Los fósiles descubiertos en la provincia del sur el pasado 22 de enero, tiene aproximadamente 98 millones de años de antigüedad.
Días después del descubrimiento, corroboran que los huesos observados de este gigantesco Saurópodo superan en un 10 o 20 por ciento en tamaño a los de Patagotitan Mayorum, el dinosaurio más grande conocido hasta la actualidad. No solo es extraordinario el tamaño de este ejemplar hallado en la región centro de Neuquén, sino que también es sorprendente por lo articulados que se encuentran sus restos fósiles.
Se estima que Patagotitan Mayorum pesaba unas setenta toneladas, medía unos 40 metros de longitud y que podía alcanzar lo que sería en la actualidad la altura del séptimo piso de un edificio con su cuello largo. ¿Será que, quizás, que este nuevo ejemplar neuquino alcanzaría un octavo piso?
El doctor Alejandro Otero, investigador de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata y autor principal de la primera comunicación sobre este ejemplar realizada en la revista científica Cretaceous Research, comentó que “lo que se encontró hasta ahora son las primeras 24 vértebras de la cola, elementos de la cintura pélvica, de la cintura pectoral y los restos continúan bajo la roca, por lo que continuaremos con su rescate en futuras campañas”.
“Respecto del tamaño no se pudieron hacer estimaciones de masa corporal muy certeras, porque no contamos todavía con huesos largos como el húmero o el fémur que son los huesos que se usan tradicionalmente para hacer estas estimaciones”, indicó Otero. Y agregó: “Pero, habiendo hecho algunas comparaciones con Patagotitan Mayorum –el dinosaurio más grande conocido hasta ahora–, por ejemplo con vértebras y otros elementos de las cinturas, nos da que los huesos de este animal son entre un 10 y un 20 por ciento más grandes”.
El doctor Jose Luis Carballido, quien encabezó los estudios sobre Patagotitan y, además, por esas cosas del destino, fue el primero en divisar los restos de este nuevo ejemplar gigantesco durante una campaña en el tramo medio del valle del río Neuquén, relató a la Agencia CTyS-UNLaM: “La verdad que, tal como se puede ver en las fotos, el ejemplar está buenísimo, porque está prácticamente articulado y tenemos más de la mitad de la cola, muchos huesos de la cadera y, evidentemente, el ejemplar sigue para adentro de la roca, así que vamos a tener algunos años más de excavaciones”.
“Lo encontramos en 2012, pero recién en 2015 empezamos con los trabajos de excavación, porque estábamos trabajando también en la extracción de otros materiales en otros yacimientos”, advirtió Carballido, investigador del Museo Egidio Feruglio y del CONICET, quien ya ha dado a conocer varias especies de Saurópodos (característicos animales herbívoros y cuadrúpedos de cuello y cola larga), algunas de ellas gigantescas y, otras, “enanas”.
El geólogo Alberto Garrido, director del Museo de Ciencias Naturales “Prof Dr. Juan Olsacher” de Zapala, dependiente de la dirección de minería de Neuquén, comentó que el hallazgo se produjo en una de las campañas realizadas en forma conjunta con la Universidad de Comahue, la Universidad de Río Negro, el Museo Egidio Feruglio, con la participación de investigadores del Museo de La Plata y de la Universidad de Zaragoza.
“Es un equipo bastante amplio de investigadores y venimos trabajando de forma sistemática en distintos sitios de Neuquén. En una de estas salidas, mientras estábamos extrayendo un dinosaurio, salimos a caminar un poco para distendernos por los alrededores y allí dimos con este dinosaurio gigante”, recordó Garrido. Y añadió: “En ese momento, comenzó la etapa de planificación para la extracción de este gigante que aún continúa. Aún queda mucho trabajo por delante y lo que realizamos ahora es solo una comunicación preliminar”.
Seguramente, este ejemplar permita conocer a una nueva especie, la cual tendrá su propio nombre. El doctor Garrido comentó que prefieren no dar muchas precisiones sobre el lugar del hallazgo por una cuestión de preservar este ejemplar ante la depredación, la cual, según indica, es muy frecuente. “Entonces, simplemente, hacemos mención de que apareció en el tramo medio del valle del río Neuquén, que es la zona amplia en la que estamos trabajando”, manifestó.
El director del Museo de Zapala precisó que este dinosaurio apareció en la formación Candeleros, una unidad rocosa de unos 98 millones de años, en la base del Cretácico superior: “Son depósitos fangosos que están relacionados a una antigua planicie de inundación fluvial. Actualmente, el sitio es muy árido, pero en aquel entonces corrían grandes sistemas fluviales, ríos de gran caudal, en un ambiente de altas temperaturas, templado-cálido, con una marcada estacionalidad”.
“Estos ríos tenían un caudal permanente muy importante y daban un entorno bastante propicio justamente para ser hábitat de estos grandes reptiles”, consideró Garrido. Y contó: “En las excavaciones, también aparecieron escasos dientes de terópodos asociados a dinosaurios carnívoros y restos de coprolitos, que es materia fecal fósil, y pudimos ver que esos coprolitos contienen huesos molidos, lo cual nos da a entender que se trata de material fecal fosilizada de dinosaurios carnívoros, lo cual podría dar a imaginar que estos animales carroñeros comieron parte de este enorme saurópodo que murió a orillas de un antiguo río cretácico”.
En ese momento del Cretácico, en la Formación Candeleros, hace unos 100 millones de años, había tres tipos de saurópodos al menos. El más chico identificado hasta el momento es un rebaquisáurido –de cuello más corto, adaptado a una dieta a muy baja altura– y dos titanosaurios: Andesaurus y el gigante que se da a conocer ahora su existencia. Había, así, entre los tres una partición del nicho ecológico, alimentándose a diferentes alturas de los estratos de las plantas.
El investigador Garrido comentó que “en muchas ocasiones, estos grandes dinosaurios aparecen en forma muy fragmentaria, con algunos huesos aislados, por lo que muchas veces no es fácil compararlos entre sí, porque muchas veces no se cuentan con los mismos huesos entre las distintas especies”. En este sentido, un caso excepcional es del Patagotitan Mayorum, porque de esta especie se encontraron varios ejemplares que, en conjunto, aportan una información bastante amplia como para tener bastantes precisiones de cómo era el animal.
En tanto, el nuevo gigante de Neuquén que podría superar en tamaño a Patagotitan cuenta con un único ejemplar, pero lo sorprendente es que está apareciendo de forma articulada. “Sospechamos que podría estar completo o casi completo. Todo dependerá de cómo continúen las excavaciones. Pero más allá de si es más grande o no, que aparezca un dinosaurio articulado de estas dimensiones es algo muy novedoso”, valoró Garrido.
También participaron de la presentación preliminar de este gigantesco Titanosaurio en la revista científica Cretaceous Research con el título “Report of a giant titanosaur sauropod from the Upper Cretaceous of Neuquén Province”, los investigadores Leonardo Salgado de la Universidad Nacional de Río Negro y José Ignacio Canudo de la Universidad de Zaragoza, quienes realizan trabajos conjuntos en el estudio de los Saurópodos desde hace ya casi 20 años. El financiamiento para las excavaciones contó con el apoyo de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica Argentina, la National Geographic, del ministerio de Energía y Recursos Naturales de la provincia de Neuquén y del grupo Aragosaurus de Zaragoza.
A continuación, una explicación gráfica:
Fuente: Agencia CTyS