en curso) es vía caída del consumo, desocupación creciente, desatención sanitaria, falta de asistencia social y eliminación de programas de amortiguamiento a las carencias. Tarifas prohibitivas, desfinanciamiento de servicios públicos primordiales (escuelas y hospitales), etc. Una recesión en ciernes, que producirá cierre de fuentes de trabajo y reciclará la caída de recaudación. Un ajuste ortodoxo, que nunca fue nutritivo para la economía del país, de los tantos aplicados. Solo aquellos heterodoxos tuvieron éxito demostrado.
Desde lo sociopolítico, es evidente que la clase media y cierto sector juvenil, principal sostén de su candidatura original, serán laceradas también por estas políticas duras y recesivas, que no ofrecen -realmente- ninguna salida concreta a mejora material palpable, podrán ser los mismos sectores que le obliguen a corregir rumbos o incluso, a apearse del poder. Las pompas de jabón están ya explotando.
En otro capítulo están los sectores más populares, obreros, clase media baja, frente a la inoperancia (o insensibilidad) del Ministerio de Capital Humano, que no ofrece soluciones, sino que provoca problemas donde había atención social. Estimamos un paulatino abandono del apoyo al libertario liberador (de grandes capitales concentrados) por parte de estos sectores sociales en breve.
La desregulación masiva en todos los aspectos de las relaciones comerciales y laborales, como experimento social inédito en nuestro país (por su profundidad y celeridad), está ocasionando daños que serán difícilmente reparables en poco tiempo. Ya hoy la capacidad instalada apenas supera el 50% en la mayoría de rubros industriales. La caída del PBI será notoria en este año si continúa la agresión al tejido productivo y al ahorro nacional. Cuando ello ocurre, el país sufre una sangría de mentes jóvenes y brillantes, otro débito a responsabilizar a la administración Milei. “¡Viva la Libertad carajo!”
Los ataques a las manifestaciones culturales y a algunos de sus protagonistas que expresan desacuerdo o disidencia con su proyecto, ya han trascendido nuestras fronteras. El uso de granjas de trolls para descalificar adversarios, o para ensalzar su propia idolatría, es harto evidente, y de un nivel de vulgaridad que tarde o temprano, le será adverso.
El péndulo de los modelos
Esquematicemos la dinámica de la historia política del país, al solo efecto de situarnos en la actualidad, con la hipótesis de que lo que hoy se plantea como novedoso, no lo es en su verdadera esencia, mas allá de cierta liturgia de nuevo cuño.
Señalemos primeramente que existe una suerte de empate hegemónico entre dos modelos, que periódicamente se alternan – con diversos matices – en la conducción de los asuntos públicos; por un lado, los que producen una distribución del ingreso desde arriba hacia abajo, y el otro, los que generan una transferencia de riqueza desde abajo hacia arriba, al grito de «hay que pagar la fiesta», aludiendo al festival de consumo que la clase media y obrera han gozado en los periodos gobernados por el modelo que propende a la igualdad, y no considera como “privilegio” el acceso a bienes y servicios que permiten una mejor calidad de vida para las masas.
Desde el inicio de nuestra patria, el poder se sucedió alternándose entre los que pretendían el disfrute popular, y los “austeros” con derecho al gozo patrimonial de los pudientes. La revolución que encendiera Moreno, fue morigerada por Saavedra y luego Rivadavia. El populismo de Dorrego fue cegado por Lavalle, Urquiza depuso al populachero Rosas, Mitre en nombre de la “libertad de navegación y comercio” contribuyó a diezmar a un rico, proteccionista y autónomo Paraguay, bajo la dirección de Francisco Solano López. Y así, ya entrado el siglo XX, los líderes populares que habilitaron mejoras a las mayorías, pagaron su precio con la cárcel o el exilio. Subsecuentemente a sus derrocamientos, el pueblo se tuvo que hacer cargo de pagar los “costos” y platos, que otros rompieron, incluyendo con sus propias vidas.
Siempre la consigna fue, la «civilización» [de la élite] debe imponerse al «salvajismo» [del pueblo]. En la actualidad, tenemos un Ejecutivo cuyo dogmatismo expreso lo acerca a lo salvaje, más allá de sus discursos rectificatorios… “podés elegir morirte, antes de comer” (SIC).
Sus metas “deben” ser las de la nación, por tanto, no debe haber disensos en el rumbo. Su intento refundacional, en realidad lleva como primer objetivo la estabilidad monetaria, para lo cual se propone (a sangre y fuego) aún contraviniendo previsiones constitucionales, la dolarización del circulante. Perder soberanía monetaria y crediticia, convertir al país en una colonia norteamericana. Son 200 años de retroceso. Y eso traería como resultado el desempate de modelos, claro, a favor del preferido por el establishment; el excluyente, el “de abajo hacia arriba”.
Pero en esa apuesta tan fuerte, no todo es fácil, de hecho, en la cumbre de la elite, hay diferencias entre los sectores productivos y los de valorización financiera. El riesgo es que, si el Estado se sigue desarmando, la sociedad queda a merced de los poderosos y entonces (de uno u otro sector, es indistinto), será esclavizada en nombre de la “libertad” conseguida.
En ese escenario, el espacio público ya no pertenece directamente al pueblo, sino que está ordenado por la autoridad política, que, para ello, despoja de otros derechos sociales y garantías constitucionales incluso, para el disciplinamiento de las mayorías, y que la protesta no trascienda nuestras fronteras.
Reflexiones Finales
Javier Milei ganó para su ascenso electoral, una suerte de corta batalla cultural. Instaló un relato. Una creación que le terminó dando la posibilidad de encaramarse como la autoridad política de la nación. Sin embargo, tanto por sus actitudes agonales como por su retórica siempre combativa, parece pensarse en plena campaña proselitista. Es hora de gobernar; tomar decisiones cotidianas que resuelvan problemas e instancias, pero racionalmente, v.gr. con arreglo a fines y construyendo consensos. No lo apreciamos en esa actitud.
Su ‘arrojo’ al tomar medidas extremas que afectan a tantos, enmascara un infantilismo de creerse infalible, además de poseer la «razón» o la «verdad», siempre de su lado. Descuenta que puede liderar el nacimiento de un imperturbable neoliberalismo popular, y ello, en base al 56% de los votos conseguidos en la 2da vuelta que lo entusiasma. Tal vez ignora lo lábil que es la lealtad (mayormente) juvenil a una figura outsider también en formación.
Lo cierto es que, si bien es un guarismo menguante, aún le resta una buena parte de base social y electoral dedicada a creer en el mileísmo. Se trata de un hombre determinado en su propio liderazgo, pero por su excentricismo, no logra generar una tradición propia, al menos por el momento.
Sus votantes mayoritariamente lo respaldaron porque, conforme la retórica de campaña, “el ajuste lo va a pagar el otro”, esa parte del ‘relato’ ya se desmoronó, y súbitamente. La consistencia de su plan de gobierno se muestra débil, al menos en el terreno de las legitimaciones que necesitan sus medidas rupturistas de la estructura social ineficiente, pero constituida.
No solo hasta ahora tuvo reveses en el ámbito legislativo [no logró que le aprobaran el corazón de su plan] y en el judicial. A poco de tomar las primeras medidas anti regulatorias, tuvo marchas espontáneas y organizadas, incluyendo movilizaciones un paro general y otros sectoriales.
Pese a ello, Milei quiere darle un giro plebiscitario a su modo de gobernar, para aislar a los otros dos poderes de la república. Amparándose en la ya citada proporción de votos recogidos en la segunda vuelta electoral, pero sin considerar que muchísimos de esos positivos han sido “prestados” desde otras expresiones políticas, sustancialmente desde el conservador PRO. Pero creemos, además, que no advierte que el país contencioso es una realidad en la Argentina, y no dará tregua para oponerse.
Otro aspecto político a considerar es que, mecánicamente, el sistema electoral argentino, para expresar esos modelos en pugna por la hegemonía que hemos citado, configuró una práctica coalicional para todas las fuerzas políticas en su aspiración por participar del poder. Sus conmutaciones de apoyo a tal o cual plan de gobierno [esto se advierte más claramente en el nivel subnacional, donde son comunes alianzas entre partidos antiguamente antagónicos, o con partidos políticos provinciales / vecinales cuya voluntad asociativa puede variar de un periodo a otro] remite al fenómeno de la manta corta, metáfora tan simple usada principalmente en economía, pero la adoptamos aquí para señalar que, cuando se tira de un lado de la ruana para tapar una porción de la cama, otro sector de la misma queda al descubierto. Y en parte es lo que le sucede hoy al gobierno de Milei-Caputo, que al emplear instrumentos para frenar una situación no deseada [pongamos inflación] se expone a generar otros efectos adversos para la mayoría.
La pretendida estabilización a tan corto plazo, sin sostener esfuerzos de compensación para los sectores del trabajo y vulnerables, hace recaer desproporcionadamente el ajuste sobre esas clases, medias y obreras, que paradójicamente, le dieron la oportunidad en proporción significativa para su acceso a la Casa Rosada.
La confrontación con otros actores en una campaña es útil para generar una impronta de identidad ante la ciudadanía. Pero una vez en el poder, se debe obrar de forma pragmática para asegurar apoyo social y político también es fundamental para garantizar la durabilidad y eficacia del plan de gobierno, reformista o no.
Finalmente, si como dice la sabiduría popular: “No se puede hacer una revolución con las reglas de una república…” proverbio del que puede sustentarse la Administración de Milei-Caputo-Bullrich para forzar sus reformas. Sin embargo, es aconsejable que sepan, que las contrarrevoluciones, igualmente complejas, también comparten aquella premisa.