La Economía Mundial Multipolar: daños y beneficios de la posguerra

Por: Roberto Candelaresi

INTRODUCCIÓN

Hoy, el euro cae frente al dólar, pues necesita ingentes divisas para sostener su provisión de energía, alimentos, armas, al perder a generosos abastecedores como son los beligerantes Rusia y Ucrania, y, su reemplazo por otros proveedores más caros (logística y aumento de commodities en los mercados mundiales). Como consecuencia, la economía comunitaria se está reduciendo.

La “guerra” que continúa asolando el sureste de Ucrania y las repúblicas independentistas de Donetsk y de Luhansk (ex oblasts ucranianos de cultura rusa), tiene repercusiones mundiales, pero naturalmente con profundo impacto primordialmente en Europa.

Como hipótesis podemos argüir que, en realidad, este conflicto fue provocado por EE.UU., manipulando la OTAN para presionar al urso euroasiático, con el fin de que el gigante al reaccionar, produjera un argumento para vulnerar las transacciones económicas, aplicar sanciones, etc. y alejarse de Moscú. El objetivo americano es atraer nuevamente a su órbita al viejo continente, dado que los negocios con Rusia y China en los últimos años creció vertiginosamente, debilitando la dependencia que otrora caracterizaba a los atlánticos con Washington.

Banderas de Estados Unidos y OTAN

Ciertamente, Europa, al actuar como dependiente yankee, y enfrentar sus grandes clientes asiáticos, parece haberse dado un tiro en el pie, como solemos decir, ya que, además de boicotear los insumos rusos tan necesarios para sí mismos (trigo, gas, titanio, petróleo, helio, etc.), durante los últimos 20 años, la Comunidad había tejido fuertes lazos con inversiones en aquellas potencias, colocando muchas exportaciones, a la vez que asegurándose contar con algunos elementos estratégicos naturales, o elaborados.

En frente, la situación resultó en una afirmación de vínculos estratégicos entre la Federación Rusa y la República Popular China. Incrementando notoriamente en intercambio entre sí, y con otros países de Asia. 

En definitiva, la MULTILATERALIDAD que trata de evitar los Estados Unidos (geopolíticamente, no en el discurso diplomático), se está materializando por su errónea maniobra de acorralar a los grandes. Es obvio que tanto Rusia como China, y hoy debemos incluir a otra gran potencia emergente como India, propondrán al resto del mundo – no directamente manejado por los norteamericanos – ser incluidos en un nuevo orden con mejor trato, y crecimiento mutuo. Allí estarán algunos países europeos del este, la antigua Indochina y mares del sur asiático, los exsoviéticos centroasiáticos, y desde ya, el continente de África y Latinoamérica. Estas últimas dotadas de voluminosos recursos naturales y humanos, como para crear riquezas en conjunto. 

BRICS, una organización emergente de la Multipolaridad

Por otra parte, es cierto que la integración con Europa es hoy un hecho, más que nunca. Pero esta reforzada alianza atlántica marcha hacia un AISLAMIENTO por su propia cerrazón, tal vez peor que durante el auge de la guerra fría (sin el predominio que ostentaron las potencias occidentales aliadas en todo el hemisferio). Esta suerte de “endogamia” atlantista no puede sino perjudicar el crecimiento económico en un futuro mediato, al menos de los socios más débiles. 

Lo que parecen estar perdiendo con sus medidas restrictivas, sanciones desmedidas, apropiaciones indebidas, etc., es precisamente la Guerra Económica que desataron. La caída de las monedas occidentales respecto de las orientales es de una meridiana elocuencia.

A propósito de la confianza perdida por parte del resto del mundo hacia los atlánticos por sus políticas agresivas en materia económica incluso, las monedas fuertes [dólar y euro] como era de suponer, también retroceden en la consideración de las finanzas internacionales. Estados Unidos, además, generó precisamente desconfianza en su propio dinero, cuando unilateralmente, sin ninguna decisión de algún tribunal arbitral internacional, se apropió sucesivamente de reservas en dólares, de países tales como Afganistán, Venezuela y últimamente de Rusia.

Euro y Dólar, monedas que caen en la consideración de las finanzas internacionales

Es así como el resto de los países asiáticos, ya comercian entre sí, o con terceros con monedas de otra denominación, es decir, excluyendo al dólar. Recordemos en este punto que el dólar cuando decretaron (también unilateralmente) su inconvertibilidad al oro, acordaron con los países de la OPEP, particularmente con el socio mayor, Arabia Saudita, que toda transacción de petróleo en el mercado mundial debía ser en esa moneda, con lo que esa divisa mantuvo su fortaleza, y siguió siendo una reserva de valor. Pero, perdiendo esa supremacía, y no contando con recursos físicos que garanticen su valor, cede espacio ante monedas que sí, cuentan con respaldo en tangibles (oro, petróleo, gas, diamantes, etc.) el rublo y el yuan están entre estos. 

Por último, en este apartado, digamos que EE.UU. tiene un enorme déficit público (8.5% del PBI) por lo que necesita continuos préstamos externos o internos para sostenerse [el festival anual de Bonos del Tesoro]. Otro signo de debilidad de su moneda.

Sancionando con Potestad Imperial

Desde la Casa Blanca, y arrastrando consigo a todo su séquito de aliados, se han impuesto variadas sanciones sobre Rusia, en una escalada que no cesa. Sin embargo, las penalidades no solo no han hecho gran mella en la economía del ‘invasor’, sino que el rublo por ejemplo ha tomado fuerza, luego de una inicial caída al comienzo de las hostilidades, y, por lo que antes importaba de Europa occidental, y ahora se halla inhibido, estimuló un proceso de sustitución de importaciones, por el que ya se producen los mismos productos u otros sustitutos. Tal vez occidente olvidó la formidable capacidad industrial del Estado eslavo, incluyendo la tecnología de punta (se hallan en el podio mundial). Hoy se fabrican desde quesos hasta artículos de línea blanca para el hogar y electrónicos y otros bienes de consumo, todos los cuales se importaban previo al conflicto. Mercados que ya se pierden para los occidentales. 

Rublo, la moneda oficial Rusa se aprecia pese a (o a causa de) a las sanciones impuestas

Por otra parte, el cambio de fuentes energéticas al que se obligan los atlánticos, requiere ingentes inversiones y tiempo para construir toda la infraestructura requerida, tanto en instalaciones como portuarias, para, por ejemplo, procesar la recepción y conversión del gas licuado, al prescindir del gas natural ruso o de su petróleo, que hasta hoy se canalizaban en ductos.

En definitiva, Europa del Oeste bajará su rendimiento agrícola por escasez de fertilizantes, por tanto, incrementará su déficit alimentario y su déficit energético al mismo tiempo. Esas plausibles consecuencias derivan de su alineamiento con el hegemón norteamericano. Podemos suponer, que se generará stress sobre los sistemas políticos por esas dificultades y la opacidad respecto a que sean costos a pagar por sostener … intereses nacionales

En lo que respecta a la superpotencia “rectora”, la incidencia que tiene tanto la beligerancia como la batería de sanciones o represalias, hasta ahora ha impactado en un proceso inflacionario significativo, ya que las grandes corporaciones, incluso las que se benefician con las transacciones de commodities revalorizadas, trasladan los incrementos crudos hacia los consumidores, generando en la población cierto malestar (que ya tiene consecuencias políticas). El gobierno demócrata culpabiliza a Rusia de estos males, y los medios de comunicación, tampoco esclarecen el verdadero origen del problema, pero la sociedad en general, no “compra” esa narrativa.

El precio del combustible crece en EE.UU. La inflación generalizada provoca gran desconento en la población.

Ya comentamos, que otra consecuencia de las maniobras abusivas de apropiación sobre los ahorros ajenos por parte del gobierno americano, afecta severamente la seguridad económica y de los negocios internacionales, a la vez que mina la confianza en los EE.UU. como depositario o sujeto de inversiones. Hoy, es un mercado de riesgo para muchos países que no formen parte del estrecho círculo del imperio. Es una forma – suponemos no deseada – de desvincularse con muchas áreas del mundo. Washington ha cercenado parcialmente sus vínculos comerciales y, por ende, complicado su economía. EE.UU. cuenta con muchos recursos propios, pero no puede prescindir de otros mercados (naciones) para conseguir insumos que no tiene, y que son estratégicos, en tanto esenciales para permitirle sostener el nivel de desarrollo y opulencia de gran parte de su sociedad.

Deudas y Crisis

Es probable que con el encarecimiento de alimentos, energía y tarifas en general, muchos países de distintos continentes, generen déficit de balanza de pagos, que solo con mayor nivel de deuda podrán solventar, pero a veces el remedio obtiene más daño que el mal original. Pueden generarse defaults en secuencia de muchos deudores, lo cual, dada la situación actual – de gastos pandémicos y mermas de las economías y del comercio-, es altamente probable. Eso es potencialmente explosivo a nivel financiero (peor que la crisis del 2008).

A su vez, este descalabro potencial, impulsa el desarrollo de bancos orientales, como alternativas blandas (sustancialmente menos exigentes o condicionantes) para las finanzas de los países emergentes o en desarrollo. China particularmente, con su capacidad prestamista, obtendría más confianza y ligazón con muchos países que cuentan con los recursos naturales que los asiáticos necesitan, con lo cual, el beneficio es a dos puntas. 

China se favorece del escenario mundial para seguir asentandose como principal potencia económica

La economía mundial fuera de occidente industrializado, es hoy más vigorosa y grande, y lo más importante, no necesita de la industria ni de los intangibles atlánticos, con lo cual, lo más probable es que la zona del dólar se vaya paulatinamente achicando. En nuestra región, esto llevará más tiempo que otras áreas del mundo mas alejadas físicamente y con mejor influencia de EE.UU. o de la U.E.  

Que es esperable en el Oeste posbélico

Es claro que compartimos nuestra visión con la del pontífice de Roma, cuando dice “Estamos viviendo la tercera guerra mundial”, denunciando los “intereses globales” y la venta de armas que están siempre detrás de las ofensivas militares. Concordamos entonces, que todos los escenarios serán aptos para desarrollar el conflicto; comunicacional, cultural, económico, monetario, diplomático y geopolítico.

Papa Francisco: “Estamos viviendo la tercera guerra mundial”

Las exigencias de Washington para cerrar económica y financieramente al gigante euroasiático en su intento por debilitarlo, hasta el momento no le ha dado resultado, pero como hemos señalado, trae nefastas consecuencias para los países que anteponen la obsecuencia a sus intereses locales.

Todo país que se una al carro estadounidense sumando ‘sanciones’ [eufemismo por extorsiones] a Moscú, se expone a que esas medidas puedan provocarle su propio debilitamiento económico, y es posible, además, que produzca divisiones internas dentro del bloque regional al que pertenezca. Ello no implica, que en el ámbito de la diplomacia no hagan oír sus voces en disidencia con la iniciativa militar rusa, la invasión a territorio en disputa y otras actividades criticables, en todos los foros internacionales posibles. Pero una cosa es la exhortación al diálogo entre las partes, o la denuncia de no respeto a los DD.HH. o la condena a operaciones militares en ámbitos civiles, y muy otra a ser blanco voluntario de medidas de torción o represalia, desaprovechando, además, la oportunidad de ser neutral (y respetado) en un mundo emergente y multipolar.

Ya de por sí, en nuestro hemisferio, y particularmente en nuestro subcontinente, padeceremos dificultades materiales de todo tipo, por esa beligerancia de intereses completamente ajenos a los nacionales y/o regionales.

Lease tambien: Pandemia y Guerra: ¿Cómo sigue ahora la globalización?

El caso de Europa puede ser un buen modelo de como toda una región puede perder por completo su autonomía de seguridad y pasar a “depender totalmente del paraguas de Estados Unidos”. La política imperial (totalitaria por antonomasia) de estar con ellos o contra ellos, exige costos [baja de consumo, merma de competitividad, elevación de gastos públicos, etc.] sin miramientos respecto a las consecuencias sociales, y aún políticas, que pueden padecer sus ‘socios o aliados’ adoptando las medidas que dicta.

A título de ejemplo, digamos que estudios realizados por organismos financieros, indican que, al dispararse los precios por déficit de energía, la producción de fertilizantes, vidrio, siderurgias y otros, en diferentes países de la Unión se ha ralentizado o detenido. Asimismo, muchos especialistas indican que, si Europa Occidental persiste en no comprar los hidrocarburos rusos, tendrá que enfrentarse a una crisis de 10 años en materia de energía, alimentos, refugiados e inflación, lo cual puede producir una agitación social en sus naciones, y hasta una división en el bloque, ya de por sí resquebrajado, atento que comienzan a discrepar en el seno de algunos países, respecto a las medidas orientadas por Washington o a la intensidad de su aplicación.

CIERRE

Esa no alineación que adoptan algunos países, o alineación menguante, parece ser el rumbo más conveniente, ya que –al contrario de las obediencias ciegas de otros, que como expusimos, trae funestas consecuencias a sus sociedades– va fortaleciendo la creación de un NUEVO ORDEN MUNDIAL DEL TIPO MULTIPOLAR que resulta indudablemente beneficioso para países hoy periféricos.

En ese sentido, ha de decirse que la relación que ha establecido en los últimos 75 años los Estados Unidos con el resto del mundo, aún con sus socios y aliados, es de liderazgo unidireccional, pues carece de productos para ofrecer a los desarrollados, a menos que sean armas. Esa relación de sometimiento estuvo siempre matizada por la sombra de su poderío militar [velada disuasión], y como dijimos antes, por la larga supremacía de su moneda sobre los intercambios mundiales, que le concedió una ventaja estratégica, que supieron manejar. Estas condiciones entraron en pérdida, y, años más, años menos, están destinadas a desaparecer.

La hostilidad no se lleva con la LEGITIMIDAD, esta última, necesaria para mantener la hegemonía y la dominación. No es con amenazas que se ganan nuevos aliados, ni la simpatía de los pueblos. Sin embargo, vemos desde hace décadas a la clase dirigente norteamericana a conducirse por medio de ese estilo soberbio [provocador y amenazante], que produce un creciente rechazo de muchas naciones.

Nuestro país, cuenta con los recursos que el mundo demanda hoy más que nunca. La oportunidad por esta crisis de poderes interpotencias es fabulosa realmente, para lograr el desarrollo definitivo y una justa distribución de la riqueza a la que anhelamos los que nos inscribimos en el campo nacional y popular. 

Pero para ello, las condiciones de aprovechamiento las debe dictar el Estado, bajo un gobierno que defienda los INTERESES GENERALES por sobre los particulares. No podemos desaprovechar el momento persistiendo con un Estado bobo, que permite que la cuantiosa riqueza sea apropiada por solo unos cuantos como hasta el presente. Habrá de legislarse para el futuro inmediato, abrogando normas nefastas que subsisten desde la dictadura o de la no menos dañina época del menemato. ¡VOLUNTAD POLÍTICA es lo que la hora exige! Junio 2022