Los WhatsApp del gobernador de Jujuy a la líder de la Coalición Cívica empezaron a desfilar por los celulares el martes pasado. Por la difusión interna, la trazabilidad se dificultó pero en las filas dirigenciales empezó a reinar la sospecha.
La semana pasada Morales, enojado, le mandó a Carrió una serie de mensajes en los que le preguntó por qué, en su verborragia de honestidad, no habló del Paseo del Bajo o de la causa Correo, dos cuestiones que involucran directamente a Horacio Rodríguez Larreta y a Mauricio Macri. Ese texto llegó, luego, a los teléfonos de otros dirigentes de Juntos por el Cambio. Algo así como una muestra interna del enojo y de la línea adoptada para enfrentarla. Después, estalló la oleada contra Lilita en redes sociales, en el inicio del miércoles.
Por su parte, luego de sus explosivos dichos en contra de muchos de los referentes de Juntos por el Cambio, y del repudio masivo del resto de los partidos de la alianza opositora, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió recalentó este domingo la interna al sostener que “lo que causa escándalo es la verdad”.
“La imbecilidad, según la Real Academia, es la absoluta falta de entendimiento. Lo que causa escándalo no es el mensajero ni su tono, es su estilo ´poco patriarcal´. Lo que causa escándalo es la verdad. Besos”, sentenció en su cuenta de Twitter. Carrió había arremetido duramente contra líderes como Cristian Ritondo, Emilio Monzó, Gerardo Milman, Gerardo Morales, Facundo Manes, Rogelio Frigerio y María Eugenia Vidal.
“En el gobierno de María Eugenia Vidal, la connivencia, la amistad y eventualmente los negocios entre Ritondo y Massa fueron absolutos”, había denunciado, por ejemplo, en una entrevista televisiva. También dijo que “lo de Frigerio apoyando a todos los candidatos massistas en las provincias y denigrando a los de Juntos por el Cambio en 2019 lo vi yo y se lo dije a Macri”.
“Frigerio tenía una consultora antes donde trabajaba con los gobernadores y les dio todos los fondos de infraestructura federal. La crisis del sector público de Nación es del 20%; el esto es de las provincias. ¿Quién les dio el dinero? Frigerio”, fustigó la ex diputada nacional. “La caja de Aysa era de Frigerio. Él me puso una amante en la lista de Capital y yo les dije: ´Señores, yo me bajo si no me sacan a la amante de Frigerio, que estaba de testaferro de Frigerio en Aysa´”, disparó, revelando una confidencia personal. De Frigerio también indicó que en Salta tenía como candidato en 2019 al actual gobernador Gustavo Sáenz, cercano al massismo.
en dicho contexto, también criticó duramente a Gerardo Morales por tener como vice a un dirigente que militaba en el Frente Renovador como Carlos Haquim, y por su gestión como Gobernador de Jujuy. Fue entonces que Morales envió los mensajes que se filtraron y se dieron a conocer esta semana, cuando su relación ya parecía estar enderezada.
Ambos conversaron post chat, en la semana, y volvieron a estrechar vínculos. Ella buscó dejar en claro que nunca habló ni deslizó sospechas de corrupción sobre el gobernador de Jujuy, sino que sólo confirmó lo que él mismo dijo, que es amigo de Sergio Massa. Es que la líder de la Coalición Cívica lo quiso en Cambiemos, en el armado 2015, y tienen un acuerdo en la provincia. Por lo tanto, una pelea no entra en los planes.
Cuando Carrió salió a ventilar relaciones de amistad y presuntos pactos políticos entre dirigentes de Cambiemos y Massa durante la gestión anterior, circularon varias teorías. Una de ellas, más vinculada al sector halcón, rezaba que Larreta y sus satélites habían salido indemnes de la tormenta. Como si todo hubiera sido parte de una estrategia para dejar mal parados a los posibles contrincantes del jefe de Gobierno: al propio Morales o a Facundo Manes de forma directa, y a Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Mauricio Macri por elevación. A este razonamiento se le retrucó que el porteño también salió herido cuando la dirigente de la Coalición Cívica apuntó contra Rogelio Frigerio (el candidato de todos en Entre Ríos, pero más cercano a Horacio) o contra el mismo gobernador de Jujuy, con quién hoy mantiene una estrecha relación.
Con la difusión de los mensajes de Morales, esa posibilidad de salvataje habría quedado saldada. En el interior del partido, se entendió que la más beneficiada por la publicidad del chat fue Patricia Bullrich. Sin que necesariamente eso implique que ella haya sido la responsable de su llegada a los medios, fue el primer nombre que apareció en la cabeza de algunos dirigentes. Cerca suyo, se rechazó cualquier chance de haber formado parte de la publicidad del Whatsapp o de haber percibido algún tipo de beneficio por ello. Al menos para este sector, el tema ya concluyó por lo que no ameritaría una nueva incursión para revivirlo.
Es que, con el chat, no sólo se puso sobre la mesa un posible acto de corrupción en la construcción del Paseo del Bajo sino que también se expuso cierta traición de Morales a Larreta (aunque se reconoció que él “es así” y no pareció, inicialmente, haber enojo contra su figura), además de develar la presunta estrategia de Carrió contra todos menos contra el jefe de Gobierno.
Con esta difusión, la interna mostró seguir vigente pese a los intentos por dar vuelta la página. La semana pasada, el vocero de Mauricio Macri frente al escándalo, Fernando de Andreis, dio por finalizada la discusión post almuerzo PRO. Este martes iba a haber una reunión de mesa nacional presencial, como hace tiempo no había, pero quedó suspendida en medio de las tensiones.
La reunión dirigencial había sido convocada antes de la verborragia de Carrió y quedó en suspenso después de la misma. En principio, podría darse la semana que viene para darle paso a un proceso de enfriamiento. De todos modos, los ánimos se calmarían en una instancia privada, reservada, no en una convocatoria con comunicación a la prensa. De hecho, ya hubo varios llamados estos días pero, evidentemente, no lograron contener la molestia.