Lula da Silva posterga el superávit de 2025 para subir el salario mínimo

El equipo económico también sugirió reducir el objetivo de superávit en 2026 del 1% al 0,25% del PIB. Si el Congreso las aprueba, las metas permitirán un mayor gasto en los próximos años.

El gobierno de Luis Inácio Lula da Silva redujo los objetivos de superávit primario para las cuentas públicas en los próximos años para subir los ingresos de los trabajadores. El porcentaje sigue la nueva regla de valoración del sueldo mínimo, que tiene en cuenta el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) más allá de la inflación del período.

La proyección de la remuneración mínima aún puede modificarse si, para finales de 2024, la inflación es mayor o menor de lo previsto. El gobierno brasileño, a través del proyecto de Ley de Directrices Presupuestarias (PLDO) 2025, planea reducir los objetivos de superávit primario para las cuentas públicas en los próximos años. 

En la PLDO, el gobierno también estimó que sólo alcanzará superávit en 2026. Anteriormente, la previsión era lograrlo en 2025. Entre 2014 y 2021, Brasil tuvo déficit. En 2022, tuvo un superávit de 54 mil millones de reales. En 2023 registró un nuevo déficit, esta vez de 230 mil millones. Estas cifras utilizan la métrica de superávit o déficit primario, que no considera el dinero que gasta el gobierno para pagar intereses sobre la deuda.

Con la reducción de la meta fiscal en 0,5 puntos porcentuales del PIB en 2025 y con una flexibilidad adicional de 0,75 puntos porcentuales del PIB en el año siguiente, el espacio que el gobierno puede obtener para nuevo gasto público ronda los 161 mil millones en ambos años.

El optimismo de los brasileños sobre el futuro cercano alcanzó un hito importante y bajo la presidencia de Lula da Silva, según el estudio Radar Febraban de febrero. Según los datos, el 75% de los entrevistados cree que su vida mejorará de acá a un año, lo que marca el porcentaje más alto registrado en la serie histórica y una ligera fluctuación de un punto porcentual con relación a la última encuesta realizada en diciembre (74%).

Este relevamiento fue realizado por el Instituto de Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas (Ipespe) por iniciativa de la Federación Brasileña de Bancos (Febraban). Entre los grupos analizados destacan las mujeres, cuyo 80% expresa expectativas de mejora. En el grupo de edad de 25 a 44 años, esta perspectiva es aún más fuerte, alcanzando al 81% de los encuestados. Además, el Nordeste se destaca como una región donde el optimismo es particularmente alto: el 83% de los encuestados cree en una mejora en sus vidas en los próximos 12 meses.

En este sentido, las perspectivas de empeoramiento tuvieron una ligera caída, al pasar de 9% a 8%, mientras que la expectativa de estabilidad se mantuvo estable en 3%. El resultado de esta investigación refleja no solo las expectativas individuales de los brasileños, sino también la situación política y económica del país, siendo el período marcado por el gobierno de Lula, frecuentemente asociado con un clima de mayor confianza y expectativas positivas.