No solo agrava enfermedades preexistentes sino que también generan nuevas: el maltrato al ambiente termina siempre en muerte y por eso desde la Organización Mundial de la Salud salieron con un llamado especial.
La contaminación y la crisis climática no solo generan las olas de calor que padecemos año tras año sino que también son causa de enfermedades como el dengue o la actual pandemia por coronavirus, el agravamiento de enfermedades respiratorias y ciertos tipos de cáncer. El alerta llega en las vísperas del Día Mundial de la Salud de la mano la Organización Mundial de la Salud: cada año se producen más de 13 millones de muertes debido a causas ambientales evitables. De ahí que el organismo internacional estableciera como lema para el 7 de abril “Nuestra Salud, Nuestro Planeta”, en referencia a la estrecha interconexión entre el Ambiente y el bienestar humano.
“El cambio climático que acentúa los fenómenos meteorológicos extremos tiene efectos directos e indirectos en la salud de las personas”, señaló a Télam la climatóloga Matilde Rusticucci, investigadora principal del Conicet y profesora de la UBA en Ciencias de la Atmósfera.
Rusticucci, coautora de los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), indicó que “los efectos directos de las olas de calor provocan un aumento en la mortalidad, sobre todo en niños y ancianos; además, el estrés térmico disminuye el rendimiento laboral y vuelve insalubres algunos trabajos al aire libre como la construcción o la producción de alimentos”. “Por otro lado -continuó- una inundación provoca traumatismos y las olas de frío están directamente relacionadas con mayor número de infartos y muertes por hipotermia”.
La climatóloga detalló que, además, “están los efectos indirectos del cambio climático, ya sea por sequías o inundaciones en la calidad del agua, aumentando la ocurrencia de diarreas que pueden ser mortales en bebés y niños pequeños; esto también repercute en la calidad y el acceso a alimentos, agravando otras enfermedades”.
En tanto que las temperaturas más cálidas y húmedas favorecen la propagación de vectores como el mosquito Aedes Aegypti, que transmite enfermedades como el dengue, zika y chikungunya; ya hay estudios que muestran que este riesgo aumentado puede atribuirse al Cambio Climático.
La propia pandemia del coronavirus, originada en un virus zoonótico, estaría directamente relacionada con la crisis climática y la pérdida de biodiversidad que facilitó la transmisión del virus de una especie animal a la humana según algunas teorías. Al respecto, el médico epidemiólogo, sanitarista y activista climático Carlos Ferreyra sostuvo que “estamos atravesando una sindemia, es decir una epidemia que se ve agravada por factores sociales, ambientales, económicos y culturales como la destrucción de bosques y humedales, la pobreza, la desigualdad, el hacinamiento en las ciudades, la malnutrición, la obesidad y hábitos poco saludables como el sedentarismo que debilitan nuestro sistema de defensas”.
El especialista también advirtió que “la variabilidad climática y las temperaturas extremas en algunas zonas del planeta harán inviables algunas actividades como los deportes, la agricultura o la construcción; por encima de los 40° C, la exposición a radiación solar y la deshidratación generan severos daños al organismo y pueden provocar la muerte”.
Ferreyra destacó que en esta nueva conmemoración del Día Mundial de la Salud, “si bien es importante concientizar acerca del estrecho vínculo entre la salud humana y la ambiental, hay dos grandes temas que están quedando afuera: el impacto de una nueva guerra como la de Rusia y Ucrania, con pérdidas de vida humanas, desplazamientos forzados, y problemas en el acceso a la energía y la alimentación, y el diseño de un nuevo Tratado Pandémico en el marco de la OMS que guíe a los Estados, las instituciones y la población, en cómo actuar frente a futuras pandemias que se van a producir en el contexto de la actual crisis climática”.
Otro aspecto de la contaminación y su impacto en la salud es la generación de basura y la contaminación por plásticos; de acuerdo al informe “Plásticos, Salud y Perturbadores Endócrinos”, muchos aditivos plásticos de uso cotidiano interfieren en el funcionamiento hormonal. Estos compuestos “contribuyen a generar diferentes tipos de cáncer, diabetes, daños en los riñones, el hígado y la tiroides, desórdenes metabólicos, impactos neurológicos, inflamación y alteraciones en la fertilidad”, advirtió el trabajo elaborado por la Sociedad Mundial de Endocrinología e IPEN, una red internacional de organizaciones que promueve la eliminación de plásticos y contaminantes químicos.
“Los perturbadores endócrinos son compuestos químicos presentes en el ambiente, que al ingresar al organismo alteran los sistemas hormonales”, explicó la médica clínica y endocrinóloga Alejandra Rodríguez Zía y explicó que “los plásticos, cuando son sometidos al calor, liberan sustancias tóxicas que tienen acciones hormonales”.
“Actualmente hay una pandemia de estrógenos o estrogenización, una tendencia al aumento de hormonas femeninas en hombres y mujeres y una de las razones es la llegada de estos disruptores endocrinos, que afectan a los receptores de las hormonas en nuestro cuerpo: particularmente en los varones la próstata, y en las mujeres las mamas y el útero”, describió la endocrinóloga.
El impacto de los microplásticos que genera la degradación de este material impregnando aire, suelos y cursos de agua está siendo estudiado en muchos países y varios de ellos impulsan regulaciones para prohibir cierto tipo de plásticos, y especialmente los de un solo uso como envases descartables de bebidas y alimentos.
Este año, representantes de 175 estados miembros de la ONU se reunieron en Nairobi, Kenya, para impulsar un Tratado para reducir la contaminación plástica de alcance mundial. “Es preciso actuar en forma urgente sobre las causas de estos problemas, pero también adaptarnos como sociedad y adaptar los sistemas sanitarios a sus consecuencias”, señaló la climatóloga Rusticucci.
Actualmente, en el Gabinete Climático del gobierno nacional, integrado por referentes de distintos ministerios en todas las provincias, se está trabajando en estrategias de adaptación a los eventos extremos.
“En las provincias del norte del país, se corta al mediodía la actividad y eso tiene una razón de ser, ya que el calor extremo es un riesgo sanitario”, ejemplificó Rusticucci. La endocrinóloga Rodríguez Zía, por su parte, destacó la importancia de cuidar la alimentación, buscando que sea variada y libre de contaminantes y químicos, para cuidar el buen funcionamiento hormonal y de todo nuestro organismo.
Cada vez resulta más evidente que la salud humana, animal y ambiental están interrelacionadas. “No hay vida saludable sin armonía del ser humano con la naturaleza y otros seres vivientes. Esto ya lo sabían nuestros pueblos originarios, que hoy luchan para mantener sus territorios a salvo de un supuesto progreso basado en la explotación de la naturaleza y las personas”, concluyó el epidemiólogo Ferreyra.