La burguesía equivocada que siempre hace negocios

Por: Roberto Candelaresi

INTRODUCCIÓN

El Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina [IDEA], es una organización creada en 1960 y conformada por más de 400 de las mayores empresas de la Argentina para organizar la negociación colectiva del sector patronal con los sindicatos y el gobierno. IDEA es la VOZ ACTIVA que defiende los valores del empresariado argentino y difunde el rol que éste ejerce en el desarrollo productivo de la nación.

Su misión declarada es INTEGRAR AL EMPRESARIADO y “capacitarlo” para que actúe en la sociedad contribuyendo al desarrollo institucional, económico y social del país. Se propone (y ejerce) como ámbito con capacidad de influencia en la agenda pública.

Estos días de octubre, se celebra su 58° COLOQUIO, convocado bajo el lema «CEDER PARA CRECER» y como es tradicional, en la costa atlántica. Según la propuesta anual, los líderes de diferentes sectores [gran cantidad de CEOS de las principales firmas del país], se disponen a definir qué es lo que están dispuestos a ‘ceder’ para alcanzar un sendero de desarrollo sostenido, tal como declaman. Argumentan que administrar las pujas de intereses exige ceder, no solo dialogar y consensuar, pasos necesarios, pero no suficientes.

Enumeraron algunos de los PROBLEMAS DEL PAÍS (pobreza, inflación, crisis educativa, inseguridad jurídica, etc.), y se proponen conversar para buscar construir soluciones colectivas. Admiten, al menos discursivamente, que la negociación no puede ser a expensas de los más vulnerables. Este año, los ejes de las propuestas incumben a: empleo, educación, finanzas públicas, inserción de Argentina en el mundo y reglas de juego.

El discurso del presidente Fernández en el cierre del 58° Coloquio de IDEA.

Desarrollo del temario

Como no pueden estar ausente el REPARTO DE LOS INGRESOS y el ROL DEL ESTADO estuvieron presentes en las discusiones de los empresarios del «círculo rojo» al que todos pertenecen. Las variables tratadas abordan Inversiones, Ingresos y Precios, y, si bien las interpretaciones son diversas (1.000 participantes incluyendo disertadores e invitados) en torno a quiénes deben ceder y cuál el grupo beneficiado, el sesgo resulta siempre a favor del sector corporativo. Para estos ejecutivos, ceder –si algo– se trata siempre de llegar a “consensos”, nunca claudicar. Otro rasgo común es siempre proyectar el futuro que dependerá mucho de sus voluntades, pero no discutir el pasado, pues no se sienten actores responsables de él.

A propósito de ceder, dirigentes sindicales son siempre invitados, para recibir su opinión adelantada, acerca de la parte que deberían conceder los trabajadores formales, por ejemplo. Sigue girando la muletilla entre el empresariado que la reducción de los derechos laborales, redundaría en un incremento de la plantilla registrada. Durante el gobierno de M. Macri se llevó adelante esta iniciativa, aunque las consecuencias fueron las contrarias. Sin embargo, frente a la cesión generalizada de la sociedad, el planteo se repite. 

Otro tanto acontece con la opinión de que la concesión debería realizarla el Estado, con un ajuste fiscal pronunciado. Cifrando expectativas en que el próximo gobierno tendrá espaldas políticas para ejecutarlo.

Si todos los actores económicos y sociales deben ceder es para morigerar la inflación, que es la variable que impide toda planificación y castiga preferentemente al poder adquisitivo de las masas, sin embargo, en la participación de los empresarios en los debates, cuestionan si deben ceder rentabilidad. Tema que abordaremos más adelante.

El descontrol de las remarcaciones

Más allá de declamaciones de estilo, las grandes alimenticias y comercializadores locales e internacionales, es decir; básicamente los monopolios u oligopolios formadores de precios en el mercado nacional, contrarían esos enunciados con subas casi diarias en sus listas de precios. Los índices inflacionarios vuelven a tomar un ritmo acelerado y preocupante.

La polémica confesión de Peña Braun en la cumbre de AEA

La alta concentración de capitales productivos permite un incremento de utilidades netas, que, en términos relativos o absolutos, no se ve en otra latitud del mundo. Estos sectores son naturalmente reacios a cualquier intervención estatal, de tipo regulatoria o impositiva.

Para otros rubros, el Rol del Estado sin embargo cambia, algunos lo asumen como “el gran apalancador de las inversiones privadas” en materia energética, minera o de tecnología, entendible puesto que la punta la lleva el estado abriendo nichos o facilitando la infraestructura para el desarrollo de áreas productivas. Asegurando las más de las veces el retorno de la inversión privada, incluso a costo fiscal.

El programa del evento, trató de evitar toda referencia a la coyuntura, al menos semánticamente, lo que queda claro es que prefirieron “hablar sobre la agenda futura”, es decir, ejercitar su gimnasia más esencial; desplegar todo el poder de lobby sobre las autoridades actuales.

La realidad, por otra parte, incluye discusiones y propuestas del empresariado por el manejo de las importaciones [nuevo sistema de control SIRA] y de las divisas, materias eminentes de la agenda económica actual, y sobre la que también –naturalmente – pretenden influir.

Convocados a la “Fiesta”

Los empresarios participantes en este tipo de evento, tienen la oportunidad de conocer visiones políticas, mediante la participación invitada de ciertos personajes que disertan y dialogan, tanto económicos como políticos, que, no por casualidad, representan un claro sesgo de derecha conservadora o ultra. Este año participaron Carlos Melconian; los referentes políticos Patricia BullrichFacundo ManesRoberto Lavagna Javier Milei. En tanto debatieron en el capítulo sobre finanzas públicas los economistas del mismo signo: Marina Dal PoggettoOsvaldo Giordano (ministro de Finanzas de Córdoba); Hernán Lacunza, y Martín Redrado.

La Precandidata a la presidencia por el espacio opositor, Patricia Bullrich, participó de la 58° edición del Coloquio de Idea

El reclamo concurrente a las ponencias hacia el Gobierno es que haya una política de REDUCCIÓN AGRESIVA DEL GASTO PÚBLICO. El control del gasto parece desvelar a los empresarios argentinos, siempre y cuando no afecte a los fuertes subsidios y créditos blandos o exenciones impositivas que los suele favorecer. 

Muy ocupados en promover el equilibrio fiscal, proponen un Presupuesto Base 0, como las empresas, no siendo conscientes que ello no es practicado por casi ningún país en el mundo, sencillamente porque el Estado no se trata de una empresa que debe repartir dividendos a fin de año, sino procurando una vida digna y sin faltas a toda la población.

También muestran preocuparse porque la presión política para evitar un mayor recorte que los actuales es importante, especialmente considerando que el año próximo es de elecciones. Se interrogan si se cumplirá la meta de déficit acordada con el FMI del 2,5% del PBI.

Pero cual es el fundamento de tanta preocupación por el déficit en el mundo económico del gran capital, es porque hay un consenso generalizado en el empresariado de que es clave avanzar por un ajuste mayor del gasto, ya que de esa manera se controlará la emisión monetaria y, consecuentemente, la inflación. Apuestan por ello, a un gobierno con un importante respaldo político para avanzar tomando medidas impopulares.

La grieta en el mundo económico

Sin perjuicio de la afinidad y simpatía a nivel personal que suele enhebrar las relaciones personales, entre la clase capitalista también existe una Argentina muy agrietada: y ello se funda en dos modelos económicos enfrentados: el cerrado o el aperturista, discusión que viene de antaño y que de a momentos parecen conciliar, también conocidos como el proteccionista y el librecambista. De verdadero desarrollo económico en equidad, poco, muy poco.

Y esa diferencia, también se nota en las encuestas sobre expectativas por el futuro económico, que se referencian invariablemente desde un matiz ideológico, dado que suelen apostar mayoritariamente por gobiernos de corte neoliberal, y bajan sus esperanzas cuando quien gobierna es una fuerza popular, pero existe una ligera diferencia de percepciones cuando quien opina es de la industria nacional mediana.

De toda esta referencia que hasta aquí desarrollamos, respecto a la percepción de los grandes empresarios, pasamos a contrastar sus propuestas y expectativas con los datos de la realidad, y podremos captar una apreciación fiable acerca del pensamiento y conducta de la burguesía argentina, que nos permitirá deducir que la misma es fallida como categoría.

Para ello nos recostaremos en un completo informe del CEPA (Centro de Economía Política Argentina), que da cuenta de la evolución de los indicadores financieros de las principales 500 empresas de nuestro país desde 2012 a la actualidad, de la verdadera incidencia de la carga impositiva o del costo laboral. Asuntos que son motivos de reclamos del empresariado frente al poder administrador del Estado, repetitivos como muletillas, y premisas sobre las que fundan propuestas y programas de gobierno algunos políticos opositores asociados a los CEOs. 

EMPRESARIOS QUEJOSOS VERSUS REALIDAD

Podemos anticiparnos en virtud de nuestro conocimiento de la serie histórica de datos macro y microeconómicos de la República Argentina, que las grandes empresas en nuestro país no suelen resultar perdidosas, sin perjuicio del ciclo económico que se encuentre el devenir, y en ningún contexto. Pero más aún, nuestra teoría es que ganan más con los gobiernos que más critican y a los que se oponen. Esas administraciones son las que promueven el Estado de Bienestar, con los que obtienen mayores ganancias, y no con las que tienen mayores afinidades ideológicas. 

Veamos los números

Sin ánimos de introducir un spoiler , pues desmenuzaremos los datos vertidos en tan interesante dossier del CEPA para fundamentar sus conclusiones –que coinciden con nuestra percepción –, la conclusión a la que arriba el estudio al detallar la evolución de ganancias de las 500 empresas más poderosas de Argentina, evidencia que en los últimos 10 años, esos grupos empresariales han obtenido una rentabilidad económica muy superior con aquellos gobiernos a los que más critican y con quienes menos afinidades tienen

Otros hallazgos no menos importantes en sus conclusiones, es el derrumbe de antiguos MITOS propalado por la derecha argentina: los desproporcionados costos laborales que los perjudican, y la asfixiante presión impositiva que espantan las inversiones.

Facturando y ganando

El Informe revela que los ingresos de las 500 primeras empresas de la Argentina [Arcor, Aluar, Ledesma, Clarín, Molinos, La Anónima, y siguen las firmas] que, no por casualidad se nuclean en IDEA, para el período 2012- 2015 bajo la presidencia de CFK del Frente para la Victoria, tuvo un PROMEDIO de U$D 258.767 millones, en tanto que, entre 2016 y 2019 fue de U$D 221.901 millones. Es decir, en el período a cargo de la Alianza Cambiemos, se registró una caída del 14 %. Peor aún, si se analizan los últimos años de las respectivas gestiones [C.F. / M. Macri], la diferencia se incrementa a una caída del 23.3%.

Si circunscribimos el foco a las ganancias netas y utilidades, su decrecimiento en el periodo macrista es muy notorio. En efecto, el promedio de GANANCIAS en el período 2012 – 2015 del gobierno popular promediaron los U$D 21.063 millones, en tanto que entre los años 2016 – 2019 del “libre mercado” cambiemita, las empresas en cuestión registraron U$D 16.035 millones. Lo que equivale a un 24% menos que en el período anterior.

Nuevamente, si separamos los últimos años de gestión de cada periodo, el resultado de la comparación es elocuente: un desplome del 45%. Las grandes empresas ganaron en 2015 U$D 24.563 millones, en tanto en el ejercicio 2019, las rentas descendieron a U$D 13.941.

El mercado de Trabajo Argentino

Una de las muletillas más utilizadas por el ideario neoliberal que prevalece en el mundo empresarial, es la que habla de los «costos laborales», que representan en esa prédica, una supuesta «alta carga» en la estructura de costos de cualquier actividad económica.

No obstante, los datos del INDEC [Encuesta Nacional de Grandes Empresas] reflejan que se trataría de un MITO: el costo laboral promedio en la Argentina no resulta en ningún “impedimento” para desarrollar producción o servicios en cualquier rama económica ni un desestimulo para contratar mano de obra, al menos para las grandes empresas. El dato duro que se revela en el informe es que el COSTO LABORAL PROMEDIO entre 2012-2019 fue solo del 14,8%, como índice estable, aunque acusó una caída al 13% en el año 2019 (gestión Macri).

Las grandes empresas dominantes de sus mercados, pagan salarios proporcionalmente más altos que la media, así y todo, durante la etapa 2017-2022, la masa salarial sumada a las cargas sociales representó un promedio del 18% sobre VENTAS (tal como reflejan los balances de Arcor, Molinos Aluar, Ledesma y La Anónima, por ejemplo).

En el mismo ‘rubro’, para el período 2016-2019 [Macri presidente], el volumen de INDEMNIZACIONES sobre el Valor Bruto de la Producción, se ubicó solo en un 0.6%, que no habría variado mucho hasta nuestros días.

¿Presión o Depresión Fiscal?

Los empresarios arguyen de antaño, que la carga impositiva del país es «excesiva», por tanto, se ven perjudicados en el desempeño económico y ese factor, además, ahuyentaría inversiones. Lo cierto es que, de arranque, el discurso de reclamo por los “164 impuestos que agobian”, ya ha quedado –entendemos– suficientemente desmentido, pese a lo cual repasamos que aquel enunciado es falso pues de los incisos incluidos solo poco más de 1/3 de ellos puede considerarse IMPUESTO, la gran mayoría entonces, describe tasas y costos de servicios que el Estado provee.

Sin embargo, debemos destacar, que esa retórica en realidad, pretende correr el eje de discusión respecto de sobre quiénes recae la mayor carga impositiva en el sistema tributario nacional. Una modalidad que los grandes capitales de distintos sectores suelen utilizar, mezclando las condiciones de los pequeños con las propias, que ciertamente son siempre privilegiadas, para generar sentido favorable en la opinión pública [v.g. Vicentín, retenciones, tipos de cambios, etc.].

De las 500 grandes se observa que el promedio DE IMPUESTOS SOBRE VENTAS alcanza entre 2012 y 2019, un promedio del 11,2%. Si se posa la atención en cada etapa de gobierno, se advierte que del 12,1% del último gobierno kirchnerista, bajó la incidencia impositiva para estos grandes grupos empresariales al 10,2%, durante el macrismo en el poder. Pero mucho más destacable es para algunos holdings alimenticios (Arcor, Molinos, Ledesma) o monopólicos (Aluar) cuyo índice de impuestos sobre ventas se ubica en solo un 5.3%.

¿Percepciones dispersas o distorsionadas?

Como se conjugan todos estos datos reales y fundados con las expectativas empresarias, es un hallazgo digno de interés, pues prima facie la distancia entre lo esperado y los hechos es de una magnitud contundente. Al menos con la mayoría de los ejecutivos consultados.

Es habitual que, a modo de prolegómeno al coloquio de IDEA, se consulte a los participantes (dueños y altos ejecutivos) mediante una encuesta, acerca de sus perspectivas para los tiempos del futuro cercano. Teniendo los datos reales del pasado, se pueden contrastar con las respuestas relevantes que han proporcionado los consultados en esos periodos, y ver si las mismas se ajustan a lo concretamente acontecido.

Para sintetizar digamos que los pronósticos empresarios siempre se distanciaron de los datos objetivos, acerca del devenir de LA RENTABILIDAD de sus actividades. Así, para las etapas de los gobiernos populares, disminuyen sus esperanzas de aumento o sostenimiento, para crecer con el gobierno neoliberal. Ya hemos constatado que la REALIDAD fue la inversa. Las mayores rentas se produjeron en los gobiernos de los Fernández.  

Es claro, que, si persisten en sus dudas respecto al desempeño empresarial, y no se rinden ante la evidencia de lo concreto, se trata de un fuerte sesgo ideológico, que incluso obnubila la visión de un proyecto de país a consensuar. Y este es un fuerte dato político a considerar.

Alberto Fernández junto a empresarios del llamado “Circulo Rojo”. Cumbre AEA 2019.
¿Quién es Quién en la foto?

En lo que va de la gestión de Alberto Fernández, la realidad desmintió sus expectativas negativas ante el cambio de signo en el 2019, ya que, pese a pandemia y crisis bélica en Europa del este, los resultados de grandes empresas son muy abultados (en 2021/2022), al punto que la mejora de rentabilidad MEDIDA EN DÓLARES es entre el 50 y 60% [Aluar, Ternium, PAE entre otras). A juzgar por los balances del primer trimestre del año en curso, empresas como La Anónima (cadena de Peña Brown) declaró una UTILIDAD OPERATIVA del 250% superior al ejercicio pasado.

Todas las empresas de los Rocca, Bulgheroni, Pagani, Pérez Companc, Blaquier y Magnetto [referentes y conductores ideológicos del coloquio de IDEA] obtuvieron en lo que va del año, decenas y centenas de millones de dólares como resultado operativo. 

CONCLUYENDO

La cúpula empresarial de las 500 más grandes de país facturó más en ventas durante el gobierno de CFK que durante el gobierno de Mauricio Macri. Asimismo, las ganancias medidas en dólares fueron muy superiores en el periodo kirchnerista que con Macri (USD 21.063 millones / USD 16.035 millones).

La RENTABILIDAD SOBRE ACTIVOS Y SOBRE PATRIMONIO NETO (7.5% y 17.2% en promedios respectivamente) muestra mejora durante el gobierno popular sobre las políticas neoliberales del macrismo.

Hemos visto que la incidencia de los impuestos en BAJA en relación a las ventas (entre un 5.3% a un 11.2%), y en cuanto al costo laboral se ha mantenido ESTABLE Y BAJO, las grandes empresas ganaron, en promedio, unos USD 22.476 por trabajador/a en el período (2012/19). Y finalmente, el costo de despido es ínfimo, las INDEMNIZACIONES efectivizadas son inferiores al 1% de las VENTAS, lo que demuele el argumento del “impedimento para contratar” de esa pauta del derecho laboral, que blande recurrentemente la derecha. 

Por último, digamos que existen beneficios impositivos para las de capital nacional, por lo que, si bien las empresas extranjeras tienen mayores volúmenes de ventas, pagan más impuestos proporcionales.

Los gobiernos afines a sus demandas, no han mejorado sus condiciones ni desempeños. Bajo gobiernos populares esperaron perder rentabilidad, pero en verdad ganaron. Cuando un gobierno de derecha implementó las políticas reclamadas en el Coloquio de IDEA, con sus pronósticos favorables y todo, los datos los REFUTARON. 

El Coloquio claramente resulta solo un FORO POLÍTICO que irradia ideología conservadora, antipopular, para generar sentido y presión a toda otra política de signo adverso. Sin embargo, fuera de esos objetivos, ‘se disparan siempre en el pie’. Es muy difícil construir un proyecto nacional estratégico con la IRRACIONALIDAD DE LA BURGUESÍA ARGENTINA. Algo pendiente en la agenda política de los partidos democráticos.

Octubre de 2022 ******