Inflación, Divisas y Poder Político

Por: Roberto Candelaresi

Introduciendo con perspectiva GLOBAL

El dinero permite las relaciones de intercambio en la sociedad. La moneda simboliza una relación social en el acto de intercambio entre los miembros de la sociedad y entre éstos y la autoridad. Por otro lado, el Estado [la autoridad], sistematiza las actividades de las personas en un espacio monetario y regula aquellas relaciones de intercambio en la sociedad. Finalmente, consideremos que el dinero es una creación del Estado.

Para insertarse en el circuito productivo internacional que sirve para comprar las mercancías e insumos necesarios no habidos en el país, y vender los productos propios, las autoridades de países dependientes (típicamente economías latinoamericanas), las autoridades no solo crean dinero local, sino que toman empréstitos en una moneda ajena, y fuera de su control (típicamente el dólar).

Billetes de distintos países del mundo.

Esto último nos lleva al tema de las paridades de las monedas y las relaciones de poder entre los Estados.

El uso y manejo de monedas fuertes, es decir las políticas cambiarias de los países, tanto de las potencias emisoras como de los países ‘usuarios’ como moneda de reserva, es una cuestión de economía política no sólo de economía, porque aquellas tienen carácter estratégico para todas las naciones. [Ver casos Panamá, Ecuador, y sus limitaciones monetarias y financieras, etc.]

Ex presidente Rafael Correa explica problemas de la dolarización en Ecuador. 2016.

Para evitar inestabilidades en las relaciones monetarias globales (dada la autonomía de las naciones), se crearon instituciones (FMI, BM, BID), que son en realidad, instrumentos de dominación sujetas al liderazgo de las potencias –particularmente EE.UU.–, que aseguran un mínimo grado de “compatibilidad” entre las políticas nacionales. 

En definitiva, al decir del investigador de la Universidad de California, Benjamin Cohen, la discusión por las paridades es, además, una discusión sobre el poder. El Estado que puede, ordena el sistema cambiario en función de sus necesidades, mediante ‘acuerdos’ con los demás.

Bretton Woods es el caso fundante del que, con la influencia de líder americano, su moneda se convirtió en la divisa clave del sistema mundial. 40 años después, para desembarazarse de un déficit de cuenta corriente, causado por un dólar “revalorizado” por las altas tasas norteamericanas de los ’80, y la penetración japonesa en su mercado, acordó con sus socios (potencias occidentales), la valorización del Yen, y así el dólar se depreció, y mejoraron sus cuentas.

Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos. Allí se firmó el acuerdo que lleva su nombre en 1944.

Hoy, ya no tiene Estados Unidos el poder de otrora, y su competidor comercial principal, CHINA, parece estar en condiciones de resistir la revaluación de su moneda.

Ya hemos dicho en otro lugar, que el núcleo dinámico de la economía (y del crecimiento), se trasladó desde la Alianza Atlántica (EEUU+UE) hacia la cuenca Pacífico, por lo que la actividad ya no depende de la demanda occidental. Por otra parte, algunos de esos países han acumulado reservas que les confieren autonomía para el manejo de sus monedas.

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Hoy los atlánticos todavía ejercen gran influencia sobre Oriente (China, Indonesia, India), pero, por la dispersión del poder estratégico, se verán obligados a negociar las paridades cambiarias en condiciones menos ventajosas que antes.

Como se dice en el ámbito de la escuela realista de relaciones internacionales, la inexistencia de una potencia hegemónica fuerte, que ordene el espacio mundial, estimula las estrategias competitivas, dificulta los acuerdos de cooperación y provoca desorden en el sistema mundial. Cada cual (país) debe aprovechar la situación planteada.

Experiencia de la Bonanza

Para tratar de ilustrar el impacto (en sus múltiples variantes) que tiene el stock considerable de reservas en un país, tomemos como ejemplo el periodo 2002 a 2007 en Argentina, en que se dio una importante acumulación de reservas.

En ese lapso, se verificó un aumento muy importante en el crédito bancario. Ello como contrapartida que, por la acumulación de divisas, aumentaron los depósitos de los bancos en el Banco Central y esto, aumentó la capacidad prestable de los mismos. La expansión del crédito se reguló sosteniendo tasas pasivas interesantes por lo que los ahorristas las prefirieron al dólar, y el BCRA pudo aumentar los requisitos de liquidez a los bancos.

A partir del crecimiento de reservas, es que el gobierno de ese entonces, liquidó deudas con el FMI y otros organismos, amén de la renegociación con bonistas privados, que aceptaron quitas por la seguridad [léase CONFIANZA] de percibir los saldos de los títulos. Hubo expansión con autonomía monetaria. 

De otras etapas y periodos, también se adquieren lecciones históricas, por ejemplo, podemos decretar como conclusión que: Las liberalizaciones son motivo de fuga y no de inversiones. Pregonando la confianza desatan la desconfianza.

Pura Desconfianza

A partir de la DESCONFIANZA, sensación razonable en algunos casos, [situaciones macroeconómicas descontroladas con epicentro en sector externo], o, instalada –o agravada– en otros, es que se desatan procesos nefastos que se retroalimentan, por ejemplo, cuando por rumores de expectativas negativas, hay una demanda permanente de divisas y retiro de depósitos en dólares (corrida bancaria). 

Sobre la experiencia de desconfianza FUNDADA tenemos el último año de la gestión Macri, un gobierno en retirada, con reservas agotadas, vencimientos acumulados y ausencia de crédito. Pésimo manejo macro.

En otras circunstancias, ciertas crisis cíclicas, han tenido lugar en nuestra historia. Ocurre toda vez que el sector primario (generador de divisas netas) no alcanza a compensar la alta demanda de moneda fuerte de los sectores industriales y de servicios.

Sector primario, exportador de materias primas.

Estos dos sectores difieren en cuanto a su productividad [la “brecha” diría M. Diamand] porque lo primario (agropecuario, silvicultura, minería, energía, pesca, etc.) tiene ventajas competitivas a precios internacionales, y el acceso a divisas para su producción. 

Con el proceso de industrialización bastante consolidado en Argentina, se genera a su vez un problema, por la necesidad de adquirir maquinarias, componentes, insumos y partes en el exterior, que demanda obviamente su pago en moneda fuerte. En cambio, la producción manufacturera y de servicios, satisface mayoritariamente una demanda local, que paga en pesos. Y la porción que se exporta, contiene componentes importados por carecer de cadenas productivas integradas, por lo que a veces, no se compensan en el saldo de divisas. Sin embargo, la industria ha sido el ámbito de demanda de empleo, a la vez que motorizadora de la integración social y del acceso a la diversidad de bienes por parte de las mayorías populares.

Industrial, el otro modelo en pugna.

Choque de Concepciones

Históricamente ha habido dos pensamientos dicotómicos para superar la escasez de moneda fuerte, desde que la propia dejó de serlo (y ello por las deudas contraídas en oro u otras monedas fuertes), que se pueden resumir así:

  • Uno es apostar a una especialización de productos agropecuarios para el mundo, ya que no requieren (mayores) insumos externos. Con lo que la industria local se reduce a lo básico. Todo lo necesario se compra “afuera”. Posición que representa al sector Conservador.
  • El otro se apostar a la ciencia y técnica para convertir al sector manufacturero en competitivo a nivel global, o al menos la especialización en algunos rubros integrados. Esta última generada y prohijada por el campo nacional, popular y progresista.

Como se comprenderá, las consecuencias de adoptar una u otra opción, son muy distintas a nivel de: Actividad, de Empleo, de Ingresos, de Diversificación Productiva y de Proyecto de Nación. Por tanto, ambos proyectos nacionales implican una pugna de intereses que persiste hasta nuestros días.

Para agravar el conflicto, digamos que el profesor Raúl Prebisch [CEPAL] había previsto con su noción de deterioro de los términos de intercambio, dentro de la teoría estructuralista del desarrollo económico, ​que tanta influencia tendría en la intelectualidad latinoamericana, explicaba una tendencia a la reducción relativa de los precios internacionales del sector primario respecto del manufacturero, con lo cual la potencialidad del modelo de dos sectores, con una industria inmadura, se reduciría permanentemente. Sin embargo, el desarrollo ‘explosivo’ del Asia-Pacífico, con su demanda creciente de productos primarios, revirtieron temporalmente la tendencia bajista de los precios, dándole solo un breve respiro a la manufactura local y la posibilidad de acrecentar reservas monetarias.

Las divisas surgen así como el RECURSO LIMITADO (a lo exportable), que inhibe ampliar el tamaño de la economía, y obtener mejores niveles de bienestar. Cuando aparece el límite, se denomina la RESTRICCIÓN EXTERNA. El cinismo de las clases dirigentes en Argentina, pretende ocultar que una gran porción de tal restricción – si no toda – obedece a la formación de activos en el exterior, por parte de agentes económicos nacionales, o las acciones comercial y fiscalmente desleales de grandes corporaciones que manejan los movimientos de exportación primaria del país, eludiendo o evadiendo el ingreso de divisas. Sustraen anualmente MILES DE MILLONES de dólares a la inversión productiva (e incluso financiera) de la economía nacional. 

En este esquema, queda claro que pocos países tienen posibilidad de emitir MONEDA MUNDIAL, por lo que nunca padecen de restricciones externas. El crecimiento de la mayoría de naciones que no, ven reducidas sus posibilidades.

El liberalismo con su corriente financiera, o irrestrictos flujos de capitales, creciendo a índices exponenciales por encima de los comerciales, no solo complicó por su globalización, sino que promovió soluciones temporales pero engañosas a las restricciones tan mentadas.  Disimulan todo déficit cuando ingresan capitales financieros-especulativos, pero lo agravan cuando salen (usualmente intempestivamente o emigrando en forma colectiva) dado que se llevan su parte de rédito, que suele ser significativa, por lo que el saldo EMPEORA. No solo esa inserción financiera del país no procuró mas disposición de divisas para resolver su falta, sino que modificó el patrón de acumulación doméstico, incentivando a lo financiero frente a lo productivo.

Conductismo financiero

La sociedad argentina, a diferencia de la mayoría de sus vecinos, tiene ciertos comportamientos tendientes a valorizar todo lo transable en dólares. En la clase media burguesa buscando proteger sus ahorros de los procesos inflacionarios, mientras que la alta burguesía – según Eduardo Basualdo en su Endeudar y fugar [2017] – desencadena el proceso de Valorización Financiera y multiplica su patrimonio mediante ciclos de endeudamiento, valorización de ese capital y posterior fuga al exterior.

Los mecanismos para ejecutar esas maniobras son varias, pero todas exigen importantes capitales (montos) para su pleno aprovechamiento, lo que descarta a la gran mayoría social. 

Carry Trade o Bicicleta Financiera, un mecanismo para “endeudar y fugar”

El CARRY TRADE es muy común, y se trata del ingreso de divisas, su canje por pesos, la colocación de estos en altas tasas o coeficientes de ajuste, lo que al tiempo del rendimiento [vencidos o no], liquidan en pesos, vuelven a comprar divisas y se retiran del país con su RENTA en dólares. Simple. 

Las condiciones óptimas son siempre las del mercado neoliberal: libertad irrestricta a la entrada y salida de capitales sin tiempos y, una política cambiaria que permita rendimientos en pesos, mayores a la tasa internacional (son muy bajas) y con una suave devaluación del peso también inferior, así aseguran un beneficio neto y jugoso. La diferencia apropiada por el inversor “extranjero” es una PÉRDIDA DE DIVISAS para el país, o FUGA DE CAPITALES. Así se operó durante toda la gestión de Cambiemos. Al punto que cuando – por desconfianza a su propia gestión – en postrimerías de su gobierno se produjo una corrida de retiros y liquidaciones, Macri utilizó dinero del stand by del FMI para GARANTIZAR ESA RENTA, y permitiendo la salida de los dólares del BCRA del país, agravando la crisis externa, que quedó para la administración posterior [Todos Juntos].

Dólares “profugados”

Hablando de la salida de dólares del país, particularmente para la CONSTITUCIÓN PERMANENTE DE ACTIVOS EXTERNOS ARGENTINOS, es un rasgo estructural del comportamiento de muchos agentes económicos. Tradicional desde hace décadas – particularmente desde el menemato – y que tiene un fuerte y grave impacto en la economía del país. Estudios especializados, tales como el publicado por el Dr. Gaggero, [Fuga de capitales III] computan desde el 1991 hasta el año 2018 (recordar que el 2019 la fuga fue PROVERBIAL por lo que debe sumarse a este cálculo), la cifra de 380.000 millones de dólares. Previo a ese monto, la existencia de activos externos pertenecientes a argentinos, ya sumaban u$d 77.255 millones.

Como se advierte, resulta muy acertada la apreciación que hizo pública la vicepresidenta de la nación: “No, a la Argentina no le faltan dólares. Los dólares de la Argentina los tienen afuera. Se los llevaron afuera”. A propósito del proceso de fuga, cabe destacar que, según los controles y la administración, el flujo disminuye notoriamente en ciertos ciclos – aunque no se interrumpe –, tal el caso del kirchnerismo en el poder, con un promedio anual de u$d 8.700 millones, que se duplicó y más [19.500m], con la gestión Macri.

El pasado 10 diciembre de 2021, en el día de la Democracia la Vicepresidenta declaró: “A la Argentina no le faltan dólares. A los dólares de la argentina los tienen afuera”

En efecto, hay periodos donde se FACILITA LA FUGA, para lo cual se habilitan GRADOS DE LIBERTAD para la salida de capitales y también en el mercado de cambios, para adquirir divisas sin límites y sin requisitos. Ante la ausencia de exigencias regulatorias para liquidar las divisas de exportaciones; se fomenta esta conducta. Ergo: las liberalizaciones motivan FUGAS DE CAPITALES, nunca atraen inversiones productivas (que no sean especulativas), todo en el marco de la valorización financiera.

Otro dato histórico a considerar para evaluar el impacto y consecuencia de estas fugas “sistemáticas” con idoneidad, es que mientras en los ciclos “K”, con controles cambiaros y sobre el movimiento de capitales, no solo fue reducido el nivel de fuga, sino que se produjo a costa de la cuenta corriente del balance de pagos, en cambio en las ‘etapas de liberalización financiera, cambiaria y de los flujos de capitales, LA DEUDA SE USÓ PARA FUGAR.

El costo neoliberal de no considerar SOBERANÍA

Cuando todos los medios de pagos son “idóneos” por una concepción “globalista” [léase NEOLIBERAL], y no se distingue los ámbitos de soberanía que posee cada Estado para el manejo de sus instrumentos financieros y económicos, ocurren prácticas muy dañinas para el interés de la nación. Tal el caso cuando la Tesorería del Estado se endeuda en divisas para cubrir el déficit fiscal (en pesos). La moneda fuerte que ingresa va a parar al Bco. Central que a su vez la vende sin preguntar para qué. El Estado se queda con pesos y cree así lograr un objetivo antinflacionario (evita emitir), pero las divisas se terminan usando fuera de la economía (en cualquiera de sus variantes).

La conducta de los gobiernos (traducidas en sus políticas) modela comportamientos, toda vez que establece condiciones o liberaliza toda posibilidad. El resultado suelen ser desequilibrios y perjuicios para los intereses generales. No solo en el ámbito financiero o cambiario. 

En el productivo y fiscal, las señales modifican matrices productivas, por ejemplo, favoreciendo la Primarización de la producción en detrimento de la industria local, etc. lo que a su vez se traduce en derrumbe de los ingresos, incremento del desempleo e informalidad, alto endeudamiento, y a través de recurrir al FMI; merma de la capacidad para hacer política económica.

La abominación liberal de toda Regulación y control

En la mera actualidad, tenemos una delicada situación por escasez de reservas, que si bien es coyuntural, ejerce mucha presión sobre los mercados especulativos, y éstos se encargan de reverberar a toda la sociedad, los problemas “insolubles” cuando el Estado interfiere en la economía. Ya hemos repasado que los Indicadores Económicos, SIEMPRE, DURANTE GOBIERNOS POPULARES, son ciertamente MEJORES que cuando el conservadorismo se hace cargo de la administración del Estado.

Pero lo mejor es tomar nota de lo que sus lobbies (consultoras económicas comprometidas con los intereses corporativos) tienen para decir. En resumen: el “cepo” «es un mecanismo que se sabotea a sí mismo porque trastoca los incentivos de los agentes económicos» [GMA Capital].

La relación entre las Importaciones y las Exportaciones, un eje central para definir el rumbo a seguir.

En realidad, lo que ocurre fácticamente es que quienes importan aceleran las compras y engrosan los montos; quienes producen commodities, retrasan la venta (se posterga la liquidación); quienes exportan registran importes menores; quienes todavía pueden consumir durables importados, lo hacen vertiginosamente a tasa real negativa; y quienes pueden viajar, aprovechan al máximo el escenario pos-pandémico recién abierto.

Concluyendo 

Un país que no emite una moneda mundial [de reserva] no puede operar su economía sobre la misma base que otro país que sí la emite (dólar, euro, yen, renminbi, etc.). El papel y los instrumentos del Estado para intervenir en el mercado cambiario y controlar los flujos de capital deben ser de diferente naturaleza, ya que difieren su mecanismo y lógica, así como la calidad y cantidad de los recursos disponibles por el Poder Público

Dado que las divisas son el principal recurso para el crecimiento económico y la promoción del desarrollo nacional, se requiere una regulación y control monetario constante y estructurado.

Asimismo, la regulación de los movimientos de entrada y salida, y el control del capital son importantes. Aunque no son condiciones suficientes, estas son herramientas esenciales y necesarias para la implementación de proyectos basados ​​en la producción y, por lo tanto, son ineludibles para desplazar y prevenir a la valoración financiera. No es cierto que este sistema controle la tasa de rendimiento del capital o reprima el ingreso de inversiones. Debido a que está bien diseñado junto con otros instrumentos de política económica, le permite elegir las buenas [necesarias] y desechar las inútiles y/o dañinas que pretenden siempre ingresar.

Los derechos absolutos de propiedad no son aplicables a la disposición de divisas, en tanto recursos estratégicos y esenciales para el desarrollo del país. El mismo argumento se basa en la necesidad de una intervención estatal efectiva en los mercados donde se manejan las monedas globales. La operación de moneda mundial debe ser de exclusividad estatal para preservar los intereses generales, antes que permitir la discrecionalidad y el beneficio de unos pocos. ARGENTINA debería aprender la lección, la que aplican sus vecinos.

Julio de 2022