Sus catastróficos errores durante el coronavirus y el escándalo Partygate lo dejaron en el centro de un huracán político. La derrota de las municipales de mayo y un caso de acoso sexual de un diputado tory aceleraron la caída en picada del apoyo de propios y ajenos. El saliente primer ministro conservador británico dijo: “comienza el proceso de nombramiento del nuevo líder”.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, anunció este jueves que renuncia a su cargo como líder del Partido Conservador y, como consecuencia, como jefe del gobierno, obligado por las dimisiones masivas en su equipo luego de un escándalo sexual que incluyó a uno de sus asesores y que los hizo cuestionar públicamente su “integridad”.
En una breve pero esperada comparecencia pública en la puerta de Downing Street, contó que trató de persuadir a sus ministros y a los miembros del oficialismo de que cambiar de líder sería “excéntrico”. “No logré persuadirlos pese a que el partido tiene un gran mandato y está solo un puñado de puntos por detrás en las encuestas”, afirmó Boris Johnson, en referencia a las elecciones de 2024 en las que los tories podrían perder el gobierno en manos de la oposición laborista.
El ahora saliente primer ministro de Reino Unido consideró que en política “nadie es ni remotamente indispensable” y vaticinó que el sistema electoral “darwiniano” producirá un nuevo líder. “Sé que hay gente que se sentirá decepcionada. Estoy triste por dejar el mejor trabajo del mundo”, dijo, para terminar asegurando que “el futuro es dorado”.
Los puntos clave que llevaron a su renuncia
El primer ministro será uno de los que menos ha durado en su cargo desde que Robert Walpole ocupó por primera vez el cargo en 1721. Su predecesora, Theresa May, a quien Johnson sacó en un golpe de mano interno, duró 1106 días. Johnson lleva en el cargo 1079 días, de manera que a menos que los conservadores acepten su permanencia en el puesto, habrá durado menos que May.
Como sea, es un final calamitoso para alguien que asumió en julio de 2019 aclamado por su partido, convocó a elecciones anticipadas que ganó por una mayoría arrasadora en diciembre de ese año y que, a principios de la pandemia, llegó a tener una aprobación del 80%.
En pocos meses de gobierno sus catastróficos errores durante el coronavirus, lo dejaron en el centro de un huracán político que motivaron los primeros llamados para su renuncia a fines de 2020. En ese momento, fresco en el puesto, lo salvó el proceso de vacunación iniciado en diciembre de ese año, el primero en Occidente (Rusia lo había comenzado unos meses antes). Un año más tarde, en noviembre de 2021, la primera revelación del Partygate (fiestas durante el confinamiento en su residencia de primer ministro en 10 Downing Street), armó una bola de nieve que aún sigue creciendo.
A la primera fiesta revelada por el Daily Mirror se le agregaron muy pronto otras publicadas por el resto de los medios, incluida una de rutina todos los viernes, que llevaba la cuenta a más de 100 durante la pandemia. Peor aún. Boris Johnson negó primero que hubiera habido fiestas o reuniones en 10 Downing Street, negó luego que fuera consciente de que estas reuniones violaran la ley en su propio jardín y por último, dijo que no se había dado cuenta que eran fiestas por más que en algunos eventos había más de 50 personas bebiendo alcohol y comiendo canapés.
En febrero, al borde del nocaut, lo salvó la guerra de Rusia y Ucrania. Con la bandera nacionalista y antirusa, consiguió recuperar algo de apoyo y relegar a un segundo plano el Partygate.
El efecto mágico no duró mucho. Un informe de la Scotland Yard y otro de la funcionaria de carrera Sue Gray sobre el Partygate lo devolvieron al centro del escándalo. La derrota en las municipales de mayo, especie de elección de medio término, motivó una primera votación a principios de junio en la que obtuvo una victoria pírrica (un 41% de los diputados conservadores votaron a favor de su destitución). Dos derrotas posteriores el 25 de junio en la renovación de escaños, una en el afluente sur y otra en el empobrecido norte, dieron una muestra del alcance político que tenía una figura que muchos medios calificaban de “tóxica”.
A la crisis le faltaba un condimento que casi siempre está presente en los finales de los conservadores: el sexo. Las dos elecciones perdidas en junio habían sido por escándalos sexuales: pedofilia en un caso, mirar pornografía en plena sesión de la Cámara de los Comunes en el otro.
El caso de John Pincher, titular de un cargo clave para la disciplina interna parlamentaria, el sub chief whip (literalmente, subjefe del látigo con la que se garantiza el voto de los propios diputados conservadores), fue la gota que desbordó el vaso. El viernes John Pincher se vio forzado a renunciar a su puesto de subjefe de los látigos por manosear a dos hombres en un evento político tory. Johnson creyó que con esto bastaba, pero durante el fin de semana saltó que él sabía que Pincher (literalmente pellizcador) era un mano larga: “Pincher by name, Pincher by nature” había dicho Johnson.
El escándalo desembocó en un nuevo pedido de disculpas de Johnson que antes había jurado que no sabía nada del asunto y que, de golpe, había recobrado la memoria, algo que ya le había pasado con el Partygate: su credibilidad estaba por el piso.
La ola de renuncias comenzó el martes con dos pesos pesados, el ministro de finanzas Rishi Sunak y el de salud Sajid Javid, continuó ese mismo día con la partida de secretarios de estado y asistentes, se prolongó el miércoles y, ante la resistencia de Johnson, el jueves. En total más de 50 dimisiones para que el primer ministro aceptara que le había llegado la hora.
Cómo será el proceso para elegir al sucesor de Johnson y quiénes son los posibles candidatos
El proceso de selección de un nuevo líder del Partido Conservador y, por lo tanto, primer ministro británico, comenzó este mismo jueves luego de que Boris Johnson anunciara su renuncia. Al anunciar su dimisión como jefe conservador, Johnson consignó que ya había acordado que «el proceso de elección de un nuevo líder» debía «comenzar ya», y puntualizó que «el cronograma será anunciado la semana próxima».
A partir de ahora, los candidatos que se postulen al cargo deben ser nominados por otros dos legisladores conservadores. Cada candidato necesita al menos ocho respaldos. Luego, los legisladores conservadores realizan varias rondas de votaciones que van reduciendo la cantidad de aspirantes. La votación es secreta y, quienes reciben menos de 18 votos, van quedando eliminados.
En una segunda ronda, los eliminados son los candidatos que obtienen menos de 36 votos. Este proceso se repite hasta que queden dos candidatos, que se someten a una votación por correo de los miembros del Partido Conservador, y el ganador es nombrado nuevo líder.
El líder del partido con mayoría en la Cámara de los Comunes -que es el caso actual del Partido Conservador- es el primer ministro de facto. No es necesario convocar elecciones anticipadas, aunque sí tiene la prerrogativa de hacerlo. La Reina solicitará al ganador de la interna conservadora que forme un Gobierno.
La duración de la interna puede variar, dependiendo de cuántas personas se presenten. La ex primera ministra Theresa May se convirtió en líder menos de tres semanas después de que David Cameron renunciara en 2016 y todos los demás contendientes abandonaran a mitad de la carrera.
Hasta su renuncia oficial al cargo de primer ministro, Johnson aún tiene los mismos poderes, aunque carece de la autoridad para introducir nuevas políticas radicales. Seguirá representando al Reino Unido en el extranjero y podrá seguir haciendo nombramientos públicos o cambios en su equipo de ministros.
Es probable que uno de sus actos finales en el cargo sea otorgar títulos de caballero y nombramientos para la Cámara de los Lores en su lista de honores de renuncia. Tras la renuncia de Jonhson, comenzó la disputa por quién será su sucesor. Circulan varios nombres, pero todavía sin un claro favorito.
Ben Wallace: El ministro de Defensa, de 52 años, es más popular que nunca tras la ayuda a Ucrania a raíz de la invasión rusa. Aunque siempre ha negado su interés por hacerse con el liderazgo del Partido Conservador, los conservadores lo consideran una persona franca y capaz. Según una encuesta de YouGov entre miembros del partido conservador publicada el jueves, Wallace, en el ministerio de Defensa desde 2019, ganaría frente al resto de sus rivales en elecciones para elegir un nuevo líder de la formación, por lo que automáticamente se convertiría en primer ministro. “Algunos de nosotros tenemos la obligación de mantener la seguridad de este país, sea quien sea el primer ministro. El partido tiene un mecanismo de cambio de dirigentes y aconsejo a mis colegas que lo utilicen. Mientras tanto, los ciudadanos no nos perdonarían que dejáramos sus ministerios vacantes”, dijo el jueves, confirmando que seguiría en el gobierno pese a la cascada de dimisiones.
Penny Mourdaunt: Exministra de Defensa y actualmente secretaria de Estado de Comercio Exterior, Penny Mordaunt, de 49 años, fue una de las figuras de la campaña a favor del Brexit en 2016 y desde entonces ha trabajado para negociar acuerdos comerciales para el Reino Unido. Considerada como una buena oradora, se estima que podría ser una candidata de unidad, capaz de obtener apoyos de diferentes alas del Partido Conservador. Según la encuesta de YouGov, sería la segunda candidata mejor situada para liderar el Partido Conservador, sólo por detrás de Wallace.
Rishi Sunak: El ya exministro de Finanzas, Rishi Sunak, primer hindú en ocupar el cargo, fue uno de los dos destacados ministros que dimitió el martes desencadenado esta crisis política. Había sido en su día el gran favorito para suceder a Johnson, pero perdió legitimidad a raíz de una serie de escándalos. Giraban en torno al ventajoso estatuto fiscal de su multimillonaria esposa india, que le permitía evitar pagar millones en impuestos en el Reino Unido, y al permiso de residencia en Estados Unidos que Sunak tuvo hasta el año pasado.
Exanalista del banco Goldman Sachs y empleado de un fondo especulativo, casado con la hija de un magnate indio, Sunak, cuyos abuelos emigraron del norte de India al Reino Unido en la década de 1960, acumuló una importante fortuna personal antes de convertirse en diputado en 2015. Defensor del Brexit, de 42 años, fue nombrado ministro de Finanzas en 2020, un puesto clave en plena pandemia, pero ha sido criticado por hacer muy poco para contrarrestar la asfixiante crisis por el disparado coste de la vida.
Jeremy Hunt: El ex ministro de Relaciones Exteriores y de Salud, Jeremy Hunt, de 55 años, perdió frente a Boris Johnson en las elecciones al liderazgo conservador de 2019, en las que se presentó como la alternativa “seria”. Desde entonces se considera que ha estado esperando el momento y preparándose para volver a presentarse, construyendo sus apoyos y manteniéndose fuera del gobierno de Johnson. Compañero de este y del ex primer ministro conservador David Cameron en la Universidad de Oxford, Hunt, que enseñó inglés en Japón y domina el japonés, es presidente de la comisión parlamentaria de Salud. Tiene una imagen de “tipo simpático”, aunque algunos consideran que le falta carisma.
Liz Truss: Sin pelos en la lengua y muy crítica con los movimientos reivindicativos bautizados “woke”, la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, se ha hecho muy popular en las bases del Partido Conservador. Esta mujer de 46 años, que durante una década trabajó en los sectores de la energía y las telecomunicaciones, fue nombrada jefa de la diplomacia como recompensa por su trabajo como ministra de Comercio Internacional durante la salida británica de la Unión Europea. En ese puesto, esta gran defensora del libre comercio que votó por permanecer en el UE antes de cambiar de bando consiguió cerrar una serie de importantes acuerdos comerciales posbrexit.
Sajid Javid: El ministro de Salud, Sajid Javid, fue el otro peso pesado del gobierno y el Partido Conservador que renunció el martes en protesta contra el primer ministro. Hijo de un conductor de autobús inmigrante paquistaní, era un banquero de renombre antes de convertirse en ministro de Finanzas de Johnson. Dimitió en 2020 y volvió al gobierno hace un año. Javid, de 52 años, votó en 2016 a favor de la permanencia en la UE por los beneficios económicos que aportaba, pero luego se sumó a la causa del Brexit.
Priti Patel: La ministra del Interior, Priti Patel, de 50 años, es la más conservadora de los ministros de Johnson. Firme partidaria del Brexit, también votó en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. Nació en Londres en el seno de una familia ugandesa-india y ha adoptado una línea muy dura en materia de inmigración. A pesar de sus promesas, el número de inmigrantes que llegan ilegalmente a través del Canal de la Mancha alcanza actualmente niveles récord. Gran admiradora de la ex primera ministra Margaret Thatcher, y acusada de acoso laboral a sus colaboradores, Patel trabajó en relaciones públicas antes de entrar en política.