Referentes coincidieron en que el debate futuro sobre la sustancia debe ser orientado hacia una regulación total del acceso al cannabis, con un enfoque sociosanitario que reemplace al esquema represivo y permita, así, terminar con el narcotráfico.
Referentes de la lucha por la despenalización y regulación del acceso a la marihuana aplaudieron el pronunciamiento de Alberto Fernández, en Caja Negra, en favor de abrir este debate porque hasta ahora “los efectos nocivos (del cannabis) se han magnificado y sus utilidades medicinales minimizado”, y “la respuesta penal no es la adecuada a los problemas que puede generar el consumo de ninguna sustancia”.
“Él, puntualmente, habló de marihuana pero creemos que no solo esa lógica debería operar respecto del cannabis, sino en general para todas las sustancias que tienen un status jurídico más riguroso y que se conocen como estupefacientes”, le manifestó a Télam el abogado e investigador Alejandro Corda, integrante de Intercambios AC.
Esta organización, desde su creación en 1995, planteó que “más allá de la peligrosidad que se puede asociar a las distintas sustancias, debe primar un enfoque sociosanitario y no el enfoque represivo que rige hace más de un siglo”, en coincidencia con la vigencia del paradigma de “guerra contra las drogas”.
“Las primeras normas son de la década del ’20, y los perfiles represivos se acentuaron en la segunda mitad del siglo, sobre todo en la década del ’70 y el ’80, pero muchos países han revisado estas estrategias y celebramos que en el estamento político existan este tipo de iniciativas”, sostuvo.
En todo caso, puntualizó que “la respuesta penal no es la adecuada por los problemas que se generan con los consumos de sustancia”, y la postura de la organización apunta a “que se corra la ley penal porque hace más grandes los problemas, y donde no hay problemas los crea”.
Por otro lado, Corda recordó el año 2012, “el momento que más cerca se estuvo” de romper el paradigma punitivo. Allí se había logrado “un proyecto de consenso” sobre la despenalización que se debatió públicamente y en comisiones sin llegar a un dictamen.
“Ninguna sustancia es inocua, todas tienen riesgo porque no depende solo de la sustancia sino de la persona y su contexto. Pero la marihuana ha sido una sustancia cuyos efectos nocivos se han magnificado y sus utilidades medicinales minimizado, al punto que la ONU tuvo que reclasificarla”, concluyó.
Por su parte, el director de la revista THC, Sebastián Basalo, consideró “muy importante” que “el presidente vuelva a instalar el tema de la regulación total del cannabis”.
“En Argentina tenemos una regulación medicinal -que necesita revisión-, se está discutiendo en el Congreso una regulación industrial, y el siguiente desafío es la regulación del acceso total al cannabis porque es la única manera de terminar con el narcotráfico”, dijo.
Además, Basalo consideró que este debate podría ser superador del que se planteó en 2012.
“En el 2012 se intentó discutir la descriminalización, es decir, dejar de mandar preso al que tiene o cultiva su propio cannabis, pero lo que se intenta discutir ahora es la regulación total del acceso, no sólo descriminalizar, sino regular la producción porque la descriminalización solo hace que la persona no vaya más presa, pero tiene que seguir acudiendo al mercado negro para comprar”, dijo.
Al igual que ocurría con el cannabis medicinal, los “mal llamados ‘usuarios recreativos’ de cannabis, a los que nosotros llamamos ‘usuarios adultos’, tienen que proveerse por cultivo o acceso comercial”, y la única manera de terminar con las mafias en torno a su comercio ilegal resguardando la salud de la población es “que el estado regule quién produce, cómo produce y con qué estándares”.
Tanto Basalo como Corda, coincidieron en que la sanción de la ley de aborto legal, a fines de 2020, allana el camino de este otro debate.
Además de tratarse en ambos casos de cuestiones de salud pública a los que se ofrece sólo una respuesta penal, Corda recordó que “también respecto del cannabis hay un movimiento cannábico muy importante”, pero además en ambos casos “subyacen elementos morales que no contribuyen a ver las realidades en sus complejidades”.
Fuente: Télam