Vamos hacia una globalización más sensible

Por Ernesto Samper*

Fuente: Telam

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

Si hablamos de crisis, creo que tan grave como la crisis misma del COVID-19 ha sido la crisis de liderazgo global, que ha quedado evidencia en las últimas semanas, también en el área de las Américas. Si vemos cómo actuaron ciertos líderes políticos como Trump, Bolsonaro o hasta el propio López Obrador, es claro que este tipo de liderazgos no es el tipo de liderazgos que le convienen ni a la región ni al mundo, porque son liderazgos desconectados de la realidad y que no tomaron las precauciones que hubiera sido necesario tomar para que la crisis de coronavirus no nos sorprendiera de la manera que nos sorprendió. Porque es claro que no estábamos preparados para esto, que podríamos definir como la primera crisis planetaria del nuevo orden global que ya lleva 30 años.

¿Qué cree que puso en juego esta pandemia en términos políticos?

Pienso que están en juego muchos valores. El primero, si vamos a seguir empeñados en el crecimiento o si le vamos a dar un espacio, en nuestras prioridades, a la igualdad y la nivelación social de la distribución del ingreso. El segundo, si vamos a tomar en serio amenazas que hoy en día no son amenazas de futuro, sino amenazas presentes, como el caso del calentamiento global y la protección de bienes y servicios globales como pueden ser los alimentos, el agua, las medicinas. También está en crisis el modelo de políticas públicas globales relacionadas con la salud, la educación, los temas ambientales. Es mucho lo que está en juego hacia adelante. Diría que una solución está avanzando al mismo tiempo que el desarrollo de esta crisis.

Si algo hemos aprendido con esta crisis es, primero, que no podemos volver a dejarnos sorprender con una crisis de esta magnitud sin tener los niveles de preparación para enfrentarla. Lo segundo, es que el mundo no va a ser igual a lo que era antes del coronavirus, no vamos a poder volver al mismo lugar de donde salimos. Vamos a un mundo globalizado de una manera distinta. No es la globalización de unos cuantos ganadores y perdedores. No es la globalización exclusivamente organizada alrededor de los mercados. No es la globalización financiera. No es la globalización del egoísmo. Vamos a una globalización más sensible, más social, en la cual pese más el multiculturalismo, se refuercen los mecanismos multilaterales de asistencia recíproca, se hable más de cooperación y menos de imposición. Pienso que están dadas las condiciones y las premisas para que hagamos una rectificación fundamental. Pienso que hay mucha gente y muchos conceptos que deben salir, muchos otros nuevos que deben entrar, para llegar a un nuevo esquema de globalización. Y para eso tenemos que ser muy creativos en la construcción de una nueva agenda que incorpore temas que antes incluso habíamos subestimado, como el tema del equilibrio ambiental, la seguridad alimentaria, la investigación científica. Las prioridades son totalmente distintas.

¿Hubo respuesta regional ante la pandemia?

Ninguna. Y esa es otra de las dramáticas conclusiones que podemos extraer no solamente de la crisis, sino del manejo que se ha dado a la crisis. Nunca había sido tan importante la integración de los países, especialmente latinoamericanos, y nunca habíamos estado tan desintegrados como estamos ahora. Si tratara de imaginarme cómo hubiera respondido la región si estuvieran funcionando los mecanismos de integración como el de Unasur o Mercosur, pues hubiera actuado el instituto de salud pública de Unasur a través de una convocatoria inmediata de los ministros de Salud, se hubiera respondido al virus como se respondió al Ébola o al Chikungunya, hubiéramos podido tener una reunión de alto nivel entre los ministros de Salud de manera tal de responder de manera conjunta. Hubiera sido muy importante haber tenido políticas de salud coordinadas en un momento como este, pero no ha habido ningún esfuerzo en ese sentido.

¿Y cuáles creen que son las causas de esa desarticulación?

Lamentablemente, varios países de la región trasladaron el escenario de la integración a un debate ideológico absolutamente extemporáneo, inútil. Prefirieron reunir alrededor de comunes denominadores ideológicos, antes que de políticas, de escenarios, de agendas que era lo que efectivamente hacía Unasur en su momento.

*PRESIDENTE DE COLOMBIA 1994-1998, SECRETARIO GENERAL DE LA UNASUR 2014-2017.